Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal
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• En general, en la juventud son más las mujeres que desean un matrimonio, quizás porque el reloj biológico las presiona, quizás porque hemos sido más educadas para obtener autoestima en el amor. Pareciera que pasados los años, y alcanzando una autonomía suficiente, las mujeres prefieren vivir “cada quién en su casa, y Dios en la de todos”
• En fin, sea por la razón que sea, tema que da para otra deliberación, se dan momentos en que se nos pide matrimonio y o no estamos listos en ese momento, o simplemente no contemplamos la opción como parte de nuestro proyecto vital. ¿Cómo decir no si sí queremos conservar nuestra relación de pareja y no es nuestra intención lastimar al otro?
• Van algunas ideas. Las primeras preventivas, las segundas resolutivas.
Prevención para no tener que dar el no…
• Hoy, sea o no sea nuestra prioridad la vida matrimonial, es obligado para todos los que queremos tener una vida de pareja reflexionar qué significado damos al matrimonio. Ya sea porque nuestros padres se hayan llevado muy mal (o muy bien), porque tuvimos un matrimonio previo que no funcionó, por lo que vemos a nuestro alrededor entre los casados y los solteros o por cómo la vida y nuestras prioridades han cambiado, reconocer las creencias erróneas sobre la vida de casados pasando por temores adquiridos sobre él a lo largo de la vida, hasta por razones legitimas que nos hacen cuestionar dicha institución, es un requisito tener lo más claro posible nuestros prejuicios, nuestras necesidades, nuestros valores en cuanto a la vida de pareja y en cuanto al amor.
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• Es importante distinguir si no sientes listo para dar ese paso (motivos económicos, compromisos profesionales, duelos inconclusos) o si claramente no ves que tu vida amorosa transcurra dentro del esquema del matrimonio.
• Aclarado este asunto, primero hay que evitar decir que te quieres casar al iniciar una relación si no estás seguro de tener el deseo y la vocación al matrimonio. No engañes o manipules a alguien con esa posibilidad para lograr construir algún tipo de vínculo si tienes claro que casarte está en el “sexto” (o último) lugar de tus prioridades o si simplemente no lo está. Si quieres a esa persona (y si no la quieres más), comienza con el pie derecho siendo honesto sobre si de matrimonio se va a hablar.
• Si sí te quieres casar, ten claro para ti -y después ponlo sobre la mesa con tu pareja – cuándo te gustaría y que es lo que necesitarías lograr para dar ese paso. Antes de decir que no y valora si el matrimonio será una posibilidad de crecimiento y expansión y no una limitante para tu bienestar y realización.
Cuando ya es un no…
• Si sabes que te van a dar anillo o si bien te va a sorprender con la noticia, adelántate a hablar con tu pareja para que no le hagas pasar el mal rato de haberte preparado una sorpresa y sentirse defraudado.
• Anticipa la conversación en un marco de seriedad: “Necesito hablar contigo”. Un “no” NO se dice en una charla de pasillo, o – sin “ton ni son” – después de una noche de pasión.
• Busca un lugar “poco significativo” para ambos, pues ese espacio será siempre un mal recuerdo: decirlo en tu restaurant favorito, en el parque donde se conocieron, o en el depa que van a rentar, es mala idea. Un lugar neutro pero que de seguridad y te permita el silencio suficiente y la tranquilidad necesaria para hablar.
• Ten una frase inicial preparada y da la información sin rodeos. “Quiero decirte algo importante sobre tu propuesta de matrimonio y explicarte mis razones: no estoy lista o no tengo deseo de tener una vida de casad(o)” . El tono a de ser amable, pero firme y claro.
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• Explica por qué con claridad y desde tu experiencia y necesidades. No culpes al otro por no querer casarte, pues las mismas razones para culparlo y no legitimizar tu decisión y asumir responsabilidad sobre la misma, serían razones suficientes para no continuar esa relación. Se honesto, no mientas, ni manipules ni evadas.
• Habla sobre tu interés en seguir con él o ella como pareja, la importancia del vínculo, lo que sí es importante para ti y sobre el futuro que proyectas con él o con ella.
• Pide disculpas si sabes que tenías antes una claridad de no querer casarte y por “temor a lastimarlo” no hablaste previamente con claridad.
• Dale tiempo para acomodar la noticia y recuperarse. Puede enojarse, “bajonearse”, incluso necesitar cierta distancia. No esperes que salte de gusto y empatía ante tu declaración. Mantente en la cercanía que requiera respetando su “duelo” ante la decisión tomada por ti.
• Si visualizar que tu NO hace que tu pareja quiera terminar la relación, ¡no te eches para atrás!. El miedo a perderlo no es suficiente para cambiar una elección de vida que es oportuna y necesaria en este momento.
• Pide terapia si entran en un círculo vicioso de “sí y no” y empiezan por eso a desgastar innecesariamente la relación.
El dinero y el poder en la pareja
Decir lo que uno piensa de manera amorosa y asertiva, no es egoísmo. Tu decisión dolerá a tu pareja, pero no es esa la motivación de tu decisión.