Alicia Bruckman
Certificada como coach por la Academia Interamericana de Coaching. Tiene un diplomado en liderazgo por la University for peace de las Naciones Unidas y certificada por iinvestorhouse México como inversionista independiente. Está clasificada como una de las mejores asesoras patrimoniales a nivel nacional. Fundadora de UNOaUNO, que busca empoderar a hombres y mujeres a través de herramientas prácticas para tener un mejor manejo del dinero.
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En los últimos 40 años, la estructura demográfica ha cambiado y las costumbres han redefinido el concepto de “familia”.
Por ende, éste cambio en “las familias” modificó la relación con el dinero y la planeación financiera; las necesidades emocionales y las realidades financieras son un nuevo reto.
La familia tradicional es papá, mamá e hijos. Hoy en día existen familias “modernas” que vienen en diferentes formas y tamaños:
Familia multi-generación – Tres o más generaciones viviendo bajo el mismo techo.
Familia monoparental – Adulto divorciado o no casado con al menos un hijo menor de 18 años.
Familias de parejas del mismo sexo – Casadas o no, parejas viviendo juntas con una pareja del mismo sexo.
Multifamilia – Casados o viviendo juntos con hijos propios y/o hijos de la pareja.
Padres mayores con hijos chicos – Padres mayores de 35 años con al menos un hijo menor de 5 años.
Familia Bumerang – Padres mayores de 45 años con al menos un hijo que salió de casa y regresó.
Familia Tradicional
Adultos en edades entre los 30 y los 65 años, casados con el sexo opuesto, con al menos un hijo menor de 25 años viviendo con ellos.
El 80% de éste tipo de familias combinan sus ingresos.
Existe más tabú y menos comunicación por parte de los hombres con respecto al dinero, las mujeres que no trabajan tiene menos voz y voto en las decisiones financieras.
Los hijos son la principal prioridad en todos los ámbitos, dejando a un lado las necesidades personales.
Las mujeres (que no trabajan) son las más vulnerables.
Familia multi-generación
Tres o más generaciones viviendo bajo el mismo techo.
Este tipo de familias presentan más estrés con respecto a sus gastos familiares, salir de deudas y cuidar a nivel físico y financiero a algún miembro de la familia. Muchos viven quincena a quincena, a comparación de otras familias modernas.
Siempre hay un dependiente económico (hacia arriba: abuelos, bisabuelos; hacia abajo: nietos, bisnietos) que no estuvo planeado de tener que proveer las necesidades financieras, esto representa más gasto presente que limita poder ahorrar para el futuro.
Alta preocupación que el dinero en la etapa del retiro y vejez no sea suficiente.
Familia monoparental
Adulto divorciado, viudos o solteros con al menos un hijo menor de 18 años.
La prioridad económica y motivación son la educación del o los hijos en la etapa actual y acumular para pagar la carrera universitaria.
Se consideran más ahorradores que gastadores por la situación en la que viven.
Enfrentan estrés de no tener apoyo para el cuidado de sus hijos en todas las áreas.
Aunque tienen temor del futuro, el dinero comúnmente no alcanza para planear el retiro y la vejez.
Carecen de la flexibilidad para poder tener metas económicas y los obliga a cerrar el embudo de prioridades en el ahorro.
Familias de parejas del mismo sexo
Casadas o no, personas viviendo juntas con una pareja del mismo sexo (Con o sin hijos/ Mascotas)
Tienen más conciencia de la importancia de crear patrimonio para el retiro y la vejez.
Menos o no deudas.
El 60% combinan sus ingresos.
Tienen más honestidad y comunicación en relación a temas de dinero.
Las parejas con hijos tienen más planeación, aunque también presentan muchos más gastos que éste tipo de parejas sin hijos.
Familia Multi-Generacional
Casados o viviendo juntos con hijos propios y/o hijos de la pareja.
El 55% viven de quincena en quincena, con nula o casi nula capacidad de ahorro.
Reportan no estar ahorrando para su futuro o ahorran una cantidad muy limitada.
Se crean nuevos lazos afectivos con los nuevos miembros de la familia.
Recomendaciones: Desarrollar estrategias de ahorro y gasto, determinar roles y responsabilidades (quién paga qué, cuánto se ahorra y para qué). Y, establecer metas económicas conjuntas (hacer testamentos claros, seguros de vida, planes de ahorro para el retiro y vejez).
¿Qué hacemos?
Abrir el diálogo: Incluir a toda la familia en las pláticas de dinero. Crear un presupuesto, un plan de gastos familiar enfocándose en qué es lo mas importante y qué es lo menos y recortar gastos innecesarios.
Poner metas visibles para que todos se involucren. Ejemplo: vacación tal fecha.
Seleccionar las palabras apropiadas: Evitar mensajes confusos o que creen una relación negativa con el dinero (no nos alcanza para eso-No es una prioridad en este momento).
Crear un fondo con secciones (para los niños y adultos):
Gasto: esto es lo que podemos libremente gastar y cuando se acabó, se acabó.
Ahorro: Metas para compras más grandes.
Donación: así los niños aprenden el valor de ayudar.
Inversión: Ahorrar para el futuro, cuando haya lo suficiente empezar una inversión para ellos.
Hombres y mujeres involucrarse en las decisiones financieras.
Disfrutar el presente y crear el patrimonio del futuro.