¿Cuál es el sentido de la vida? Mi querido Jorge Bucay nos ayuda a diferenciar la vida del rumbo y los objetivos.
Según cuentan los estudios realizados en los despachos privados de los psicoterapeutas, y en consultorios y servicios de hospitales públicos que prestan asistencia en trastornos psicológicos, un tercio de las personas que consultan pidiendo ayuda, lo hacen para saber ¿cuál es el sentido de la vida?
Pero es importante que entiendas que no puedes buscar la respuesta afuera, cuando la respuesta está adentro. Siempre puede encontrarse un sentido a la vida, bajo cualquier circunstancia, incluso la más difícil, y eso convierte nuestra cotidianidad en más plena.
¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA?
Primero estable la diferencia entre meta, rumbo, objetivo y sentido. Para determinar cuál es el sentido de nuestra vida es necesario establecer con claridad la diferencia que existe entre una meta y un rumbo, entre el objetivo y el sentido. Son conceptos que, si bien son elementales, muchas veces pasan desapercibidos o se confunden:
- La meta es el punto de llegada.
- El camino es cómo llegar.
- El rumbo es la dirección, el sentido. Y es el único dato que te permite asumir que no estás perdido en la inmensidad del océano.
Si uno entiende la diferencia entre el rumbo y la meta, empieza a comprender muchas otras cosas, entre ellas la definición de la felicidad, que tantas veces repito: La felicidad es la serenidad de saberse en el camino correcto, la tranquilidad interna de quien sabe hacia dónde dirige su vida.
En la vida, las metas son como puertos a donde llegar y saber el camino es un recurso para avanzar en el mapa que aporta la experiencia.
Que nadie dude de la importancia de saber dónde está; pero, sin dirección, no hay rumbo, y la dirección solo puede aportarla el sentido que decidas darle a tu existencia.
PREGÚNTATE: ¿PARA QUÉ VIVO?
Si uno quiere saber cómo se encuentra ese rumbo, la pregunta que debe hacerse es muy sencilla: ¿para qué vivo? ¿Qué sentido tiene vivir? Si uno no define qué sentido tiene su vida, podría suceder que llegara a la conclusión de que su vida carece de sentido alguno, lo que resultaría complicado si quiere ser feliz.
Asimismo, si la respuesta que me doy es algo «solamente conseguible», una meta alcanzable, como, por ejemplo, ganar 50,000 pesos al mes, el día que lo consiga… ¿qué voy hacer? ¿Suicidarme? ¿Dejar de ser feliz? ¿Perder el rumbo? Esa persona se perderá otra vez.
Imaginemos, por ejemplo, que lo que diera sentido a mi vida fuera construir tantos hospitales como resultaran precisos para que nadie sufriera una enfermedad nunca más ni necesitara ser asistido. La verdad es que no se trata de una meta que alguien pueda conseguir en su vida, pero ir en esa dirección puede dar al que lo desea la conciencia de que está en el camino cierto. Y tampoco hace falta ser tan altruista.
Así, puede que haya un cantante de rock que lo único que quiere es ser el más famoso de los cantantes de rock en todo el mundo y que no haya un lugar en el mundo donde no se escuche su música. Mientras él conduzca en esa dirección, puede ser que se sienta feliz haciendo aquello que para él es importante, y que, no lo olvidemos, es su rumbo, no su meta de llegada.
Es decir, no importa que estemos de acuerdo con tal o cual rumbo. No estamos hablando de moral, pensando qué rumbos están bien o cuáles están mal. Por el contrario, pensemos en que hace falta saber qué sentido se le va a dar a la vida y qué se va a hacer para encaminar la vida de cada uno.
CADA VEZ QUE TU CAMINO COINCIDA CON EL RUMBO QUE DECIDISTE, TE SENTIRÁS SATISFECHO
A partir de ahí, las cosas suceden más o menos así. Cada vez que tu camino coincida con el rumbo que decidiste, te sentirás satisfecho, sereno y tranquilo, aunque lo que esté pasando no sea maravilloso; y cada vez que te alejes del rumbo que le da sentido a tu vida, te sentirás infeliz, aunque sean placenteras algunas cosas que te ocurran.
Algunos viven su vida tratando de conseguir algún tipo de poder, bien sea el poder para ayudar a los demás, el poder del conocimiento de uno mismo, el poder político, el poder del dinero, etc. Finalmente, algunos deciden que lo que da sentido a su vida es una misión incumplible que, no obstante, da rumbo y pone un horizonte en su vida.
¿CÓMO SABER CUÁL ES EL CAMINO CORRECTO?
¿Uno va por la calle, y un día un rayo le cae y lo ilumina? No, de ninguna manera. Se trata de una decisión personal que debe tomar cada uno. Por ello, nadie nos puede decir con qué seremos felices. Es mentira que podamos enseñar a nuestros hijos qué tienen que hacer para ser felices. Como mucho, podremos contarles qué hicimos nosotros, cómo nos fue bien y mal.
A todos nos ha sucedido, en algún momento de nuestra vida, que nos hemos sentido mal y hemos dicho que no nos sentíamos bien o que no éramos felices. Entonces alguien se nos acercó y respondió: «¿Tú no eres feliz? ¿Con todo lo que tienes, no eres feliz? ¿Cómo puede ser eso? Si yo tuviera la mitad de lo que tú tienes, sería muy feliz».
Esa persona no entiende que, en realidad, ella sería muy feliz con esa mitad. Ahora bien, posiblemente cada uno sea único, indivisible e irrepetible, y posiblemente cada uno haya encontrado sus propias respuestas.
LO QUE DEBES DE HACER PARA SEGUIR TU CENTRO
El primer paso, que es conocerse. Es irremediable, si queremos ser felices, empezar por el principio, que es dedicar algún tiempo a prestar atención a saber quién soy, a mirarme de verdad y lo menos subjetivamente que pueda. Esto significa dos cosas. Por un lado, mirarme a mí mismo; por el otro, aprender a escuchar lo que los otros dicen y ven de mí.
Lo que sigue: Aceptarse y no quiere decir resignarse, dar algo por hecho y dejarlo en ese lugar, sino tomar conciencia del punto de partida de las cosas. ¿Cómo puede una persona dejar de estar gorda si primeramente no acepta que lo está? Aceptarse es perder la urgencia y el enojo porque las cosas son como son. Aceptarse es no enojarse con la realidad. Si me enojo, no construyo. Quien está enojado está irritado como los ojos cuando les entra arenilla y le impide ver con claridad.
Los hombres y las mujeres necesitan para crecer H2O: H de honestidad; si quieres crecer, debes aceptar honestamente que las cosas son como son, dejar de mentirte y engañarte, y de engañar a los otros. Debes enfrentarte con la verdad honestamente. La segunda H es la de humildad; si quieres crecer, vas a tener que agregar humildad a tu vida, saber que tienes tus capacidades y tus discapacidades, saber que tienes lados flacos, que tienes que poder pedir ayuda y aceptar que te equivocas, debes aceptar humildemente que necesitas de los otros. Por último, la O de osadía; hay que tener el coraje de enfrentarse con lo que la vida te enfrente. Debes aprender a hacerte cargo de lo que la vida te pone enfrente.
LO QUE SIGUE…
Conocerse, aceptarse y quererse. Hacerse protagonista del guión de la propia vida. Encontrar compañeros de ruta. Ser capaz de amar comprometidamente. Dejar atrás aquello que no está y animarnos a poder seguir adelante en el camino cuando se ha perdido lo que hemos querido. Reconocer el propósito de nuestras vidas, aquello que le dará sentido.
Fuente: Jorge Bucay Terapeuta gestáltico y escritor argentino. Síguelo en TW: @Jorge_Bucay_Q
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