Natalie Roterman
Jefe editorial revista Moi
TW:@natroterman
Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra
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¿De qué va esta edición de MOI?
Con tantas cosas que traemos en la cabeza es difícil darnos un tiempo para echarnos flores, pero mucho más para hacer el trabajo que se necesita para realmente caernos bien. El amor propio es importantísimo, influye en cada aspecto de nuestras vidas y hay que andar al pendiente de cómo estamos tal como lo haríamos con la pareja o nuestro mejor amigo. Te ayudamos a trabajarlo.
VALÍÍÍDAME, NO LO DUDES MÁS, VALÍÍÍDAME POR MARIO GUERRA
¿Y la validación que viene siendo?
Validar a alguien es reconocerle que algo que está haciendo o está sintiendo está bien. Y la necesidad de validación es la que uno tiene de una confirmación externa, que alguien me diga que lo que me está pasando y lo que estoy sintiendo está bien. Hay muchas formas de validar y por supuesto, también están las famosas formas de invalidar, como los clásicos “ay, no es para tanto”, “ya terminó tu relación, a otra cosa, next”, “no te enojes” o incluso en las cosas buenas, como, “ay sí, te aumentaron el sueldo, no te sacaste la lotería, no es para tanto”.
Qué tanta es tantita
Hay personas que necesitan más la validación exterior que otras, es de lo más normal pedirla, como los niños lo hacen cuando les preguntan a sus papás cosas como, “¿te gusta mi dibujo, me está quedando bien?”, están buscando confirmar que lo que están haciendo está bien o es correcto; esto es normal porque somos seres sociales y forzosamente necesitamos parámetros para saber si vamos bien o nos regresamos.
Entonces, así como lo normal es pedirla en algunas ocasiones, como en todo, el otro extremo no es bueno. No necesitar validación absolutamente de nadie nos podría poner en riesgo de estar haciendo cosas que puedan lastimar a otros o estar cometiendo errores sin darnos cuenta
La validación es algo que necesitamos, sobre todo en nuestra infancia y también en ciertos momentos de adultos para medirnos, para saber cómo vamos. La buscamos especialmente de personas a las que les damos la autoridad porque creemos que saben más que nosotros sobre algo o hay un vínculo emocional.
Ayúdame autoestima
Normalmente, la buena autoestima sí te hace darte autovalidación más seguido, pero no quiere decir que nunca vas a pedir la de otro, ni nunca la vas a necesitar. Lo que pasa cuando hay autoconfianza es que te vuelves la primera (y principal) persona que se puede validar y ya si llegara a haber duda, pides la opinión de otros
Recordemos esto, el validarnos tiene que ver con las emociones que uno siente como adecuadas. Cuando una persona tiene baja autoestima se siente inadecuada y piensa cosas como, “yo no debería sentirme enojada”, “yo no debería estar sintiéndome triste o hacer un escándalo por esto”. Es decir, uno mismo se invalida cuando empieza con los “deberías”.
Cuando un paciente me pregunta, “Mario, ¿se vale enojarse cuando tal cosa?”, yo les digo, “si se vale o no se vale, no sé, más bien la pregunta sería, ¿tú, te enojas?”. Y partimos de que enojarte no está mal porque es algo que te pasa, solo es importante si la forma en que te enojas te ayuda a lograr o comunicar lo que quieres. Pero cuando hay baja autoestima me juzgo como inadecuado y ya no sé si lo que estoy sintiendo es correcto; si debería sentirme orgulloso, triste, enojado y es cuando tengo que salir a buscar la validación de los demás y empiezo a depender de ella.
Desde que estabas así
Lo que más aprendemos cuando estamos muy pequeños es todo lo que tiene que ver con lo social, porque en ello se nos va la vida: en ser recibidos en la familia, ser vistos como buenas personas, buenos hijos, entonces nos valida la tribu. Y de acuerdo con lo que nos enseñaron, así también aprendemos a validarnos.
Los niños necesitan dos cosas esenciales para establecer sus propios criterios: bases seguras y exploración. Por ejemplo, si solo les das base segura y no los dejas explorar, el papá o la mamá son estos helicópteros que siempre le están diciendo al hijo qué y cómo hacer, el niño aprende que alguien siempre le debe decir cómo son las cosas, lo que aprende es que no siempre va a pedir opinión. Pero por el otro lado, si solo le dan exploración y le dicen, “haz las cosas como tú quieras”, el niño no tiene forma de saber si está bien o mal, necesita una guía. Es como si le dijeras a un niño, “aprende a escribir como puedas” pero no le enseñas las letras. Entonces, ya que le enseñamos, ya que lo validamos nosotros, aprende a validarse a sí mismo favorablemente y aprende a corregir. La validación empieza en el cuándo y el cómo nos enseñaron a hacerlo
Nunca es tarde
Como todo, la validación es algo que se puede aprender porque es algo social. ¿Cómo? Viendo cómo actúan otros y qué encaja con nosotros y con la persona que queremos ser. Cuando somos niños damos por hecho que la forma en que nos criaron es la forma en que todo mundo es criado, pero en la adolescencia, que es cuando nos empezamos a cuestionar, rompemos con la validación de los padres y la trasladamos a los amigos. Después uno ya va adquiriendo su propia personalidad, entonces, si en la infancia no lo aprendí o no me ayudaron, en la adolescencia tenemos otra oportunidad de ver a otras personas, contrastar y buscar cambiar. Si en la vida adulta siguen sin sentirse a gusto, siendo temerosos, siendo dependientes de los demás, se vive en ansiedad o en angustia, ahí lo más recomendable es ir a terapia para trabajar ese malestar social y dejar de vivir en la angustia por sentir que todo el mundo me juzga, en lugar de validarme.
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