Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal y terapia de pareja.
Su más reciente libro ¿Cómo identificar a un patán?
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La relación se acabó y yo no puedo acabarla en mi interior. Ya sea que yo lo terminé o que él me haya terminado – distintas situaciones ambas – pero el sufrimiento sigue por el simple hecho de que NO LO PUEDO OLVIDAR.
No sobra decir, antes de entrar en mayores profundizaciones, que ser “´victima” o “villano” en una separación implica tareas emocionales diferentes que conllevan sus propios retos, que de no ser atravesados estancan el proceso de superación del quiebre.
Las personas a las que las “cortaron” (y si es de manera abrupta e inesperada ocurre con mayor vehemencia), no solo tienen un efecto de shock que toma un tiempo ser superado, sino que lidian con dos particulares fenómenos afectivos: el primero es de humillación y el segundo de resentimiento.
La persona que “corta” (sobre todo cuando lo hace de manera consciente), tras haber “ido y venido” para tomar la decisión, no solo ha de cargar con la imagen de ser “la mala del cuento”, sino que también ha de ladear internamente con el sentimiento de culpa..
Quizá no quieres volver, o sabes que no te conviene volver, pero hay una “aferre” al ex que te sigue produciendo sufrimiento, robando energía emocional y haciéndote perder tiempo real. ¿Crees que “necesitas” la relación? ¿Piensas que como fue un verdadero amor no puede acabar?
Te comparto varios puntos de reflexión que te pueden tener atorado en el proceso de soltar:
Tu ego ha sido herido. Como ego me refiero a esa experiencia de ti mismo con la que muestras al mundo tu “mejor cara” y ahora queda lastimado por la terminación. A nadie nos gusta perder ni fracasar. Mientras más grande un “ego mal domado” es más fuerte la experiencia de haber sido maltratado.
Se pierde la sensación de posesión y pertenencia. Los humanos nos construimos en la infancia identificando y nombrando nuestros vínculos: “mi madre”, “mi amigo”, “mi hermana”. Cuando “mi novio”, ha dejado de ser “mío”, viene un quiebre que cambia la idea de quién soy y de lo que me pertenece. ¿Quién soy hoy sin él o sin ella? Esta pregunta requiere un replanteamiento de la propia identidad. ¿Ya no es mío? Hemos de reconocer que nadie nos pertenece.
Miedo a estar solo. Sin banalizar los vínculos erótico-amorosos he de señalar que el éxito en lograr buenas relaciones de pareja correlaciona con tolerar el malestar (e incluso en descubrir la riqueza) de la soledad. La dependencia económica o emocional impiden hacer de la soledad una experiencia de enriquecimiento y crecimiento, por no decir de disfrute también.
Creencias erróneas sobre el amor. Un rompimiento amoroso puede cuestionar tu concepto del amor. Cuestionar premisas como “el amor es eterno”, “el amor es incondicional”, “el amor todo lo puede”. Estas creencias románticas impiden soltar a los ex con la bandera de “recuperar el amor”.
Exposición constante a redes sociales. Ya dice el dicho “ojos que no ven, corazón que no siente”. Se requiere de decisión y voluntad para no exponerte a la información que circula en las redes sociales que activan tu necesidad de saber de tu ex.
Presión familiar o social por vivir acompañado. La sociedad privilegia la vida de pareja sobre la soltería y muchas veces al aferrarte a un ex buscas sentir que embonas mejor el contexto, que no vas a defraudar a tu gente cercana o evitar sentir el rechazo de grupos que se sienten “amenazados” por la gente soltera.
Tareas pendientes respecto a tu ex. Tras un rompimiento puedes haberte quedado con la necesidad de pedir perdón y reparar algún daño cometido o bien de recibir la reparación de un ex que te trató sin cuidado y consideración. Si bien esto puede o no llegar a ocurrir es importante cuestionar la necesidad de perdonarte a ti mismo por lo que pasó y a reconciliarte contigo mismo por lo que es. Quedarte pendiendo de una acción que no siempre se va a dar te mantiene ligado a un ex.
Reconocer un apego ansioso o inseguro. Los vínculos con nuestros primeros cuidadores, generalmente nuestros padres, dejan una impronta en la forma de crear vínculos. Si nuestro apego infantil fue seguro, ansioso, o evitativo se verá reflejado en nuestras futuras relaciones. En el primer caso, se está bien en la presencia y también en la ausencia del ser amado, y al momento de terminar, se facilita soltar, aún con dolor, pues está la confianza personal de encontrar buenos vínculos en el futuro. que podremos encontrar a alguien en el futuro, en e de manera similar con los adultos.
Consejos para olvidar a tu ex
Empeñarse en sacar de la conciencia a alguien que fue importante en la vida genera mucho derroche de energía física y psíquica y puede incluso convertirse en una obsesión. Cambiemos el objetivo, en vez de olvidar, trata de redirigir el recuerdo para reacomodarlo en tu vida. Para esto sirve darnos el permiso de pensar en él o en ella algunos minutos al día, dejar que su recuerdo, cuando aparezca, entre y salga sin resistirlo; escribirle algo que hubiéramos querido decirle y no pudimos; despedirnos una vez más cada vez que cruce por nuestra cabeza.
Rodéate de gente querida. Si bien los vínculos erótico-amorosos pueden acompañar de manera especial en la vida, toda relación íntima puede ser un apoyo emocional y un espacio de acompañamiento. Haz planes con ellos, llámales, involúcrate más en sus vidas.
Crea nuevos hábitos. Terminada tu vida de pareja cambian tus rutinas y quedan momentos de vacío y descontrol. Integra nuevos hábitos para llenar esos pequeños huecos de tiempo –
Actualiza tu proyección de vida. Una terminación amorosa te cuestiona quién eres, qué quieres y hacia dónde vas. Integrar a tu vida nuevas actividades te permite replantear tu mundo-
Distráete de manera constructiva. Existen muchas actividades artísticas, culturales, deportivas que enriquecen tu vida y te sacan de pensar en tu ex sin ton ni son. Cine, museos, competencias, lecturas, bailes y veladas musicales, pueden ser “distracciones” que alimenten tu ser y te permitan transitar.
Conoce gente nueva. Con todo y lo que duele perder a tu pareja, sobre todo si la relación fue buena y se sostuvo en el tiempo, la soltería siempre abre la oportunidad de conocer gente nueva, entender que pasa “allá afuera” y expandir tu visión del mundo, del amor, y de ti mismo, expandiendo tu círculo social.
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Y sin duda, el amor –más allá de lo que opina la gente- sí tiene cura, y de pasadita, con el dolor vivido, también quien lo sufrió, madura…