¿Se han preguntado por qué fregados no bajan de peso? Pues según Giles Yeo, un biólogo picudazo de Londres, les va a responder la duda de una vez por todas.
Seguro se la pasan a dieta, pero contando la caloría, pero haciendo mil ejercicio y al final el siguen con el mismo peso y de paso hasta chance y están subiendo de peso, pero ¿por? Al parecer nuestro cerebro nos está tratando de «salvar» de no bajar de peso.
¿Por qué no puedo bajar de peso? La respuesta está en tu cerebro
«A todos los cerebros les molesta perder peso. No importa tu punto de partida.» Esta afirmación, aunque pueda sonar sorprendente, encierra una profunda verdad sobre la biología humana y la psicología detrás de la pérdida de peso. Ya sean una mujer todo terreno, entrenen de alto rendimiento o alguien que busca iniciar un estilo de vida más saludable, el cerebro reacciona de manera similar cuando la báscula comienza a marcar menos kilos.
Vamos a hacer un ejercicio de imaginación: han estado siguiendo una dieta y una rutina de ejercicio, y finalmente ven los resultados. Han perdido unos cuantos kilos. En ese momento, algo crucial sucede a nivel neurológico. «Lo que ocurre en tu cerebro es que se acostumbra a que cargues, tú o yo, con cierto peso.», explica Giles Yeo, Neuroendocrinólogo Molecular de Enfermedades Metabólicas.
Y es ahí cuando el cerebro establece una especie de «punto de ajuste» de peso corporal, un rango que considera normal y seguro para la supervivencia y de ahí no lo van a mover.
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La alarma de supervivencia, la razón por la que no bajas de peso
Cuando ese peso comienza a disminuir, el cerebro interpreta esta pérdida como una amenaza. «En el momento en que tu peso empieza a bajar, se enciende una gran alarma. Esto reduce mis posibilidades de supervivencia. Esto es lo que piensa el cerebro.», explica Yeo.
Y es que, aunque nuestra sociedad ha evolucionado a tener alimentos a la mano, nuestro cuerpo tiene una perspectiva evolutiva que se remonta a miles de años, un peso menor podría haber significado escasez de alimentos y, por lo tanto, un mayor riesgo de inanición. Este instinto de supervivencia ancestral sigue arraigado en nuestro cerebro.
Las estrategias inconscientes del cerebro
Para contrarrestar esta «amenaza» percibida, el cerebro pone en marcha una serie de estrategias inconscientes diseñadas para devolvernos a nuestro peso anterior. «Y entonces, lo que hace es empezar a usar estrategias, inconscientemente, para arrastrarnos de vuelta, a patadas y gritos, a donde estábamos antes.» Estas estrategias se manifiestan principalmente de dos maneras:
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Aumento del Hambre: «Primero, nos da hambre.» Las señales de hambre se intensifican, haciéndonos sentir la necesidad de comer más, incluso cuando no tenemos una necesidad fisiológica real de calorías adicionales. Esto puede llevar a antojos de alimentos densos en calorías y menos nutritivos.
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Reducción del Metabolismo: «Segundo, de hecho, reduce tu metabolismo muy, muy discretamente, de modo que incluso sin comer exactamente lo mismo, ahora almacenas más de lo que quemas. Incluso comiendo exactamente lo mismo.» El cuerpo se vuelve más eficiente en la conservación de energía. Quema menos calorías en reposo y tiende a almacenar más de lo que consume, incluso manteniendo la misma ingesta calórica.
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La perspectiva sicológica: La lucha interna
Desde la psicología, entender esta respuesta biológica es crucial para lograr la pérdida de peso de manera efectiva. Los psicólogos especializados en comportamiento alimentario y obesidad explican que esta resistencia del cerebro puede generar frustración, desmotivación y sentimientos de fracaso en las personas que intentan perder peso.
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El impacto emocional: La lucha constante contra el hambre y la sensación de que el cuerpo está «trabajando en contra» puede llevar a la ansiedad, la irritabilidad e incluso la depresión. Es fundamental reconocer que estas emociones son una respuesta natural a los cambios fisiológicos.
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La importancia de la paciencia y la persistencia: Saber que el cerebro está programado para resistir la pérdida de peso puede ayudar a las personas a ser más pacientes y persistentes en sus esfuerzos. Los resultados pueden no ser lineales, y habrá momentos de estancamiento.
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Estrategias psicológicas: Los psicólogos recomiendan diversas estrategias para mitigar la resistencia del cerebro:
- Establecer metas realistas y graduales: Perder peso lentamente permite que el cerebro se adapte gradualmente al nuevo punto de ajuste.
- Enfocarse en cambios de comportamiento a largo plazo: En lugar de dietas restrictivas, adoptar hábitos saludables sostenibles es más efectivo a largo plazo.
- Manejar el estrés y las emociones: El estrés puede desencadenar el hambre emocional. Aprender técnicas de manejo del estrés es fundamental.
- Buscar apoyo social y profesional: Contar con el apoyo de amigos, familiares o un profesional de la salud puede marcar una gran diferencia.
- Celebrar los logros no relacionados con el peso: Enfocarse en mejoras en la energía, el estado de ánimo o la salud general puede mantener la motivación.
- Mindfulness y alimentación consciente: Prestar atención a las señales de hambre y saciedad puede ayudar a evitar comer en exceso.
La dificultad para perder peso no es simplemente una cuestión de falta de voluntad o disciplina. Nuestro cerebro está intrínsecamente programado para protegernos de la pérdida de peso, percibiéndola como una amenaza a la supervivencia.
Comprender esta respuesta biológica y abordarla con estrategias psicológicas adecuadas es clave para lograr una pérdida de peso saludable y sostenible a largo plazo. No están solas en esta lucha; es una batalla que todos los cerebros enfrentan.
Especialista: Giles Yeo MBE es un biólogo estadounidense-británico. Es profesor de neuroendocrinología molecular en la Unidad de Enfermedades Metabólicas del Consejo de Investigación Médica y director científico del Centro de Genómica/Transcriptómica de la Universidad de Cambridge.
IG: @gilesyeo