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¿Cómo reconocer a un patán?

Les vamos a decir cómo identificar a este tipo de hombres antes de terminen enredadas con él.

septiembre 17, 2018

Tere Díaz

Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal
TW: @tedisen
terediaz.com
FB: Tere Díaz Psicoterapeuta

¿Qué es un patán?

  • La palabra patán tiene una connotación moralista de maldad, de defecto.
  • Podemos usarla para apuntar hacia el efecto de las acciones de alguien, más que por sus intenciones al actuar (que no es cosa menor en tanto que el propósito de nuestras acciones da cuenta de nuestra integridad y postura ética).
  • Un patán será quien por razones de personalidad, o de uso del poder que tiene (o de ambas), realiza acciones que ponen en riesgo el bienestar, integridad física, social, emocional, económica o sexual, de otra persona.
  • Esta sencilla definición muestra no solo la importancia sino la necesidad de desarrollar una habilidad social que nos permita reconocer a estas personas antes de generar compromisos o vínculos de algún tipo con ellas.
  • La capacidad de reconocer a personas muy conflictivas, abusivas incluso enfermas, te ayudará a evitarlas, y en el caso de haberte comprometido con ellas por diversas razones, ver si hay algo que realmente se pueda hacer para manejarte mejor con su carácter o mejor, y más probablemente, pedir la ayuda necesaria para poder deslindarte y recuperarte de esa relación.
  • Podríamos, entonces, en una clasificación simplificada, distinguir dos tipos de gente “difícil” que con frecuencia despliega conductas patanas:

Personalidades Conflictivas

 

  • Las Personas Abusivas (si juntamos ambas características estamos frente a un infierno)
  • Los Perversos Narcisistas o Sociópatas

LAS PERSONALIDADES MUY CONFLICTIVAS

  • En general se relacionan con algún trastorno de personalidad, es decir, por las razones que sean: genéticas, orgánicas, ambientales, etc., han desarrollado un trastorno que predispone –sino es que casi determina- sus conductas.
  • Todos tenemos algún estilo de carácter, y hasta los más sanos nos ubicamos en rangos de bastante neurosis, aun así, nuestras reacciones se distinguen marcadamente de quienes padecen trastornos de personalidad.

Señales de alerta:

Personalidades rígidas: repiten una y otra vez patrones de conducta –mucho más que la gente promedio- aunque se les dé retroalimentación o se les pida que cambien. Estos patrones de conducta son muy limitados y generalmente no se adaptan a las diversas situaciones que se presentan en la vida.

Son problemáticas. Tienden a ser agresivas y a escalar los conflictos desproporcionadamente.
Culpan a los demás por sus errores sin reflexionar, menos aún asumir, su responsabilidad.
Les cuesta integrar los “grises”, o los matices de las cosas: o es todo o es nada, o alguien es bueno o malo.
Dificultad para manejar sus emociones: ante cualquier suceso les cuesta controlar su reacción emocional, se salen de control, gritan, lloran, critican, reclaman, juzgan, se alteran.
Tienen reacciones que no corresponden a lo que se está presentando, y que el promedio de la gente no haría.
Tienden a criticar a los demás sin fundamentos. Algo los irrita o perturba o amenaza del otro y hacen juicios de valor desde sus malestares y prejuicios.

¿Qué hacer?

  • Ojo, no está de más conocer algunas características que corresponden a desórdenes de la personalidad – trastornos narcisistas, borderline, antisocial, paranoide o histriónico – para entender más estas conductas.
  • Al igual que la personalidad narcisista, las otras personalidades conflictivas muestran patrones repetitivos, incluso, en ocasiones se sobreponen unas a otras lo cual complica el diagnóstico.

LA PERSONALIDAD DEL PERVERSO NARCISISTA O SOCIÓPATA

  • Las personalidades abusivas, si bien pueden sumar algún trastorno de personalidad, generalmente son producto de un contexto social que favorece que abusen del poder que tienen. El poder existe en todas las relaciones pues siempre tenemos más o menos privilegios en los diferentes intercambios y grupos a los que pertenecemos, ya sea por, estatus económico, educación, raza, religión, edad, género, preferencia sexual, discapacidad, entre otras.
  • En los ambientes donde impera la ideología del patriarcado – que son casi todos- , y en el agresivo sistema neoliberal, lo que reina es la competencia y el sometimiento de quien tiene menos poder y privilegios. La sensación de superioridad de las personas abusivas se despliega en el  “derecho” que se dan a sí mismas de  someter, controlar y maltratar a otros, a nivel socioeconómico, verbal, físico, institucional o sexual.

Algunas señales de alerta:

  • Interrumpen.
  • No escuchan.
  • Han de ser protagonistas.
  • Controlan con dinero.
  • Usan la ironía y el sarcasmo.
  • Culpan a los otros de provocar su enojo y sus errores.
  • “Cortan cabezas para ser más altos”.
  • Hacen esperar a la gente y no piden mayores disculpas.
  • Eligen los temas de conversación que quieren e ignoran los que no les interesan.
  • Invalidan las emociones de los demás.
  • Descalifican a los demás cuando no están “a su altura”.
  • Ordenan las cosas de manera déspota y autoritaria.
  • No dan las gracias.
  • Te dirás que estás características se parecen a las de las personas conflictivas, y en cierto sentido sí. La diferencia de estas personas abusivas es que pueden controlar sus conductas con personas que tienen un rango superior a ellos, por cualquier categoría que sea la que le “otorgue” privilegios especiales.
  • Quien discrimina y abusa de otra persona confirma su lugar de privilegio y poder como si fuera “normal” hacerlo, mientras que la persona abusada (¡no vayas a ser tú!), confirma su lugar de “inferior”, de “diferente” o de “anormal”.

¿Qué hacer?

  • Tomar conciencia de la desigualdad de poder que existe para no ponerte en riesgo. Alguien con mayor poder puede desde maltratarte físicamente, hasta correrte de tu trabajo.
  • Apoyarte en los demás. Y debes informarte de las instancias legales o grupos que te brindan apoyo para denunciar y superar el maltrato, abuso u hostigamiento.
  • Hablar y darte tu lugar. Sólo basta con que expreses lo que necesitas. Por ejemplo: “Te pido que no me hables así” o “No me trates de esta manera”.
  • Aléjate. Si acabas de conocer a un “patán” (persona que te trata mal, no respeta tu tiempo y no muestra el mínimo interés en lo que dices), lo mejor es que te retires.

septiembre 17, 2018