Lucy Romero
Terapeuta familiar y de pareja
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• La familia es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros. Es una generación de vivos, que caminan como mínimo con dos generaciones de muertos a la espalda hasta la línea de meta, donde le toca subirse a la espalda de la siguiente generación de vivos.
• Desde que nacemos pertenecemos a una familia con historia, creencias, forma de amar y de relacionarse únicas. La historia familiar, nuestro árbol genealógico, nos transmite sus valores, sus formas de crear vínculos con los demás y con el mundo. Al crecer comenzamos a aportar por nosotros mismos aportamos a esta historia, buenos momentos, éxitos; pero también miedos y desilusiones.
La conciencia familiar abarca un número circunscrito de personas:
• Niños, incluidos los fallecidos durante el embarazo y aquellos que murieron temprano.
• Padres y sus hermanos.
• Abuelos, (a veces, los bisabuelos o uno de los bisabuelos, y a veces incluso ancestros que vienen de más atrás).
• Todos los que hicieron lugar en ventaja de los miembros ya mencionados. Por ejemplo: parejas anteriores de los padres o de los abuelos.
• Todos aquellos cuya mala fortuna o muerte trajo a la familia una ventaja o víctimas de la violencia o el asesinato por parte de cualquier miembro de la familia.
Si quieren que su relación perdure, tomen nota de esto
Muchas familias guardan grandes secretos que, pueden llegar a presentar sufrimiento, enfermedades y dificultades en las generaciones venideras, ya que sin saberlo estamos ligados a los vínculos familiares pasados y sus vivencias.
• Estos secretos se refieren a temas que, de común acuerdo, la familia calla, por motivos de culpa, vergüenza, o son temas que no pueden hablarse abiertamente, aunque toda la familia los conozca.
• Que tienen efectos traumáticos, y que, al instalarse en un sistema, dificultan las relaciones y la comunicación y producen desconfianza, confusión, son fuente de malestar y enfermedades.
• Los Secretos de familia son aquellos que están en el Alma Familiar en su totalidad y Los Sistemas familiares quieren mostrar lo oculto, por ello a veces se generan síntomas en los jóvenes niños o segundas generaciones que tienen como función que el Secreto sea mirado.
• Para trabajar con estos Secretos no siempre es necesario que se develen, pero si el reconocer y honrar su existencia.
• Algunos de estos Secretos Familiares son conocidos por todos los integrantes de la familia, pero ninguno se atreve a pronunciarlos. De allí que se sigan manejando como secretos.
• ¿Cuándo debemos exigir que un Secreto de Familia salga a la luz? Cuando haya daño serio en algún descendiente (o grupo de descendientes) causado precisamente por ocultar la verdad.
La envidia y el rencor les puede hacer más daño del que se imaginan. Escuchen
Existen distintos tipos de secretos familiares:
• Placenteros: su objetivo es agradar al otro, fortalecer la relación, y se desvelan al poco tiempo. Un ejemplo sería una fiesta sorpresa para el padre.
• Esenciales: sirven para poner fronteras frente a otros miembros, siendo necesaria su existencia en las dinámicas familiares: secretos entre los padres que los hijos no conocen o secretos entre hermanos. Ayudan al funcionamiento de los subsistemas en la familia.
• Peligrosos: ocultan información que hace daño a otras personas, como los abusos, el maltrato o el asesinato.
• Nocivos: tienen efectos negativos crónicos en la comunicación, en la capacidad para solucionar problemas y en el bienestar emocional. Hablamos de secretos relacionados con infidelidades, secretos financieros o relacionados con el trabajo.
En términos generales, el secreto se convierte en una molestia y en un impedimento cuando dejamos de guardarlo para ser guardados por él o, en otras palabras, en el momento en el que nos convertimos en sus prisioneros. Los secretos familiares, por lo tanto, pueden actuar sobre varias generaciones.
• Síndrome de aniversario: El inconsciente lleva las cuentas. Sabe que en septiembre conmemoramos un accidente del que nadie nos habló y lo actualiza con otro accidente. Nada es casual, todo es causal. La causa es recuperar aquello ominoso, callado y ponerlo en escena nuevamente a la espera de que alguien nos explique lo sucedido. Hasta que no se revele el enigma, se repetirá.
• Lealtad familiar: Si la información y los datos están, es para usarlos, nos grita el inconsciente. Pues cómo desoír la voz de los mayores, cómo transgredir las expectativas, cómo negarse a cumplir lo prometido por los de mi apellido. Cuando somos leales a lo que no nos compete, erramos el camino: estamos cargando con compromisos y deseos ajenos. Romper el patrón otorga libertad a nuestras vidas.
• Contratos ocultos: Nunca me lo dijeron, pero sé que bailar danza clásica con tutú y mostrando las piernas es de “mujer de mala vida” y aunque mi vocación sea ser bailarina no seguiré mi deseo porque al nacer firmé con sangre (la sangre familiar) un contrato en el que aseguré no ser una mujer “liviana”. Entonces engordo, soy “pesada”, no apta para bailar, oculto mi cuerpo y sobre todo mis piernas para ser fiel a la letra chica que me impide vivir libremente.
Cada secreto que tenemos está en el estrato que le corresponde (los cuatro egos):
• Mis ideas locas secretas, podemos identificarlas en el nivel de mis bisabuelos.
• Mis emociones secretas, están en mis abuelos.
• Mis secretos sexuales-creativos, están en mis padres.
• Mis secretos materiales, de territorio, están en mis hermanos.
El miedo es el peor consejero. Les decimos porqué
Los secretos hay que airearlos si son del presente, de la manera más adecuada y en el momento más propicio, o sanarlos si son del pasado. Develar los secretos de familia se traduce en una liberación y sanación de problemas que tenemos y cuyo origen nos es desconocido.
• Estimulamos el diálogo: Al dialogar brindamos la posibilidad de comentarlos, hablarlos y desahogarnos poniendo nombre a las situaciones y dando la posibilidad de informar a otros miembros familiares sobre una situación determinada. Esto puede reducir la ansiedad, la angustia, la tensión y el misterio.
• Conocemos nuestra historia: Al conocer secretos de generaciones anteriores, nos permiten tener más clara la historia familiar y nos ayudan a definir mejor la identidad personal actual. Nuestros antepasados son parte de nuestra vida, conocerlos nos llevará a un camino de autoconocimiento.
• Mantenemos la salud: Los secretos familiares pueden ser dañinos para la salud mental y emocional de sus integrantes, porque afectan los vínculos, causan sospechas, desconfianza o pueden volvernos más vulnerables a la enfermedad.
• Promover la verdad: El secreto contado puede ser doloroso, pero siempre el camino de la verdad es más saludable que el engaño o el misterio constante. A partir de la verdad, podemos empezar a trabajar para nuestro propio bienestar.
• No alteramos los patrones de relaciones: Por lealtad y amor familiar guardamos un secreto y cumplimos un mandato determinado, manteniendo roles rígidos para poder conservarlo. Alteramos así los patrones de relaciones entre los miembros familiares, ya que todos empezamos a ocupar “un lugar” en torno a ese secreto y no a quienes somos realmente.