Tere Díaz
Psicoterapeuta
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• Pareciera que uno de los papeles más exaltados, endiosados, y mitificados es el de la Buena Madre. Pero ¿Hemos nacido las mujeres para ser madres? ¿Es cierto que la maternidad nos “completa” y da sentido a nuestra existencia?
• El tema del “natural” amor materno, se ve reforzado también por los discursos religiosos, culturales e institucionales, que juzgan a las madres que no se apegan a esta “norma” como casos extraños: enfermas mentales, egoístas, “desnaturalizadas”.
• El valor dado a la mujer por su capacidad reproductiva, hace que se arraigue la idea de que la maternidad es un destino, y que implica en sí misma el mayor premio y la más alta satisfacción de una mujer.
• Así, muchas mujeres nos vivimos atrapadas entre ser una madre perfecta y ser una mujer normal. ¿Qué podríamos considerar para desmitificar el papel de la buena madre? ¿Existen algunas premisas que nos ayuden a poner la maternidad en el plano de lo real y no de lo celestial?
Van algunas ideas….
Pregúntate qué es para ti ser una madre perfecta. ¡Para no serlo!
• Tenemos preconcepciones idealizadas sobre el amor materno. ¿Cuáles son?: las mamás disfrutan a sus hijos, lo más importante para ellas en la vida es ser madre.
• Seguro lo que te dices sobre ser una madre ejemplar es más un mito que una realidad.
• Se sabe que la exaltación del rol de madre – históricamente hablando – es bastante reciente.
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Deja de buscar (y rebuscar) tu instinto materno
• La maternidad es una vocación no un llamado de la naturaleza.
• Si ya los tienes y resulta que “no se te da”, hay mucho que hacer para ser una madre suficientemente buena.
• Pero la maternidad es más una elección que una llamada de la naturaleza, así que no tienes que torturarte por no experimentar esa sensación.
• No es lo mismo la capacidad de tener hijos (maternidad-motherhood-gestación = biología) y el deseo de tenerlos y cuidarlos (maternazgo -mothering-crianza).
No intentes evitar – a toda costa – su sufrimiento
• Todos de una u otra forma vamos a sufrir, la vida conlleva un sufrimiento inevitable, por tanto tus hijos van a sufrir.
• No se trata de infringirles dolor innecesario ni de descuidarlos actuando con negligencia y exponiéndolos a situaciones riesgosas e innecesarias.
• Pero el dolor curte, y no sobreprotegerlos con el fin de que sepan manejar los dolores propios de su edad, o los tropiezo que la vida les ponga innevitablemnte, les genera seguridad y madures.
• Además, la sobreprotección es una falta de respeto, es darles un mensaje de: tú no sabes, tú no puedes…
No te quedes con su padre si no es una buena pareja para ti
• Se puede ser un buen equipo de padres sin ser pareja.
• No sirve quedarse en una mala relación de pareja por los hijos: no sirve ni a los hijos, ni a la pareja.
• Una madre “sacrificada” en una relación que se ha agotado o que es lastimosa será un ejemplo de frustración y sometimiento. Transitar un divorcio no es un proceso agradable, pero es mejor una buena terminación a una mala relación.
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Deja que se equivoquen
• El que tus hijos cometan errores no es prueba de que tú has fallado como madre.
• Tolerar el malestar que te producen los errores que tus hijos cometan es un elemento indispensable para que ellos asuman responsabilidad de sus decisiones, de las consecuencias de sus actos y para que aprendan de las consecuencias que viven. Ayúdales a aprender del error.
No juegues con ellos a algo que a ti te fastidia o no te gusta
• Enséñales a divertirse con lo que te gusta a ti.
• Es mejor que te vean realmente divertida y conectada con ellos haciendo algo que movilice tu interés, que aburrida y disque “interesada” en lo que a ellos les gusta y te resulta ser un suplicio a ti.
No des la vida por ellos
• Vive tu vida, y compártela con ellos.
• La sumisión, el altruismo excesivo, el sacrificio, la abnegación, son actitudes que con frecuencia llevan a la mujer a postergar o frustrar sus propias necesidades para sostener las demandas de otros.
• La única manera de sostener esto es reprimiendo el enojo y controlando la agresividad.
• Las mujeres que dan la vida por los hijos no solo con el tiempo se los cobran sino que tienden a descuidarse, frustrarse y terminan –sino enfermando- siendo una carga para ellos.
No leas más libros sobre cómo ser una buena madre
• ¡Lee buenas novelas! Si estás en la pasión de la maternidad, que sean con temas de mujeres, familias, dilemas de la convivencia familiar.
• Generalmente las buenas novelas son más reales que los libros de autoayuda en temas de crianza y maternidad.
Dales a conocer tus limitaciones
• No les hagas creer que nada te duele, que todo lo puedes, y que siempre la pasas bien. Que miren tus imperfecciones, distingan tus sentimientos y reconozcan tus necesidades los ayudará a ser vulnerables y más humanos.
• Al final, no somos ángeles, ni dioses, somos seres humanos. Además, saberte limitada les ayudará a ellos a reconocer sin vergüenza sus propias limitaciones.
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No extiendas tu rol al resto de tu entorno
• Existen mujeres que a falta de una identidad más allá de su rol, son madre-esposas: se adjudican, no solamente el cuidado de sus hijos sino de sus parejas (de sus padres, vecinos, jefes, y demás…) también. Además las super madres tienden a ser asexuadas (otro tema para otro programa).
Tu hijo no puede ser tu proyecto de vida
• Tienes que tener un proyecto de vida personal.
• No se trata, por supuesto de negar que la maternidad pueda ser un proyecto atractivo, pero no el único, sólo es necesario subrayar que se trata de eso, de un proyecto y como tal es optativo.
• Para ser una buena madre habrás que soltar el qué dirán y echar de lado los mitos sobre la maternidad. Una buena madre prioriza el vínculo con el hijo, la verdadera conexión y la genuina contención. Más que por las formas, trabaja en lo esencial: en lo esencial de su propio crecimiento, y en la relación amorosa y de cuidado con sus hijos.
Ojo, no ser una madre perfecta no implica abrir la puerta a la negligencia y a la violencia.
Seamos madres “good enough” que lo que menos tiene la vida es perfección…