¿El amor vuelve ingratos a los hijos? Hoy viene Julia Borbolla para platicarnos qué hacer si estamos dando de más a nuestros críos.
Estamos educados a que el amor de las mamás debe ser incondicional, contra viento y marea y sin nada a cambio, pero hoy Julia Borbolla nos cuenta cómo es que el amor “descontrolado”, puede volver ingratos a nuestros críos.
Un estudio en Reino Unido demostró que hasta el 74% de las madres y el 70% de los padres muestran un trato demasiado preferencial hacia sus hijos.
Una investigación publicada en la revista Developmental Psychology, dice que demasiado amor a los hijos puede fácilmente convertirse en sobreprotección y en consecuencia los niños desarrollan menos probabilidades de controlar bien sus emociones e impulsos.
¿CÓMO NOS HAN INCULCADO QUE DEBE SER EL AMOR DE UNA MADRE?
Desde niñas nos programaban para ser madres, nos compraban muñecas y nos hablaban del “sublime” papel de una madre. Oficialmente las madres “debemos” ser amorosas, siempre estar con sus hijos y sacrificarnos por ellos.
Esta consigna ancestral la traemos tatuada en el cerebro y es por eso que pensamos que ser madre es equivalente a ser casi “esclava” de los caprichos, consoladora de berrinches y procuradora de mimos y bienes para los hijos.
El problema es que nunca nos dijeron la medida adecuada de amor para darles a los hijos y cuando les negamos las cosas o simplemente no queremos apapacharlos, nos sentimos malas y la culpa entra de lleno para hacernos sentir que fallamos en el “encargo”.
¿EL AMOR VUELVE INGRATOS A LOS HIJOS?
Los hijos e hijas llegan al mundo sin saber todo esto, pero pronto se dan cuenta de que ellos son los reyes de la casa y que un solo llanto o una carita de tristeza tienen un poder maravilloso para lograr lo que desean. Así se van formando estos hijos tiranos y dictadores que toman el poder de nuestra voluntad.
¿QUÉ PASA CON UNA MADRE ABNEGADA?
La madre abnegada se vuelve invisible para sus hijos y revive al morir, es decir, aquella mujer que dejó los pulmones para sacar adelante a sus hijos, que les dio todo y que se puso siempre en segundo plano no recibe reconocimiento, ni regalos, ni siquiera visitas de sus hijos adultos.
Por ejemplo, cuando llegan en navidad es para seguir recibiendo de esa madre sus platillos y para ver a sus hermanos. Nuevamente esta mamá prepara el gran banquete para recibirlos y refuerza el mensaje de que ellos, sus hijos, son los reyes de la casa. Cuando esta mujer muere, la vuelven santa, hablan de ella y de la gran admiración que le tienen, pero ella ya nunca lo escucho.
EL CONTRASTE: UNA MADRE DESAPEGADA
Por el contrario, la madre fría, alejada, que tal vez delegó sus funciones a la nana o a la abuela, es tratada por sus hijos con atenciones y mimos. La cuidan, la respetan e inclusive temen disgustarla. Cuando esta madre tiene algún detalle de cariño hacia sus hijos, ellos lo magnifican y lo aprecian como si fuera la gran cosa.
TE TRATAN COMO TE VENDES
Muchas mujeres se convierten en madres sin conocer este fenómeno, pero lo descubren tarde y se preguntan el porqué. La respuesta es sencilla: Tus hijos te ven como te vendes.
Si te vendes como su incondicional, ellos asumirán que así eres y no sentirán que deben retribuirtepor algo que es tu “obligación”. Si no les pides nada a cambio de lo que les das, no aprenderán que deben agradecerlo o “pagarlo”.
Si les das todo a tus hijos porque tu necesitas sentirte “buena madre”, es fácil que te olvides de hacer “buenos hijos”. Si no puedes, por ningún motivo verlos sufrir, aunque sea un poquito, ellos entenderán que su felicidad está depositada en tus acciones y no en las suyas.
Ser salvadora no convierte a los hijos en hombre fuertes y valientes, tu entrega les asegura tu amor y no sienten necesidad de ganarlo. La madre fría o alejada hace que sus hijos busquen constantemente su cariño y aprobación, pero eso no es mérito de la madre sino carencia de los hijos.
¿CUÁL SERÍA ENTONCES LA JUSTA MEDIDA DE AMOR DE UNA MAMÁ?
Da amor maduro, que busque tu satisfacción de besar y abrazar a tus hijos sin olvidar que también necesitan límites, y un desapego paulatino para ser hombres y mujeres independientes al final de tu labor. Haz que tus hijos luchen un poco por lo que desean, porque cuando lo logran, el triunfo será de ellos y no tuyo.
La adversidad en justa medida es una gran maestra para la vida porque te obliga a actuar. No les evites dolores o tropiezos a tus hijos que ellos mismos sean capaces de superar porque los inhabilitas. Celebra tu cumpleaños, pide tu espacio, cuida de tu persona y tus necesidades.
Los hijos nos quieren menos de lo que nosotros los queremos a ellos y es por eso que hay que enseñarles cómo demostrarnos cariño y gratitud. No les cobres factura a tus hijos de lo que haces por ellos porque no te lo han pedido. Tu homenaje verdadero es que ellos ya no te necesiten para sobrevivir.
Fuente: Julia Borbolla, Psicóloga con 40 años de experiencia, imparte talleres para padres de familia y corporativos, Autora de “Sin dañar a terceros: El niño ante los conflictos de Papá y Mamá”, “Profesión Mamá: Adolescencia, la maestría”, Fundadora de la Clínica Grupo Julia Borbolla Psicología Integral, especializada en niños, niñas y adolescentes
T: 5556516988 y 5580152021 // Web: juliaborbolla.com // TW: @GpJuliaBorbolla // FB: Grupo Julia Borbolla // IG: @grupojuliaborbolla.
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