fbpx
2024-12-18 17:04:12

¡Adiós a la victimez!

Para todos aquellos que son adictos a hacerse las víctimas, viene Tere Díaz y les va a decir por qué la gente que se victimiza es cero atractiva.

septiembre 10, 2020

Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Su más reciente libro ¿Cómo identificar a un patán?
TW: @tedisen
terediaz.com

Todos, de una u otra forma, sufrimos en esta vida. Quien piensa que la vida es muy fácil, y todo lo merece, y todo se lo darán, arranca con el pie izquierdo.
Sin duda, unos más que otros, hemos sido más o menos afortunados o desafortunados por razones diferentes, pero aún así, todos cargamos dolores, injusticias y ofensas.
La vida no es justa: por temas que van desde el azar hasta francos desequilibrios en privilegios (por temas de clase, de raza, de género, de capacidades y discapacidades, de preferencia sexual, etc. etc. etc.) podemos haber vivido injusticias y ser lastimados.
Si eres víctima de alguna situación de abuso toca denunciar, por un lado, y trabajar los efectos de la situación vivida.
Si tienes una tendencia a las estructuras de “victimez” para llamar la atención, recuerda que lo que generas es aburrimiento y lástima más que atracción. La gente que se victimiza es cero atractiva, al principio genera una cierta compasión, después da flojera y hartazgo.

Rasgos de victimismo
La queja y la lamentación son sus principales estrategias.
Les gusta explicar con “puntos y comas” sus sufrimientos y las acciones de otros que los han lastimado.
Usan su “dolor” para llamar la atención y recibir ayuda de los demás.
Distorsionan la realidad “a favor” de su “ser víctima”; consideran que las expresiones o actitudes de otros tienen intenciones diferentes de las que realmente tienen.
Son expertos en culpar a los otros de sus problemas al transformar la ira en miedo y desconfianza hacia los demás, y en sentimientos de haber sido heridos.
Usan la manipulación emocional para lograr sus fines, es decir, apelan a la emocionalidad ajena para crear culpabilidad.
Eluden la responsabilizad mediante su propia conmiseración por lo que tienen cero agencia sobre su propia vida.
Son incapaces de hacer autocrítica y analizar sus actos y el efecto de ellos en su realidad..
Quizás en un inicio obtienen atención pero tarde o temprano, no solo cansan a quienes los rodean y pierden credibilidad, sino que aumentas su frustración ante la imposibilidad de tener una vida satisfactoria.

En la base de la actitud de víctima
La ira y el enojo: La tristeza, el dolor, el enojo, son experiencias humanas. Pero muchas veces es más fácil esconderte en la “tristeza” pasiva del dolor, que en la fuerza activa de asumir el enojo y actuar en consecuencia. El enojo puede ser con uno mismo por la falta de seguridad y de competencia, o con los demás por algún hecho que nos haya lastimado.
A mayor frustración o mayor desencanto mayor ira. A veces nos victimizamos por temor a nuestra propia ira y que con ella nos lastimemos o lastimemos a alguien más. Hay que hacer consciente esta estrategia inconsciente.
La comodidad en la no acción. El confort adormece la consciencia. Y el temor al cambio pasma y paraliza. Es mejor quejarse que actuar y enfrentar las propios inseguridades
Las personas víctimas tienden a ser pasivo agresivas.

¿Cómo dejar de victimizarse?
Suelta la siguiente creencia: La vida no te debe nada, y aunque te lo debiera, no te lo va a pagar.
Reconoce los sentimientos que experimentas, sobre todo la tristeza y el enojo.
Descubre el significado de lo que estás sintiendo y actúa en consecuencia.
Detecta tus pensamientos autodestrucitos y cuestiona el sistema de creencias que lo sustentan.
OK, mientras no puedas pensar y sentir diferente, al menos, antes de reaccionar, detén la acción. Las acciones diferentes te pueden ayudar a vivirte diferente, y luego a pensar y sentir de manera distinta.
Modifica tu forma de comunicarte. Deja de decir “no es justo”, “tengo derecho a…”, “debería de ser X cosa”. Estas palabras solo justifican la ira y te atan a los sentimientos de frustración como si alguien debiera satisfacer tus necesidades.
Distingue la empatía de la conmiseración.
Sé asertivo. Di lo que sientes, necesitas y valoras.
Aprende a poner límites claros.
Descubre tus gustos, intereses, habilidades y deseos, y encuentra acciones que te permitan respetarlos.
Recupera seguridad personal.
¡Aprende a ser resiliente!

septiembre 10, 2020