Julia Borbolla, psicóloga
Creadora de los proyectos Antenas y Escudo de la Dignidad (ambos con la patente mundial).
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Todos nos enojamos, pero la manera de sacar ese enojo puede estar bien o mal.
Es difícil cambiar patrones tan arraigados en la crianza, como son el grito o la nalgada; pero si no empezamos por casa nada va a cambiar
Los sentimientos llegan solos y no piden permiso para entrar en nosotros; pero la manera de expresarlos y de reaccionar sí se puede controlar y debe entrenarse desde pequeños
Hemos normalizado la violencia hasta en los juegos. Hoy nuestra sociedad exige un cambio urgente.
¿Dónde aprendió a ser violento ese hombre que hoy abusa? ¿De dónde surge el machismo, la violencia o la trampa?
Si los padres somos tan poderosos para generar conductas negativas, también lo somos para crear las positivas y eso es lo que urge hacer hoy en día.
Enojarse bien significa poder verbalizar lo que sientes omitiendo palabras hirientes, gritos o amenazas.
¡Qué difícil resulta! Porque vivimos de prisa, presionados y rodeados de violencia. Desconfiamos de todo y de todos y desafortunadamente muchas veces tenemos razón para hacerlo.
Los niños perciben este ambiente violento que se filtra por las puertas y ventanas de casa.
Ellos y ellas, aprenden mucho más por el ejemplo que por los “sermones” que les damos y ese ejemplo no resulta del todo bueno cuando les pedimos 20 veces que hagan la tarea o recojan sus juguetes y parece que no escuchan. Es entonces cuando nos llega esa sensación de impotencia que nos hace gritar o resolver con un golpe o una amenaza que los niños y niñas obedezcan y finalmente no lo hacen por están convencidos, sino por miedo.
¿Y qué me dicen de nuestro ejemplo en el tráfico, cuando insultamos al automovilista que no nos cede el paso o cuando no respetamos a la autoridad?
Hoy en día no podemos abusar de la violencia porque la sociedad ya está abusando de ella. Nuestros hogares deben ser fuente de paz para que las nuevas generaciones manejen los conflictos de diferente manera, desde la paz, desde el acuerdo.
Parece utópico en el día a día, pero la disciplina positiva es algo que se tiene que ejercitarse y que al cabo de un tiempo de aplicarla nos resulta habitual y logra milagros en temas de obediencia.
El grito, la amenaza, el machismo y la falta de empatía surgen de las familias Es importante que los padres cambiemos los mensajes que mandamos con nuestra conducta demos dar ejemplo de canalizar el enojo de manera que solucione y no lastime
TIPS:
Cuida el tono de voz
Usa el tiempo fuera no solo para los niños sino también para ti
Escucha antes de hablar si el niño se siente escuchado aceptara escuchar
Marca límites y consecuencias y no las repitas
Puedes ser muy firme en el fondo, pero suave en la forma
Enfócate en soluciones y no en culpas
Cáchalos portándose bien
El aliento genera compromiso para mejorar
Si no tienes paz, es mejor que no intervengas en ese momento.