Natalie Roterman
Jefe editorial revista Moi
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Rebeca Muñoz
Pionera como Mind Coach. Creadora del método de “Dietas conductuales” en el proceso de Coaching. Actualmente es Dir. De Programas de Habilidades Humanas en Formación Ejecutiva Empresarial. 20 años de experiencia en Recursos Humanos. Experta en temas de: Inteligencia emocional, liderazgo, establecimientos de objetivos, etc.
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La llegada de la pandemia nos ha forzado a pausar y repensar, desde lo que hacemos, lo que queremos, lo que somos, cómo actuamos y cómo queremos ser después de esto.
Muchos nos dimos cuenta de que había cosas que no hacíamos, no por falta de tiempo sino de disciplina o que no era exceso de trabajo sino falta de paz mental.
En fin, bien dicen que las cosas que hacemos todos los días son las que definen nuestro futuro, así que empieza por cambiar estas 128.
¿Qué es un hábito?
Es una acción o rutina que repetimos constantemente y con el paso del tiempo tiende a volverse inconsciente, si no, imagínate el tiempo que perderías pensando en levantarte, hacer pipí, lavarte los dientes, meterte a bañar, etc.
El psicólogo y filósofo francés Léon Dumont aseguraba que formar un patrón de comportamiento es algo mucho más físico que de la mente.
O sea, que no es tanto que nosotros dirijamos nuestras acciones, sino que estas acciones van formando nuestra personalidad.
Básicamente consideraba todo lo que hacemos de rutina como un hábito.
Que si vas al gimnasio es porque tienes la costumbre de hacer ejercicio, que si eres impuntual es porque tienes la costumbre de salir tarde.
Toda característica nuestra tiene un hábito detrás. Y más interesante aún, la única forma de cambiar un hábito es sustituyéndolo con otro.
De ahí la importancia de hacer consciencia, corregir los malos y agarrarte de los buenos.
¿Cómo le hago?
Seguro has de estar pensando, “ah pues se dice fácil” o “¿a poco con leer esto ya se me cambian los hábitos?”.
No. Como todo cambio, depende de ti que quieras y hagas que suceda. Así que ten listos pluma, papel y marcadores o estampitas para seguir estos pasos:
Escoge tres hábitos que quieras cambiar de cada sección (no más, sé realista). Márcalos o si te sirve, apúntalos.
Toma apuntes de lo que vayas aprendiendo de los hábitos: qué son, cómo son, los buenos, los malos, etc.
Sigue el ejercicio final con cada uno de los hábitos que escogiste.
A los 30 días, repite todo lo anterior.
Los buenos, los malos y los feos
La pregunta del millón: ¿por qué es tan fácil adoptar un hábito malo y tan difícil uno bueno?
Lo primero es entender cómo están conformados los hábitos.
Su ciclo tiene tres partes:
EL DETONADOR. En esta parte del ciclo se ejecuta una acción gracias a una señal externa o interna.
LA ACCIÓN. Aquí haces lo que te dicta el hábito, bueno o malo.
LA RECOMPENSA. Esta parte es un poco truculenta, pero en la mayoría de los casos es cuando tu cerebro recibe lo que buscaba al hacer la acción.
El tema con la mayoría de los hábitos buenos –comer sano, hacer ejercicio, tomar agua, dormir bien– es que no te dan una recompensa inmediata. En cambio, los malos sí. Comerte un bote de helado, fumarte un cigarro, tomarte un tequila o desvelarte lo decides, lo haces y recibes la recompensa. Es decir, el ciclo del hábito se completa en ese momento. Por eso es IM-POR-TAN-TÍ-SI-MO tener claro el porqué, la meta y los beneficios de los hábitos buenos, en todo momento.
¿ORA CÓMO?
Lo primero que tienes que hacer para cada hábito es lo siguiente:
1. ESCOGER UNA META CLARA Y ESPECÍFICA. Ej. Voy a bajar 5 kilos para que me vuelva a quedar toda mi ropa.
2. DECIDIR EL CÓMO DE MANERA VIABLE. Ej. Voy a hacer una dieta que sea realista. 3. SELECCIONAR ALGÚN MÉTODO DE RECOMPENSA QUE NO IMPLIQUE DESVIARTE. Ej. Los sábados voy a desayunar algo que me fascina.
IMPORTANTE:
Escoge algo tan pequeño que no te deje pretexto y ve incrementando. Si decides empezar a leer, no intentes leer una hora, sino 15 o 20 minutos.
Sé paciente porque al final es algo que vas a adoptar para toda la vida.
No falles dos veces, si un día no haces lo que prometiste, retoma inmediatamente.
No extiendas la “falla” a dos o tres días.
CHAMBA, DINERO Y OTROS MALES NECESARIOS
Ten buenos modales para dejar huella. Esto es cada vez menos frecuente. Regresemos a los básicos como saludar al llegar, decir con frecuencia las palabras mágicas (gracias y por favor), cuidar el nivel de ruido que generas, poner atención cuando alguien te esté hablando, etc.
Muéstrate siempre dispuesto a ayudar a los demás, aparte de que este hábito te ayudará a desarrollar relaciones interpersonales fuertes, te da la oportunidad de autogenerarte satisfacción. Pues el que tiene una gran vocación de servicio, tiene una gran oportunidad de desarrollar más todas sus habilidades.
Sé ordenado. Esto es muy simple, donde no hay orden no hay progreso. Si quieres ser una persona exitosa y próspera, necesitas ser ordenado. Cada cosa tiene un lugar y hay un lugar para cada cosa que hagas, sea lo que realmente se necesita. PROHIBIDO obviar las cosas, no des por hecho, mejor verifica y siempre haz tu mejor papel.
Sé puntual, una persona que lo es demuestra ser responsable, organizada, que sabe prever situaciones y es confiable.
Da respuestas no excusas. Las personas que trascienden y dejan huella en una organización, son aquellas que resuelven las cosas, que hacen que las cosas sucedan.
Muéstrate siempre dispuesto a aprender. Alguien que no tiene la humildad y disposición de aprender es alguien que se cierra al desarrollo.
Evita el multitasking. Está bien que hagas diferentes cosas al mismo tiempo, pero nunca será eficiente que te sobrecargues de actividades. Mientras mantengas más atención a lo que haces, mejores resultados tendrás. Poco a poco y con orden. Una atención más concentrada de lo normal, producirá un desempeño más alto de lo normal.
Aprende a tener prioridades. Es fundamental que distingas con facilidad y velocidad qué cosas son más importantes y urgentes que otras. Te recomiendo hacer listas de todos tus pendientes y resolver ASAP los que te lleven menos de 10 minutos. Te sentirás aliviado de pendientitos que te pueden estar generando mucho estrés.