Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Su más reciente
libro ¿Cómo identificar a un patán?
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La relación con uno mismo
“De todos los juicios que emitimos en nuestra vida, ninguno es más importante que el que emitimos sobre nosotros mismos”.
La consciencia como plataforma de la autoestima
Los seres humanos somos los únicos animales de la tierra capaces de contemplar la propia vida. En esta competencia radica nuestra grandeza y a la vez nuestra dificultad.
En tanto que podemos hacer cuestionamientos sobre nuestras elecciones, decisiones y acciones, constantemente estamos a prueba con nosotros mismos: nos evaluamos y nos volvemos a cuestionar sobre los resultados de esa valoración.
¿Quién soy?, ¿qué quiero?, ¿hacia dónde voy?, ¿cuáles son mis objetivos?, ¿mis acciones se dirigen hacia ellos?, ¿me enorgullezco o avergüenzo de mis elecciones y acciones?, ¿obtengo los resultados que espero?, ¿estoy contento o descontento de ser quién soy? Inevitablemente, la consciencia que tienes te habilita para autoevaluarte, donde todos tus pensamientos, sentimientos, motivaciones, necesidades o comportamientos se verán afectados por este examen.
El concepto de “sí mismo” o auto concepto
El concepto que tenemos de nosotros mismos está relacionado con el sujeto que consciente o subconscientemente pensamos que somos: rasgos físicos, psicológicos, cualidades, defectos, etcétera. Incluye las creencias sobre nosotros, las cuales se manifiestan en sentimientos y conductas. Esta forma de vernos modela nuestro destino pues influye sobre nuestras elecciones y decisiones en la vida.
El “sí mismo” se relaciona con cuatro dimensiones de nuestra persona: la corporalidad, las actitudes, lo erótico y lo intelectual.
Corporalidad, incluimos la belleza, la fortaleza y la distinción.
Actitudes, nuestra manera de relacionarnos con las personas, sea con ignorancia, con simpatía, con agresividad o con bondad.
Erótico, lo masculino y lo femenino, el atractivo, la sensualidad, nuestro desear y ser deseados, nuestra habilidad para seducir.
Intelectual, es decir nuestra capacidad de juicio y nuestra habilidad verbal, la información que tenemos, lo que la cultura nos da