Vino al estudio Pablo Vierci, autor del libro «La sociedad de la nieve» y nos contó cómo fue el proceso de recaudar las historias de los sobrevivientes de los andes y cómo decidió llevar el libro al cine.
Seguramente muchos ya vieron la película de «La sociedad de la nieve», pero muy pocos saben que es un best seller, que ayudó a los sobrevivientes a contar su historia después de casi 52 años.
Facts sobre la película
La película La Sociedad de la Nieve dirigida por Juan Antonio Bayona para Netflix está basada en el libro que se publicó en 2008. Pablo Vierci fue compañero de colegio de los sobrevivientes, y comenzó a escribir el libro en 1973.
Se estrenó en Netflix el pasado 4 de enero, y en 11 días se colocó entre las diez más vistas en habla no inglesa de la historia de la plataforma. Hasta la redacción de esta nota, tiene más de 51 millones de visualizaciones en la plataforma.
«La sociedad de la nieve», del libro a la película
MD La primera vez que tuve la oportunidad de hablar con Carlitos Páez, uno de los sobrevivientes, y tuve la oportunidad de leer los libros y ver todas las películas que se han hecho sobre el tema de estos increíbles y fortísimos seres humanos, me hizo cuestionarme mi fortaleza emocional y física, mi propia humanidad y creo que desde ahí conectamos muchos
PV Comparto plenamente, creo que agregaría también, que habla de la profecía autocumplida, nuestros techos, los techos que nosotros nos imponemos para que la vida sea funcional, para poder interactuar con otros semejantes, para poder eventualmente progresar, porque vivimos con metas o techos permanentemente establecidos y muchas veces por estereotipos, por prejuicios.
Creo que está esta historia y, por eso creo que ha llegado tan hondo a todo el mundo, en todas las culturas, ahora estaba leyendo críticas de Corea del Sur, es porque perfora todos los techos y en rigor las profecias autocumplidas son eso y están para romperse porque son los techos que uno se va poniendo, porque si no, la vida sería demasiado azarosa porque sería una aventura constante.
No tendríamos nada definido al levantarnos, no tendríamos nada definido porque todo puede ocurrir, pero prefiero que todo pueda ocurrir a ponerme techos bajos.
MD En el programa hablamos mucho de las profecías autocumplidas que son gran parte de la miseria humana y del autovictimismo es algo impuesto por uno y creado por uno y no necesariamente por factores externos y eso me parece brillante.
PV Pongamos por ejemplo, yo creo que la película es un entrenamiento en bondad, pero pongamos lo contrario, supongamos que tú crees que lo inherente al ser humano es la maldad, entonces vas a actuar en función de ese ese prejuicio y si agrego que la gran mayoría de las ficciones apocalípticas son distopías, en donde el hombre es el lobo del hombre e inevitablemente surge la jauría ¿dónde queda ese ejemplo que se visualiza tan claramente en La Sociedad de la Nieve?, que ocurrió en el año 72, que no es una ficción y que además ocurrió en el siglo XX, que es el siglo de las grandes maldades, de las grandes matanzas de las dos guerras mundiales, donde en un ejemplo pequeñito pero muy simbólico, muy desmesurado. Los episodios desmesurados o exorbitantes nos ayudan a mirar, porque es como una lupa, nos ayudan a comprender claramente, lo que de otra manera puede diluirse en la bruma.
Y vemos blanco sobre negro en forma desmesurada, que el hombre en situaciones adversas es lo que surge en esta experiencia, este laboratorio de comportamiento humano, como dice Roberto Canes, uno de los sobrevivientes, lo que surgió es la bondad, lo que surgió es la generosidad por encima de todo. La primera prioridad de ellos son los heridos, lo primero que surge, el abrazo.
A partir de ahí viene toda esa construcción de una sociedad donde a mi juicio llegan a ese colmo de la generosidad que es el pacto de entrega mutua, es decir, si yo no vivo, que el otro use mi cuerpo para salir en representación mía, atravesar la montaña, llegar a mi casa y contarle a mi familia qué fue lo que ocurrió.
Esto era en el año 72, en el 72 no existía el concepto de donación de órganos, no existía el concepto vivo en otro y esto lo creaban chicos de 20 años, de los cuales soy compañero del colegio, de la infancia. Yo era compañero de clase de toda la vida de Nando Parrado, soy dos años mayor que Carlitos, que lo mencionaste, Carlitos Páez, éramos de un mismo barrio, un barrio pequeño, un poquito en las afueras de Montevideo en aquella época. No teníamos nada de especiales, nada de especiales, ni de élite, ni de cosa que se les parezca.
Éramos un grupo de muchachos de un colegio solo de varones, de los hermanos cristianos, que son los irlandeses muy rudos, pero muy íntegros, nada especial. Entonces, lo que surge ahí es genuino, porque si no somos, me estoy incluyendo yo en primera persona de plural, yo no estuve en el avión, yo soy amigo de ellos, los conozco de toda la vida. pero doy frente como son, porque me crié con ellos, me formé con ellos. Entonces hablo con conocimiento de causa y los seguí viendo toda mi vida.
MD Pero dijiste algo de lo que hemos hablado también mucho en este programa, yo siempre digo que “el que no sirve, no sirve”. Y que en este mundo estamos para ayudarnos unos a otros y eso es lo que en realidad es el corazón de la película y quisiera que explicaras porque me parece tan perfecto el título porque no es “Los Sobrevivientes de los Andes”, es “La Sociedad”, el uso de esa palabra para describir lo que pasó en el 72, es increíble.
PV Estamos siempre de acuerdo, ya veo que sintonizamos la misma frecuencia. Fíjate, yo empecé a trabajar en esta historia en el 73, como te dije era compañero de Nando, y a mí me gustaba escribir desde siempre en el colegio. No tenía ningún mérito, entonces Nando me pidió que lo ayudara, hice un libro que no prosperó porque querían que que sacaran un libro grande, y en aquella época tenía que ser un autor conocido, además de extranjero, fue como salió el libro “Viven”, que se publicó en el 74.
Fíjate el título, el título que es excelente y que reflejaba la época, es “Viven”, pero la pregunta que yo siempre me hice “Y si los que no viven, ¿dónde están?, y los que no viven” y surge la semilla que va a germinar en el libro de “La Sociedad”, porque es un conjunto de vivos y de muertos, toma en cuenta, hay 16 vivos porque hay 29 muertos. ¿Y qué hace un conjunto? separa a los vivos de los muertos cuando unos permitieron que los otros vivieran, no sé si la palabra sea adecuada, pero de simbiosis. Al fin y al cabo, la muerte está en nuestro destino, la tenemos con nosotros. Hay episodios como la pandemia donde la vimos más cerca.
MD Claro “yo soy porque tú eres”, por ejemplo: yo existo hoy cuentahabientes, porque existen ustdes…
PV Totalmente de acuerdo en “La Sociedad de la Nieve”, el que moría estaba formando parte de una cadena y eso está documentado. Hay un chico que terminó muriendo el 29 de octubre que lo escribe en una carta, “Si yo llegara a morir, gustoso lo entregaría”, porque ya se estaban alimentando de los cuerpos. O sea, el concepto de eslabones de una cadena es claro, si no se entiende ese concepto no se entiende “La Sociedad de la Nieve” y no se entiende eso de que hay 16 vivos porque hay 29 muertos.
MD Sabes que me quedé pensando Pablo, que hemos visto en la televisión en los últimos 20 años, estos programas donde llevan a las personas al límite y parte de lo que siempre vemos es el drama, es el conflicto, es el aflicción, ¿de dónde crees que viene? Porque eso no lo vimos en el 72, no sé si viene de la profunda fe que tenían todos y cada uno de ellos que tiene que ver a lo mejor con cómo crecieron, con la formación que tenían, pero que nunca se vio en una situación tan extrema de vida o muerte como esta ¿cómo te explicas eso?
PV Muy brillante tu pregunta, pero todas las experiencias televisivas de supervivencias son ficciones, ¿estamos de acuerdo?, en donde ves drama, o sea es una recreación de una situació, entonces estamos de acuerdo que en este caso, aparece ese lado perverso y egoísta, en Los Andes no se dio, o sea, si yo pongo 10 actores o personajes en una isla y les pido para hacer un reality, en el fondo hay una ficción, saben que están siendo filmados y que al final un helicóptero viene a salvarlos.
Pero te pongo un ejemplo que me dio Nando Parrado, uno de estos chicos es el que hizo la expedición final y mi amigo de la infancia, él dice “el hambre, no te la puedo explicar. El hambre sólo lo la conoce el que lo siente” y está vinculado con saber que no vas a tener posibilidades de acceder a comida.
Entonces cuando ellos escuchan por la radio de que los abandonan, saben que no van a venir hasta febrero, están en octubre, o sea saben que tienen que pasar tres meses, o sea se van a morir y eso no lo ves en la televisión.
MD Solo piensen, aquellos que tienen hijos de 19, 20, 21 años, se imaginan a sus hijos con la madurez espiritual y emocional para salir adelante 70 y pico días bajo esa circunstancia, con esa bondad y con ese amor al prójimo.
PV Sí, comparto. Lo que creo es que la fe nunca es homogénea, cada uno la vive a su manera. Si bien nos criamos en un colegio católico, religioso, con hermanos irlandeses, los hermanos nos daban misa, entonces lo que veo en común denominador es una espiritualidad a la que el ser humano accede, o al menos este es un laboratorio de comportamiento humano, entonces la espiritualidad crece y cuando crece la espiritualidad, el ego va perdiendo disfraces y lo dicen ellos “nunca fuimos mejores personas que en la montaña”. Entonces, cuando el ego va perdiendo esas capas, surge esa espiritualidad, por llamarle de una manera, y ese es ese ser humano mucho más espiritual que el que está ahora en la sociedad del llano o civilizado. Si entrenan la bondad, no entrenan la maldad.
La conclusión que yo saco es que cuando te sientes abandonado lo que surge no es el egoísmo ni la maldad, sino lo que surge es la compasión y la misericordia. Y esta es una visión muy optimista, muy reconciliadora el ser humano con el consigo mismo. Y creo que ahí está la llave para entender la supervivencia de ellos y para entender por qué está logrando la empatía que está logrando en el mundo de hoy.
MD No sé ni cómo hacerte esta pregunta, pero… ¿Te preocupaba hacerle justicia a la historia? ¿Y qué es lo que más te ocupaba?
PV Lo que más me preocupaba y me ocupaba, eran los chicos que no habían vuelto, a quienes yo conocía, de algunos de ellos era muy amigo, con quienes soñé durante décadas y dejé de soñar a medida que escribía sobre ellos y sus familias, era lo que más me preocupaba. Por ejemplo, sin que ninguno, ni los sobrevivientes ni los familiares hayan leído una línea del guión, les mostramos la película juntos, y fue un riesgo desmedido.
Habíamos accedido a un plano de conciencia diferente, por el cual podíamos comunicar esa simbiosis vida-muerte de manera tal que las familias de los muertos entendieran cabalmente lo que había sucedido y que nadie se aprovechó de nada, sino que fueron todos víctimas. Y bueno, el resultado cuando termina la película y viene una suerte de abrazo postergado, una suerte con reconciliación, una paz genuina, sentimos eso que tu preguntabas, ¿qué me preocupó? Me preocupó de una manera tan desmedida en estos ocho años del 2016 al 2023 que espero que no me haya hecho daño al físico, al organismo, porque me angustió mucho, la palabra es esa, me angustió mucho si estaríamos a la altura de las expectativas que estábamos generando y tuvieron el consenso, el aplauso y la validación de todos y cada una de las 350 personas involucradas.
Todos en cierto modo estamos buscando esa paz, todos estamos buscando una reconciliación. Todos tenemos puertas más o menos entreabiertas que cerradas o bloqueadas que tenemos que atrevernos a ir abriendo. Todos lo tenemos, eso es universal.
Si les interesó el proceso creativo y el libro, aquí les dejo el enlace donde pueden comprarlo: «La sociedad de la nieve»
Especialista: Pablo Vierci. Escritor, periodista y guionista uruguayo. Ha escrito 12 libros, además de guiones para documentales y largometrajes. Obtuvo dos veces el segundo Premio Nacional de Literatura de Uruguay y el Premio Libro de Oro de la Cámara Uruguaya del Libro. Sus guiones recibieron el Premio Fona , el Premio al Mejor Guión en el 29º Festival de Cine de La Habana y el Premio al Mejor Guión en el 14º Festival de Cine de Lérida. En 2003 obtuvo el Citi Journalistic Excellence Award, cursado en la Universidad de Columbia de Nueva York.
IG: @pablo.vierci // TW: @pfvierci