Pues bien, el 2014 llegó y muchos estamos todavía en la cruda emocional de empezar un año más; otros se sienten llenos de energía y proyectos por empezar o concretar, ¡los odio, eh! Pero el punto no es ese, sino compartirles cómo vamos acumulando a lo largo de la vida situaciones que nos hacen pesado el camino sin hablar de lo material: sientan sus miedos, rencores, prejuicios y etcéteras. ¿Cansan, verdad?
Ya en otros meses les he platicado que nos vamos llenando de actitudes y reacciones que en su momento nos resultaron útiles pero que con el paso del tiempo se vuelven elementos que nos condicionan de manera negativa.
Imaginen a un niño que sufre bullying y para sobrevivirlo se convierte en una persona introvertida que no se muestra a los demás, no socializa y se reserva todo, y cuando es un adulto sufre porque no encuentra amigos o pareja. ¿Cuál creen que va a ser el problema? Justo su falta de experiencia para compartir la vida con los demás. Es decir, una herramienta que de pequeño le sirvió para adaptarse y seguir adelante en la vida adulta es un freno para construir o alcanzar los sueños más adelante. Parece básico pero de la misma manera acumulamos vicios físicos o emocionales que nos coartan y hacen sentir miserables.
Como responsables de nuestras vidas y de elegir los recursos con los que enfrentamos las cosas —las buenas y las malas, las complicadas y las divertidas—, tenemos el enorme poder de sacar aquello en lo que ya no cabemos ni nos queremos ver.
“El verdadero perdón es cuando entiendo que no tengo nada que perdonar”. Esa frase la dijo Ariel Grunwald, nuestro maestro de Kabbalah en el programa de radio, y me parece perfecta para cerrar este tema. Perdonar y aligerar para andar este 2014 de forma más sencilla. ¡Sí nos lo merecemos!
Los 3 elementos que voy a sacar de mi maleta personal son:
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