Tere Díaz
Psicoterapeuta, especialista en desarrollo personal.
TW: @tedisen
terediaz.com
Una investigación realizada en el libro ‘El proyecto esposa’ fue aplicada a 2 mil voluntarios del Reino Unido y revela el número promedio de personas con las que estarás antes de encontrar al amor de tu vida.
En el caso de las mujeres, se calcula que en promedio besarán a 15 hombres, tendrán dos noviazgos largos, le romperán el corazón dos veces, soportarán cuatro citas desastrosas, sufrirán cinco decepciones fuertes, las dejarán plantadas al menos una vez, aceptarán dos citas a ciegas y tendrán cuatro aventuras de una noche antes de encontrar al amor de su vida.
Por su parte, los hombres tendrán en promedio seis amores de una noche, besarán 16 mujeres, experimentarán dos citas con personas que conocieron por internet, se enamorarán dos veces, los dejarán plantados mínimo dos veces y tendrán una relación a larga distancia antes de toparse con su chica ideal.
Antes de empezar, pregúntate:
¿Qué piensas de tu ex?
¿Qué sientes cuándo recuerdas la relación con él?
¿Se lo presentarías a alguien que aprecias?
¿Agradeces algo en particular?
¿La relación con esa persona te permitió conquistar algo concreto? (material, emocional, social)
Todo amor, todo buen amor, otorga tres cosas:
Alas para volar. Conocer nuevos mundos, expandir los propios límites y acceder a conquistas que nosotros solos no hubiéramos vislumbrado.
Momentos de placer. Disfrute de todos tipos –sexual, intelectual, emocional, social- y experiencia de paz y satisfacción.
La posibilidad de aprender. Y de esta hablaremos aquí.
No hay duda que toda terminación de pareja requiere un tiempo de caos y un duelo amoroso. En este periodo será normal sentirnos enojados, descolocados, y desolados, quizás incluso, deprimidos. Pero pasado el tiempo, de nosotros dependerá capitalizar esa experiencia y sacar lecciones de vida que serán la plataforma de despegue para la vida que nos sigue.
Fuera de la violencia y el abuso, que no ha de permitirse en ningún caso, todo amor genera:
Autoconocimiento.
Fortalecimiento de carácter.
Entendimiento de la vida (del mundo, de las relaciones, de las personas).
Mejores posibilidades de elecciones futuras (no solo en el territorio del amor).
¿Qué aprendemos después de terminar con un ex? Si algún no lo has pensado o no lo encuentras, te comparto unos tips para inciar la indagación:
Conocimiento de aquello con lo que sí puedes lidiar y con lo que no puedes lidiar en una relación.
Creencias erróneas sobre el amor y la vida de pareja. Que el amor lo puede todo, que amar es no tener que pedir nada a cambio, que el amor implica compartir gustos, amistades, tiempos, y hasta trabajos…
Descubrimiento de tus temores, traumas y carencias ancestrales que aparecen como fantasmas en la relación. ¿Celos? ¿temor al abandono? ¿necesidad de control? ¿miedo a la intimidad?
Evolución y acomodo con el propio cuerpo y la vida sexual. Una de los intercambios más potentes para trabajar con y desde el cuerpo y la aceptación del placer es la relación de pareja.
Conquista de algún reto en particular en compañía de ese ex. ¿Abrir un negocio? ¿tener y criar hijos? ¿terminar una maestría? ¿liberarte de unos padres tóxicos? ¿mudarte de país?
Reconocimiento de nuevos mundos familiares y sociales. Las parejas aumentan nuestros intercambios sociales y nos permiten romper con patrones únicos de relación social y familiar. Incluirnos en nuevos contextos sociales y familiares amplia nuestra visión de las relaciones humanas dentro y fuera de la vida de nuestra familia de origen y de nuestros contextos de vida tempranos.
Aprender a pedir perdón, por lo errores cometidos, y a no pedir permiso, para vivir los valores descuidados.
Adquirir seguridad. Transitar una ruptura que planeamos o que no esperábamos dará cuenta nuestra capacidad para salir airosos de situaciones de dolor. Esto aporta una de las mayores conquistas que es el fortalecimiento de carácter a partir del despliegue de capacidades concretas de resiliencia: crear vínculos sociales fuertes, ejercitar la flexibilidad, aprender a ver lo bueno de lo malo, usar el optimismo, reconocer nuestros límites, poner límites a nosotros y a los demás, proyectar a futuro.
DE ALGUNAS RELACIONES TERMINADAS:
Aprendimos a la buena. Ejemplos:
Terminamos una maestría juntos. Consolidamos un negocio.
Echamos a andar una familia.
Aprendimos a disfrutar nuestros cuerpos.
*Con las habilidades, competencias y conquistas que estas faenan conllevan
Aprendimos a la mala. Ejemplos:
A darnos cuenta que no sirve ceder en todo porque el resentimiento se apodera de ti.
A no confiar cuando alguien promete cosas que no cumple aunque diga que te ama. A descubrir que la violencia son más que los golpes.
A trabajar porque nos mantenían y nos dejaron en la calle.
No aprendimos nada. ¿Por?
Nos importa más justificar nuestro fracaso que asimilar y crecer de lo vivido.
Queremos difamar al quien nos lastimó.
Tememos que nos juzguen.
No tenemos capacidad de autocrítica ni responsabilidad de la propia vida.
Regresamos a la protección materna, paterna o de los hijos, y en vez de crecer nos infantilizamos.
No aceptamos que esa relación ya terminó.
Replantear nuestra ruta. Un quiebre amoroso al final deja necesariamente espacios vacíos que se han de “redecorar” con nuevo mobiliario. Esto implica una repoyección y actualización de quiénes somos y a dónde vamos. Generalmente este replanteamiento nos obliga a repensar nuestros valores, nuestros objetivos y la brújula que, hoy, orientará nuestra vida