¿Dormir en camas separadas es bueno para la relación? Tere Díaz, nos va a explicar qué onda con esta moda que está sonando en las redes sociales.
Cada vez es más común el caso de parejas comprometidas y sólidas, que buscan un nuevo esquema de convivencia que les otorgue más espacio, más tiempo, más silencio, y más individualidad.
Estas parejas, dependiendo de sus necesidades o deseos, acuerdan separarse para respetar los cambios operados en su relación y privilegiar sus anhelos, intereses y hasta manías personales, sin por eso renunciar a su amor.
¿Cuáles son las razones para dormir en camas separadas?
Una primera, y netamente fisiológica, es la necesidad de un un sueño reparador. Ya sea por horarios dispares, por rutinas nocturnas diferentes, por situaciones de salud, por sonidos, olores, sabores y colores diversos (ronquidos, gustos por temperaturas), la solución de no dormir juntos genera noches más apacibles y reparadoras.
La cama, es en primera instancia, ¡para dormir! Los efectos del mal dormir afectan la forma en que se aborda el resto del día: la somnolencia, la fatiga, los cambios en el estado de ánimo, los problemas de memoria y/o concentración, el desgano, la menor productividad y la irritabilidad, son cargas físicas y mentales que afectan a la persona y sin duda también a la relación.
A menor enamoramiento mayor diferenciación. Algo natural de las relaciones amorosas es que, con el paso de los años, la burbuja del enamoramiento se desgasta y el “tú y yo somos uno mismo” se convierte en un “con permisito, necesito más espacio para poder respirar”.
A esto podemos agregar que las personas cambiamos, y los intereses que no teníamos y las aficiones que no desarrollábamos, se presentan como una oportunidad de crecimiento y goce personal. Por tanto, una razón más práctica que respeta la individualidad en la vida de pareja, es optar por habitaciones, espacios de la casa o incluso viviendas separadas.
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El nido vacío puede provocar el dormir separados
El nido vacío o la elección misma de no tener hijos llegan a hacer de la vida juntos pero separados una opción. Parejas que se unieron y convivieron para criar hijos, al no tenerlos en casa, terminan con una tarea compartida y requieren de un espacio individual. Es más, cuando la pareja es una segunda relación con hijos de enlaces anteriores, cada cónyuge requiere espacios que faciliten la convivencia con los hijos propios. Muchas familias reconstituidas encuentran en este acuerdo una buena opción.
El deseo no es exclusivo de la cama ni de la noche, es más, el amor crece en la constancia, pero el deseo en la distancia, por tanto no sobreacostumbrarse al cuerpo del otro, así como excluir todas las funciones orgánicas del mismo que tienen poco de seducción, preserva el deseo por el otro.
Además a mayor descanso, mejor humor y menos irritabilidad, lo cual facilita la sensación de extrañar, y permite que el deseo por el otro aumente. Generar espacios de conversación, lectura, series, sexo, fuera del ámbito doméstico, da cabida a un disfrute compartido que no se mezcla con las rutinas que tienden a desgastar el amor.
No es para siempre dormir en cuartos o camas separadas
Estos disfrutes comunes a veces se logran compartiendo la cama solo algunos días de la semana, del fin de semana, o en viajes compartidos.
Ciertas necesidades emocionales (hay personas que disfrutan y se relajan más si están acompañadas, si entrelazan los pies, si ven en la cama una película) se satisfacen al dormir juntos, y estos encuentros semanales generan un espacio satisfacción con poco riesgo de llevar a la pareja a un desgaste físico y emocional.
La distancia física puede ser de utilidad para sortear algunos defectos de carácter que se hayan agudizado con el tiempo, así como para deslindar rutinas de trabajo dispares, incluso hobbies excéntricos, que no van a cambiar y que pueden generar extrema tensión.
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¿Cómo pedir a la pareja que duerman en camas separadas?
Hay parejas que van tomando la decisión de dormir-vivir separados paulatinamente y sin conversación previa, diríamos que de modo espontáneo y natural.
Existen otras, en que la necesidad de cierta separación no surge en ambos miembros de la pareja, por lo que se aconseja una conversación clara y concreta basada en el respeto, la empatía y el amor. La explicación a la otra persona de la necesidad de esa distancia, y la escucha de su contrapropuesta, es central si lo que se busca es cuidar la relación también.
Esta charla debe ser muy clara respecto al deseo de conservar la pareja pues la separación no es el preámbulo de un rompimiento, sino que es una necesidad personal que busca beneficiar a quien la solicita y con ello a la relación.
La satisfacción de las necesidades personales, físicas, biológicas y sociales, genera una experiencia de plenitud y una mejor disposición hacia la relación.
No sobra aclarar que la vida sexual, si bien cabalga con la vida y se va trasformando, no debería verse afectada y mucho menos anulada, con esta decisión. Una cosa es aplazar y otra es descartar.
Las parejas son dinámicas por lo que se puede ser flexible e ir probando diferentes opciones y renegociar si no funcionan. Si estas propuestas son bien pensadas y estratégicamente planeadas, experimentarlas y deshacerlas si no cumplen su cometido, es también una posibilidad.
Especialista: Tere Díaz. Psicoterapeuta especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Autora de los libros “¿Cómo identificar un patán?”, “¿Por qué nos mentimos si nos amamos?”, “Navegando la incertidumbre amorosa” en coautoría con Mónica León y audiolibro “El que busca encuentra, ¿cómo atraer y enamorar?
IG: @terediazsendra / WEB: www.terediaz.com // Psicoterapia La Montaña con más de 90 especialistas: 55 78 32 87 78 o 55 15 57 01 99 // MAIL: contacto@terediaz.com
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