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2024-12-18 18:10:05

Mujeres que se infantilizan

Les vamos a explicar qué onda con las mujeres adultas que se infantilizan (mienten, manipulan, se victimizan, lloran, etc.) en vez de legitimar sus necesidades, intereses, deseos.

marzo 29, 2021

Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal y terapia de pareja
TW: @tedisen
terediaz.com

“Las mujeres bien portadas rara vez hacen historia”
Laurel Ulrich

El mundo ha cambiado dramáticamente y las mujeres podemos, hoy, acceder y aspirar a muchos y diversos espacios tanto en la vida pública como en la vida privada. Si bien seguimos nadando contra corriente, y por eso seguimos trabajando juntas e individual, cada vez se abren, y nos abrimos, más espacios de disfrute, crecimiento y realización.

Aun así ser mujer, en pleno siglo XXi, tiene sus gracias y sus desgracias.
Gracias
Elegir pareja libremente
Posibilidad de estudiar
Opciones de trabajo
Elección o no de maternidad
Posicionamiento público
Opción del divorcio
Independencia económica
Vida sexual libre

b. Desgracias
Pagar en soledad amorosa el éxito social, profesional y económico.
Violencia.
Permisividad masculina.
Diferencias reales en oportunidades (la cancha no es pareja)
Techo cristal interno y externo.
Dobles y triples turnos.
Autoexigencia feroz.
Exigencia de la belleza.
Cuidadoras y satélites de las necesidades de los demás.
Sensación de insuficiencia.

Aun así sufrimos por ser tratadas como NIÑAS.
No se nos escucha.
Tenemos que repetir las cosas ser validadas.
Se ponen en tela de juicio nuestras necesidades.
Se acentúan nuestro funcionamiento químico, orgánico y hormonal para validar nuestra palabra.
Se nos da o no se nos da permiso.
Hemos de justificar, suplicar y comprobar, gastos, necesidades, deseos, valores.
Se nos sobrecarga con el cuidado de casa, de hijos, y la sobrecarga mental.

¿Pero nos comportamos como adultas? Actitudes que nos restan adultez.
Decir verdades a medias para no tener que dar explicaciones.
Minimizar nuestros logros.
Pedir perdón por todo.
Querer cambiar al otro para no cambiar una.
Victimizarnos para ser escuchadas.
Evitamos la confrontación porque tememos al enojo.
Manipulamos para no pedir directamente.
Agredimos y gritamos como protesta sin actuar a favor de los que queremos.
Tememos el fracaso y el riesgo por lo que esperamos demasiado apoyo y aprobación.
Seducir mediocremente para obtener lo que queremos.
Criticamos pero no actuamos.
“Hacemos travesuras en el bosque, ¡solo cuando el lobo no está!”
Al final, depender emocionalmente y económicamente.

Romper nuestro propio TECHO DE CRISTAL. Sorteando creencias sobre:
El amor: como único proyecto de vida, con estigma hacia el divorcio, a la soltería, y al no ser madres, ideas erróneas sobre el amor.
La familia: ser satélites de las necesidades de los demás, primacía de la maternidad, no aceptar nuevos tipos de compromisos amorosos.
Tiranía cosmética: Desprecio al propio cuerpo, no aceptación de la imagen, rechazo a envejecer, someternos a procedimientos y dietas terribles para ser aceptadas.
La sexualidad: temor al deseo, al placer. Y posicionarnos como objeto sexual.
Trabajo: La idea de trabajar para “entretenerse” o “mientras me caso” Y ya tendiendo trabajo: No mostrar los propios logros. Sobrevaluar el expertise. Atraparse en el perfeccionismo. Desaprovechar relaciones. Esclavizarse para agradar. Rumiar acontecimientos y perder el radar. Infantilizarse. Temer ambicionar. Negarse a negociar. Miedo al fracaso y al ridículo.
Dinero: Pensar que el dinero es cosa de hombres. Depender económicamente.

Yoga Emocional
Para eso se necesitan 4 herramientas:
Aprender a calmarte.
Asertividad.
Poner límites.
Construir un proyecto de vida personal con base en tus necesidades, valore, intereses, competencias y valores.

marzo 29, 2021