Vidal Schmill
Pedagogo, especialista en Desarrollo Humano. Autor del libro “Disciplina Inteligente”, best-seller con más de 500,000 ejemplares vendidos y “Berrinches, su manejo eficaz”.
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Somos seres sociales, es decir necesitamos conexión y vínculos para tener bienestar.
La familia es el primer entorno donde la conexión y el vínculo afectivo se crea.
“¿Qué puedes hacer para promover la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia”
Madre Teresa de Calcuta
Aprovechemos el “pretexto” de las fiestas de fin de año para crear conexión, unión y fortalecer el sentido de pertenencia. Bajémonos de la “rueda del hámster” de ir con prisa a ningún sitio.
Ejercicio:
Pausa y lentitud consciente. Haz la prueba. No prisas, no agenda, no reloj, descansa de tu celular y de subir imágenes a tus redes. Solamente intenta estar en compañía. Platicar, caminar, hacer sobremesa, juegos de mesa, juegos físicos, algo que normalmente no hagas con la familia.
Cuando planifiques y realices actividades, involucra a todos.
Equilibra tiempos de convivencia con tiempos para actividades en espacios propios.
Haz un ritual de comunicación donde se puedan compartir experiencias, anécdotas de cada uno, sin juzgarse entre sí. Que todos se sientan en libertad de expresarse y más cerca uno del otro.
Haz ritual con juego de intercambio de regalos independiente de Santa Claus, Niño Dios o quien atienda a tu familia.
Inventa un ritual de cierre de ciclos (suelta – asume la responsabilidad que te corresponde – acepta – aprende – emprende nuevos ciclos) Haz una acción que simbolice el cierre de forma palpable u observable, por ejemplo, escribirlos y quemarlos, o agradecer y escribir lo que aprendiste por la experiencia. A veces significa algo equivalente a: “Gracias, pero no juego más”
Buen trato, cuando corrijas algún comportamiento inaceptable, no ataques a la persona, corrige la conducta sin lastimar la dignidad personal. No pleitos. Rompe rutina de pleitos y gritos.
Abre tu casa a los invitados de tus hijos. Conócelos teniéndolos cerca. “Adopta” a las amistades de tus hijos y trátalos bien.
Negocia con tu pareja un equilibrio para convivir con ambas familias. Desde un año para cada una a reuniones en fechas diferentes para cubrir la atención a todas las familias.
Hagan rituales propios [despertarlos cantando en cumpleaños, ritual de fin de año, un viaje juntos al año, platicar un rato antes de dormir, parrillada familiar] .
No cargues con toda la organización y realización de las festividades, comparte responsabilidades y asigna papeles y funciones a todos y cada uno de los integrantes de la familia para que sea “nuestra fiesta”.
Si tienes hijos pequeños, lectura de cuento nocturno. No te lo pierdas.
Intenta equilibrar el sentido de pertenencia con el sentido de individualidad. “Eres parte y te apoyamos, pero a ti te toca hacer lo tuyo”.
No des nada por hecho, ni para siempre. Valora tu vida y lo que tienes hoy. Sólo por hoy.