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Nuestro segundo cerebro: el intestino

Desde las razones de por qué todo se nos va a la panza hasta las cosquillas en el estómago cuando nos enamoramos. Todo se los explicamos hoy.

mayo 28, 2019

Dr. Barry Sears
Creador del Programa Nutricional de la Zona
Investigador del Instituto Tecnológico de Massachussets y de la Facultad de Medicina de Boston, Bioquímico y Doctor en Medicina. Pionero en el campo de la biotecnología y trabajó durante años en la investigación y desarrollo de medicamentos contra el cáncer y las enfermedades coronarias. Ha publicado más de 30 artículos científicos y tiene 13 patentes en Estados Unidos en las áreas de “sistemas de administración de fármacos por vía intravenosa” y la regulación hormonal para el tratamiento de la enfermedad cardiovascular. Ha publicado varios libros, entre los que destacan La revolucionaria Dieta de la Zona y La inflamación silenciosa.
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• Tu salud está determinada por tu intestino.
• El intestino registra emociones: como si fuese un pequeño cerebro, contiene una red neuronal muy compleja, que no piensa pero se comporta como un «órgano sensorial».

¿Cómo interactúan cerebro y estomago?
• A nivel molecular esta interacción es increíblemente compleja.
• El tubo digestivo contiene más de 100 millones de neuronas distribuidas en un sistema nervioso propio: el sistema nervioso entérico, que secretan las mismas sustancias que las que se encuentran en nuestro sistema nervioso central.
• Existen vías nerviosas que conectan específicamente las áreas cerebrales relacionadas con nuestras emociones y pensamientos:
el sistema inmune
el sistema endócrino
el sistema nervioso entérico entre sí.
• Cuando la función en esta conexión se ve perturbada, empezamos con síntomas gastrointestinales e, incluso, emocionales.
• La llegada de comida al estómago hace que se liberen al torrente sanguíneo numerosas hormonas.

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¿Cómo interpreta el cerebro la información?
El cerebro interpretará la información que le envía el intestino de acuerdo a nuestro estado de ánimo y a nuestro entorno.
• Por ejemplo, si tienes intestino irritable sufrirás ansiedad anticipada a una situación potencialmente amenazante, como puede ser un evento social en el que tengas que comer y tu estomago se anticipe a que tendrá movimientos intestinales o urgencia para ir al baño.
• El solo hecho de pensar esto, incluso horas antes, le activará las mismas áreas cerebrales de alerta que se activan en una crisis de pánico.

El estrés
• Cuando hay estrés, el cerebro le manda al intestino un mensaje: ‘necesito energía extra’, y el intestino, solidario, reduce sus funciones.
• Hay menos flujo de sangre en el intestino, y también menos mucosa protectora recubriendo sus paredes.
• Cuando la situación de estrés se mantiene durante mucho tiempo y se convierte en habitual, esa barrea protectora se hace más fina, y las bacterias se acercan a la pared del intestino y las sustancias químicas que producen inflaman el intestino y también pueden pasar a la sangre.
• Y como el intestino y el cerebro está conectados, eso puedes sentirte aún más estresada.
LOS “SENTIDOS” DE NUESTRO ESTÓMAGO
• Memoria: La proteína que quema la grasa corporal se encarga también de la memoria; por eso los obesos son más propensos a la demencia.
• Bienestar: El estado de ánimo se aloja en el estómago, ya que ahí se produce y almacena el 90% de la serotonina, la ‘hormona de la felicidad’.
• Sueño: Cuando relajamos las tripas, nuestras neuronas estomacales producen benzodiazepinas, que relajan e inducen el sueño.
• Estrés: Ante una emergencia, el cerebro toma energía del intestino. Las tripas se ‘rebelan’ y envían señales como malestar estomacal.
• Gula: Las billones de bacterias que se alojan en el intestino eligen sus propios nutrientes para prosperar: a veces son más golosas que tú.
• Miedo: El pánico hace que el cerebro espante al intestino grueso. Éste ya no dispone de tiempo para absorber líquido y el resultado es diarrea.

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Síndrome del intestino permeable
• La atmósfera que los microbios necesitan para sobrevivir en el colon es un mundo muy diferente en comparación con el necesario para que nuestras células humanas puedan existir.

• Las células humanas requieren oxígeno.
El oxígeno es tóxico para la gran mayoría de las bacterias que residen en el colon.
Cuando estos mundos se mezclan, existe la posibilidad de un desastre.

• Tener un intestino permeable significa que los microbios y generalmente los fragmentos de microbios de las bacterias pueden entrar en nuestro torrente sanguíneo con más facilidad para iniciar respuestas inflamatorias en cada célula del cuerpo.

• Altos niveles de invasión bacteriana conducen a la sepsis y a altas tasas de muerte. En niveles más bajos, crea endotoxemia metabólica y promueve la obesidad y la diabetes.

9 signos del síndrome del intestino permeable
• Problemas digestivos tales como gases, hinchazón, diarrea o síndrome de intestino irritable (SII).
• Alergias o asma estacionales.
• Desequilibrios hormonales, tales como el síndrome premenstrual o síndrome de ovario poliquístico.
• El diagnóstico de una enfermedad autoinmune tal como artritis reumatoide, tiroiditis de Hashimoto, lupus, psoriasis, o enfermedad celíaca.
• El diagnóstico de fatiga crónica o fibromialgia.
• Problemas del estado de ánimo y la mente, como la depresión, la ansiedad, ADD o ADHD (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
• Problemas en la piel tales como acné, rosácea o eczema.
Diagnóstico de crecimiento excesivo de cándida.
Alergias alimentarias o intolerancias alimentarias.

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¿Cómo combatirlo?
• Como Hipócrates señaló por primera vez hace 2.500 años, la salud es compleja y está íntimamente ligada a nuestra dieta.
• Eso significa no sólo administrar el sistema ecológico complejo en el intestino, sino también gestionar constantemente el cambio del equilibrio hormonal en la sangre y el cerebro.

Programa Anti-inflamatorio de la Zona
• Come niveles adecuados de fibra fermentable para mantener la diversidad ecológica microbiana en tu colon, pero sin exceso de carbohidratos que estimularían la secreción de insulina.
• Necesitas una ingesta continua de Polifenoles para quitar las últimas huellas de oxígeno en el colon para permitir un aumento en los microbios beneficiosos como A. muciniphila que hacen nuestra fisiología humana más funcional.
• Toma todos los días una buena dosis de ácidos grasos. Los Omega 3 disminuyen la permeabilidad intestinal, modifican las bacterias intestinales y aumenta la salud.
• Evita el exceso de alcohol.
• Dedica por lo menos 10 minutos de tu día para respirar y sal a caminar 30 minutos por día.
• Consume por lo menos 2.5 litros de agua alcalina por día.

mayo 28, 2019