¿Cómo está la educación en el Reino Unido y qué les podemos copiar? Estos 7 puntos son perfectos para implementarlos en los hijos.
¿Sabían que Reino Unido es el segundo país con la mejor educación en el mundo de acuerdo con U.S News? Richard Gerver, Educador y Autor, quién transformó por completo la educación en este país, nos va a decir qué podemos mejorar con nuestros hijos.
¿Cómo está la educación en México?
Según el ranking de educación por país de World Population Review (empresa dedicada a desarrollar estadísticas actualizadas sobre la población mundial) México ocupa el puesto 39 a nivel mundial mientras que Reino Unido ocupa el lugar número 12.
Según U.S. News, el Reino Unido ocupó la segunda posición en los mejores países para la educación en 2024. En el ranking de los mejores sistemas educativos del mundo de World Top 20, el Reino Unido se posiciona en el segundo lugar.
México asigna el 4.2% de su PIB a la educación, por debajo del promedio de la OCDE del 4.9%. México invierte aproximadamente $3,513 dólares (70, 900 pesos mexicanos) al año por estudiante, mientras que el promedio de la OCDE es de $14,209 dólares (287 mil pesos mexicanos). Países como Luxemburgo, Noruega y Estados Unidos destinan entre $15,000 (303 mil pesos mexicanos) y $25,000 (505 mil pesos mexicanos) dólares por alumno.
México ocupa el puesto 88 entre 111 países en dominio del inglés, con un 79% de estudiantes sin conocimiento del idioma. Sólo el 42% de los adultos entre 25 y 64 años han completado la educación media superior, significativamente por debajo del promedio de la OCDE del 79%.
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¿Quién es Richard Gerver?
Es uno de los expertos más influyentes en cambio y liderazgo humano a nivel mundial. Catapultó su carrera, cuando como director, logró transformar una escuela en declive en el Reino Unido en menos de dos años.
A partir de este logró, recibió elogios en todo el mundo y los medios de comunicación del Reino Unido se refirieron a él como «El Walt Disney de los salones».
Ha ganado varios premios internacionales, entre ellos un premio de la UNESCO por liderazgo e innovación, el premio Global Gurus Top 30 Thinker y el premio National Teaching Awards al director del año.
Richard también ha desarrollado dos cursos para LinkedIn Learning: «Smart Thinking Under Pressure» y «Developing Mental Toughness», como uno de los expertos más influyentes del mundo en materia de cambio y liderazgo humano, ayudando a quienes luchan con la incertidumbre ante situaciones nuevas, complejas y dramáticas en ámbitos tecnológicos, económicos, políticos, de salud y ambientales.
Sus estrategias para el cambio lo han llevado a trabajar con marcas, organizaciones y personas emblemáticas, como: Google, Microsoft, Deloitte, Visa y GSK, el presidente Obama, el Dalai Lama, Steve Wozniak y Eric Schmidt.
7 innovaciones de Richard Gerver para la educación en Reino Unido
Aprendizaje basado en proyectos (ABP)
Es un modelo educativo donde los estudiantes son protagonistas de su aprendizaje, fomentando la autonomía y la toma de decisiones. Esta metodología le permite a los alumnos elegir temas de su interés para desarrollar sus propias investigaciones, fortaleciendo habilidades como la creatividad, la comunicación y el pensamiento crítico.
Este método le permite a los estudiantes tener voz en su propio proceso de aprendizaje, alentándolos a plantear preguntas, proponer soluciones y participar activamente en su educación. También modificó la estructura de las clases, haciéndolas más dinámicas e interactivas, y creó un entorno donde el error se veía como una oportunidad de aprendizaje en lugar de un fracaso.
Ejemplo: Implementación de proyectos donde los alumnos eligen temas de interés, desarrollando habilidades de investigación y presentación.
Fomento de la creatividad y la innovación
Integró actividades artísticas y culturales dentro de la currícula diaria. En lugar de tratar las artes como materias secundarias, las convirtió en herramientas fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico y la resolución de problemas.
Para lograrlo, implementó talleres de arte, música, teatro y escritura creativa dentro del horario regular, permitiendo que los estudiantes experimentaran con diferentes formas de expresión. Fomentó la interdisciplinariedad, combinando asignaturas tradicionales con actividades creativas.
También promovió la mentalidad de «aprender haciendo», donde los alumnos participaban en proyectos de diseño, creación de contenido multimedia y resolución de retos con enfoques innovadores. A través de estas estrategias, Gerver demostró que la creatividad no es exclusiva del arte, sino una competencia esencial para enfrentar los desafíos del futuro.
Ejemplo: en clases de ciencias, los alumnos podían representar fenómenos naturales a través del arte, o en matemáticas, usaban la música para comprender patrones numéricos.
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Salones dinámicos y flexibles
Rediseñó los espacios de aprendizaje para fomentar la colaboración y la interacción entre los estudiantes. En lugar de las tradicionales filas de pupitres y un maestro al frente dictando la clase, promueve ambientes abiertos y adaptables, donde los alumnos puedan trabajar en equipos, moverse libremente y participar activamente en su aprendizaje.
Uno de los cambios clave fue la introducción de mesas grupales en lugar de escritorios individuales, lo que incentivó el trabajo en equipo y la comunicación entre los estudiantes. También incorporó zonas de aprendizaje diferenciadas, como áreas de discusión, rincones de lectura y estaciones de experimentación, donde los alumnos podían desarrollar distintas habilidades de manera autónoma.
Ejemplo: En una de las escuelas donde implementó este modelo, los estudiantes trabajaban en proyectos multidisciplinarios dentro de un salón sin pizarrón principal. En su lugar, había pizarras móviles, espacios con sofás y estaciones de trabajo con tecnología, permitiendo que los alumnos exploraran los temas de manera interactiva.
Por ejemplo, en una clase de ciencias, los grupos podían rotar entre diferentes estaciones: una con experimentos, otra con recursos digitales y otra para debatir en equipo. Este enfoque ayudó a transformar los salones en espacios vivos, donde el aprendizaje se volvía más participativo y menos estructurado, preparando a los estudiantes para entornos colaborativos en el mundo real.
Creación de vínculos con la comunidad
Fomentó la colaboración entre escuelas y su entorno local, permitiendo que el aprendizaje trascendiera los salones y se enriqueciera con experiencias del mundo real.
Su enfoque se basa en la idea de que la educación no debe estar aislada de la sociedad, sino integrarse con empresas, familias y organizaciones para brindar a los estudiantes aprendizajes prácticos y significativos.
Para lograr esto, promovió alianzas con negocios locales, instituciones culturales y profesionales de diversas áreas, quienes participaban en actividades dentro de las escuelas o recibían a los estudiantes en sus espacios de trabajo. También incentivó la participación de los padres en el proceso educativo, permitiéndoles aportar su conocimiento y experiencia.
Ejemplo: En una de las escuelas donde implementó este modelo, se organizó un proyecto de emprendimiento en el que los alumnos creaban pequeños negocios con la mentoría de empresarios locales. Los estudiantes diseñaron productos, hicieron estrategias de venta y presentaron sus ideas ante un jurado compuesto por comerciantes de la comunidad. Este ejercicio no solo fortaleció sus habilidades en matemáticas, comunicación y creatividad, sino que también les dio una visión práctica sobre el mundo laboral.
También promovió que los estudiantes realizaran visitas a hospitales, estaciones de bomberos y museos, para conocer cómo se aplican los conocimientos en distintos ámbitos. De esta manera, los alumnos comprenden la importancia de lo que aprenden en clase, desarrollando un gran un sentido de pertenencia y compromiso con su comunidad.
Aplicación de evaluaciones alternativas
Sustituyó los exámenes tradicionales por formas de evaluación más dinámicas y enfocadas en el progreso real de los estudiantes. Su objetivo es medir el aprendizaje de manera integral, considerando no solo la memorización de información, sino también el desarrollo de habilidades prácticas y el pensamiento crítico.
Para ello, implementó portafolios de aprendizaje, donde los alumnos recopilaban sus trabajos más significativos a lo largo del curso, reflejando su evolución en distintas áreas. Además, promovió presentaciones y exposiciones como forma de demostrar el conocimiento adquirido, permitiendo a los estudiantes expresar sus ideas y aplicar lo aprendido en contextos reales.
Ejemplo: En una de las escuelas donde aplicó este modelo, los alumnos realizaron proyectos de investigación sobre temas de su interés y al final del ciclo escolar presentaban sus hallazgos ante maestros, compañeros y miembros de la comunidad. En lugar de una calificación numérica basada en un examen, los estudiantes recibían retroalimentación constructiva sobre su capacidad de análisis, creatividad y habilidades de comunicación.
También incorporó autoevaluaciones y evaluaciones entre pares, donde los alumnos reflexionaron sobre su propio aprendizaje y recibieron comentarios de sus compañeros. Este enfoque no solo reducía la ansiedad asociada a los exámenes tradicionales, sino que también fomentaba la autonomía y la responsabilidad en el aprendizaje.
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Ambiente escolar positivo y motivador
Transformó las escuelas en espacios donde los estudiantes se sintieran seguros, valorados y motivados a aprender. Su enfoque se centra en la celebración de logros, el refuerzo positivo y la construcción de una comunidad educativa basada en la confianza y el apoyo mutuo.
Para lograrlo, implementó estrategias como reconocimientos públicos a los logros individuales y grupales, creando una cultura en la que cada avance, por pequeño que fuera, era motivo de celebración. También promovió la eliminación del miedo al fracaso, incentivando una mentalidad de crecimiento en la que los errores son considerados como oportunidades de aprendizaje en lugar de fracasos.
Ejemplo: En una de las escuelas que dirigió, Gerver estableció un sistema llamado «Muro de Logros», donde los estudiantes podían exhibir sus mejores trabajos, proyectos o avances en habilidades personales. Además, organizaba asambleas semanales en las que los alumnos compartían sus éxitos académicos o personales y recibían aplausos de toda la comunidad escolar.
Otra estrategia clave fue la mentoría entre alumnos, donde los estudiantes mayores ayudaban a los más pequeños a superar desafíos académicos o personales. Esto no solo fomentaba un ambiente positivo, sino que también fortalecía la empatía y el trabajo en equipo.
Gracias a estas prácticas, las escuelas bajo su liderazgo experimentaron mejoras en la autoestima y el compromiso de los estudiantes, quienes se sentían más motivados a participar activamente en su educación.
Plan de estudios y adaptativo
Esto permite a los estudiantes aprender a su propio ritmo y según sus intereses, en lugar de seguir un enfoque rígido y estandarizado. Cada estudiante es único y tiene diferentes formas de aprender, por lo que promueve un plan académico que se adapte a sus necesidades individuales, potenciando sus fortalezas y ayudándoles a superar sus debilidades.
En lugar de seguir estrictamente una secuencia de materias y contenidos impuestos desde arriba, Gerver impulsó aprendizajes más centrados en los intereses y pasiones de los estudiantes, lo que les permitía involucrarse más activamente en su educación. Esto no solo fomentaba el desarrollo de habilidades académicas, sino que también promovía el pensamiento crítico, la autonomía y la creatividad.
Ejemplo: En una de las escuelas que lideró, Gerver implementó proyectos personalizados, donde los estudiantes podían elegir áreas de interés relacionadas con los temas del plan de estudios, como la ciencia, las artes o las humanidades.
Por ejemplo, si un estudiante tenía un interés particular en la biología, podría diseñar un proyecto de investigación relacionado con esa disciplina, mientras que otro podría enfocarse en un proyecto de arte o literatura. A través de estos proyectos, los estudiantes aprendían habilidades esenciales como la resolución de problemas, investigación, colaboración y comunicación, mientras desarrollaban conocimientos profundos en los temas que les apasionaban.
Además, promovió la idea de que los estudiantes pudieran modificar la dirección de su aprendizaje durante el curso del año escolar, basándose en sus descubrimientos y nuevos intereses, lo que les permitía tener un mayor control sobre su educación.
Especialista: Richard Gerver. Experto en educación. Autor de los libros: Education a Manifesto for Change, Change, Creating Tomorrow’s Schools Today y Simple Thinking.
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