Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal.
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La vida después de los 50-60 años es, en sí misma, “otro país”.
Gloria Steinem
• El edadismo es una forma de discriminación.
• Un prejuicio cultural hacia las personas mayores por el solo hecho de serlo.
• Incluye conductas, sentimientos y actitudes de rechazo o desagrado hacia quienes no son jóvenes.
• Todas las formas de discriminación –sexismo, racismo, clasismo, edadismo, solterismo– incluyen distinciones, restricciones, exclusiones, por acción u omisión, que obstaculizan, restringen, impiden, menoscaban o anulan el goce o ejercicio de los derechos humanos o libertades individuales.
Debilitan el “yo” y sitúan a los afectados en una posición inferior en las relaciones de poder.
• El edadismo incluye prejuicios acerca de envejecer: todo es pérdida, fealdad, enfermedad y deterioro. El imaginario juvenilista no hace espacio al cuerpo y a la vida de las personas mayores.
• Expresiones del edadismo: “Estás muy bien para tu edad” o “mi madre no es la típica mujer mayor”. Sutil desvalorización porque lo que se espera a esta edad es: ¡que estén hechos un horror!
• Efecto: negación y al rechazo del propio envejecimiento y desprecio de las personas mayores como grupo del que tratamos de distanciarnos.
Diferencias de género
• En la cultura occidental no es lo mismo envejecer siendo hombre que mujer: mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen.
• Las mujeres “alcanzan” la mediana edad y la vejez a una edad cronológica más joven que los hombres, que son quienes “tienen” un margen mayor de “juventud social” (casi veinte años más).
• Para ellos existe toda la indulgencia posible en cuanto a la edad, la belleza, la posibilidad de encontrar una pareja afectiva y sexual, etc.
• Para ellas: menos posibilidades de estar y situarse libremente en el mundo, de ser consideradas atractivas y sexualmente elegibles.
¿Qué hacer?
Vivimos un tercio más que nuestros abuelos. ¿Cómo dar significado a estos años “extra”?.
1. Nombrar y visibilizar el edadismo.
2. Crear nuevos mapas mentales ajustados entre lo que la realidad ofrece y las creencias culturales que atrapan.
3. Crear modelos atractivos. ¡No existen!.
4. Enfrentar la crisis de identidad por tantos cambios (relaciones, finanzas, profesión, cuerpo, roles y deberes). ¿Quiénes somos?, ¿quiénes podemos ser? ¿para qué servimos?. un proyecto de vida con sentido anticipado.
Envejecer bien
• La satisfacción correlaciona con haber logrado ciertos resultados, ganado madurez, experiencia, sentido de competencia, confianza en uno mismo, en sus recursos y posibilidades personales.
¿Qué dice la gente mayor realizada?
• Profundos sentimientos de bienestar y satisfacción.
• Más libres de expresarnos sin buscar ni aceptación ni convencer a nadie.
• No es tiempo de pedir permiso ni de agradar.
• Dominio sobre la propia vida y sensación de competencia.
• Aumento de la confianza personal.
• Se intensifican relaciones de intimidad con otras personas.
• Se llevan a cabo actividades para el desarrollo personal.
• Mejora de imagen corporal y aumento de seguridad.
• Tomarse en serio los intereses privados.
• No estoy “cada vez mejor”, pero tampoco es forzoso que esté “cada vez peor, sino diferente y sintiéndome bien”.
• El envejecimiento es un proceso de “llegar a ser”. Un hacerse no un destruirse.
• Entre la idea de deterioro y la de progreso existe el proceso de asimilar e integrar el cambio.
El cuerpo que se transforma
• El cuerpo es muy importante. Pero hay muchos silencios sobre el cuerpo de la gente mayores. Solo se citan síntomas, patologías, enfermedades, carencias.
• Nuestro cuerpo va a cambiar y hay que aceptarlo. Hemos de hacer una redefinición de la belleza que no tenga los dos requisitos de juventud y delgadez.
• En nuestra cultura para las mujeres se convierte en un elemento clave de identidad y significación social y personal. Por tanto existe un “descontento normativo”: las mujeres se avergüenzan de sus cuerpo por no ajustarse a los ideales culturales de belleza. Pero no podemos vivir contra natura.
• Gusta gustar. En todas las personas permanece el deseo de seducir y conquistar. Pero en la atractividad desempeña un papel central la inteligencia, la simpatía, la positividad, la vitalidad, la emoción, la bondad, el cuidado personal.
• Hay mujeres que se someten a verdaderas torturas porque prefieren ser deseadas a ser valoradas: Pero es que la falta de definición personal produce sentimientos de desvalimiento y convierte al cuerpo es el eje de identidad.
• La verdadera aceptación no es resignación sino una integración de la nueva realidad corporal. Se pueden reducir ciertos disgustos a través de una atención e intervención no agresiva y poniendo en práctica conductas saludables (revisión de vida sedentaria, alimentación hiper calórica y excesiva, ejercicio) que devuelvan un sentimiento de control sobre el propio cuerpos y la propia vidas.