Cada que se acercan cambios de año es inevitable pensar en propósitos. Seguramente muchos de ustedes ya empezaron con su lista de 2014; a otros como a mí nos llegan las 12 campanadas y no hubo manera de escribirlos.
Cualquiera que sea su caso, es normal –y sumamente útil– imaginar que tenemos esa relación, trabajo, casa o coche soñados, pues nos motiva y empodera. Hasta ahí todo va bien.
Pero ¿qué pasa cuando revisamos nuestro esquema y no alcanzamos nada de lo que nos propusimos? Casi siempre se presentan dos escenarios: el primero en el que nos sentimos muy mal, devaluados y hasta enojados por nuestra falta de voluntad.
El otro es en el que nos metemos en una falsa ilusión de que estos 12 meses ahora sí van a ser los buenos. En ambos dejamos de ver el presente por perseguir expectativas que nunca cubrimos y se vuelve un círculo vicioso: nos proponemos mucho, logramos poco y nos desanimamos más.
Por eso antes de entrar en la locura, bien vale la pena detenernos a pensar en todo lo que sí logramos. Les explico: la vida está llena de pequeños detalles y momentos que por ser tan cotidianos pasan desapercibidos. Sí, sí, centramos nuestra atención en lo que no tenemos y de ahí vienen muchas de las complicaciones.
Les propongo hacer un ejercicio: saquen papel y lápiz, y escriban cinco o 10 cosas que sí conquistaron durante 2013. No importa que no hayan estado en su lista original, por ejemplo: ¿Llegan sanos a este diciembre? ¿Están respetando a su familia, pareja, hijos o amigos? ¿Tienen trabajo? ¿Pudieron ver a gente que quieren y con quien hace mucho no se encontraban? ¿Ayudaron a alguien? De entrada puedo asegurar que si están leyendo esta columna es porque son personas que buscan información y recursos para construir una mejor versión de ustedes mismos, ¡eso es un enorme logro!
La tarea es enfocarnos en lo que sí ganamos, poseemos y construimos en este ciclo que termina. ¿Para qué? Para identificar los elementos comunes en ellos, descubrirnos nuevos atributos y permitir que nos caiga el veinte de que si dejamos de presionarnos u obsesionarnos con algo, fluiremos como se debe. ¡No se regateen ningún triunfo!
Ver en lo que sí triunfamos es una enorme herramienta que nos da seguridad, nos permite recobrar la confianza y se convierte en el primer paso a las realidades más grandes que queremos alcanzar.
¡Disfruten esta época y Merry Christmas!