fbpx
2024-09-19 17:13:23

¿Eres de los que se destruyen poco a poco?

Para todos aquellos que viven descuidándose, comen, toman, fuman de más, se desvelan en exceso, se autosabotean y se tratan mal.

noviembre 26, 2018

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra
encuentrohumano.com

Orquesta Failde: Omara Portuondo

 

Hay personas que, aún afirmando querer estar bien o ser felices, parece que sus acciones reflejan todo lo contrario. Lenta, pero sostenidamente, van haciendo y dejando de hacer cosas que poco a poco deterioran su salud, física, mental y emocional.  No siempre son conscientes de ello, pero tampoco hacen mucho por evitar la caída. ¿Por qué pasa eso y qué podemos hacer?

¿De qué forma podemos destruir nuestra vida poco a poco (y a veces sin darnos cuenta)?
Apostar o gastar compulsivamente al punto de deudas muy altas.
Comer, beber o fumar en exceso.
Trabajar compulsivamente al punto de no asignar tiempo para el descanso, la familia o las relaciones.
Desvelarte, malpasarte o pasar mucho tiempo de tu vida en videojuegos, redes sociales o cualquier otra actividad que te aisle de tu propia vida.
Tener relaciones emocionales o sexuales compulsivas (aún cuando no quieres o eso te mete en problemas).
Este tipo de relaciones suelen ser superficiales, porque sólo son una manera de evadir.
Descuidar tu salud, subir de peso, tener una vida sedentaria.
Situaciones o actividades extremas.
Autosabotajes.
Tomar pastillas o sustancias (no recetadas) que te hacen evadirte de tu realidad.
No buscar ayuda cuando la necesitas.
No por falta de recursos, sino porque siempre hay un “pero” cuando se trata de tu bienestar a largo plazo.

¿Y quién tiene la culpa de esto?
Puede haber varias razones, pero generalmente tiene que ver con:
Personas altamente sensibles.
Como las emociones se vuelven insoportables, al verse rebasados por ellas necesitan callarlas y una conducta o actitud de evasión puede “resolver” el problema, aunque sólo es un alivio temporal y cada vez se irá acumulando más y más presión interna.
Una infancia complicada.
Personas que sufrieron experiencias de abuso físico, abandono o crítica y sobre exigencias continuas.
Niños y niñas a los que no se les permitía expresarse, manifestar emociones o deseos.
Personas que en la niñez sufrieron de acoso o abuso escolar, exclusión, etc. que los condujo a una baja autoestima.
Quizá otras personas, circunstancias o experiencias detonaron en ti esta respuesta defensiva, pero tú eres quien la ha estado alimentando o al menos sosteniendo sin mucha resistencia.

El componente CULPA
Otras veces algo que creemos que hemos hecho, o la creencia profunda de que somos inherentemente malos o defectuosos, hace que en ciertos momentos nos aislemos de lo que nos hace bien.

Muchas veces en el autocastigo se está buscando la redención.
Es como si dijeras: “He sido una mala persona y necesito recibir un castigo”, no por el castigo en sí mismo, sino para ya acabar de pagar esa condena.
Por supuesto que esto es como si fuera una deuda impagable, porque no importa cuanto sufras, el tirano interior que hay en tu mente te dirá que no es suficiente porque él no está aún satisfecho.
En este caso la culpa lleva a la vergüenza tóxica, que nos hace indignos de vernos siquiera al espejo sin sentir repugnancia.

Vivir así es frustrante… y muy doloroso.
Porque en el fondo no te quieres hacer daño, incluso te has prometido que ya vas a parar, pero algo más fuerte te hace recaer y volver a la conducta nociva una y otra vez.
Frustrante porque a veces por ciertos períodos, cortos o largos, sientes que lo estás logrando, pero muy en el fondo sabes que el monstruo de la recaída siempre está al acecho, e incluso un día te alcanza y te vuelve a atrapar.
No hay paz, porque muy en el fondo temes que en cualquier momento algo haga *snap* dentro de tu cabeza y los demonios que has tenido contenidos se liberen.
Para rematar, no sólo no buscas comprenderte o acudir a formas de ayuda, sino que además permites, sin mucha resistencia, que la voz de tu tirano interior te castigue diciéndote que eres débil, que no sirves para nada, que no tienes fuerza de voluntad.
Lo macabro es que como efectivamente no has podido parar, esa consideras que es la prueba que confirma lo que esa voz interna te dice.

¿Por qué es tan difícil darse cuenta o cambiar una conducta autodestructiva?
Porque al principio las conductas destructivas nos dan una sensación de placer (y a veces hasta de poder). Como si con esas conductas compensáramos algo que internamente nos hace falta.
Porque internamente se experimenta un gran dolor o vacío emocional, producto de la incapacidad de nuestros padres por hacernos sentir amados y aceptados, y hay una gran necesidad, a cualquier precio, de llenar esos huecos, así eso vaya en contra de nuestra salud.
Porque la vergüenza tóxica que se siente hacia sí mismo no deja que paremos o recibamos ayuda hasta que hayamos sufrido lo “necesario”.

Un efecto expansivo (o cómo salpicas a otros de tu destrucción).
El problema con esto es que no eres tan consciente de tu comportamiento y menos de que éste no sólo te daña a ti, sino de las personas que te rodean, especialmente cuando:
Son personas que te quieren y se preocupan genuinamente por ti.
Descargas sobre ellos tus emociones y sentimientos alterados (enojo, desprecio, resentimiento).
Especialmente como cuando tienes hijos pequeños y no sólo presencian y modelan tu comportamiento, sino que son directamente afectados por tu crítica, enojo y autoritarismo.
Incluso aislarte, negar lo que te pasa o esconderte detrás de un muro de supuesta indiferencia lastima a otros, pero también les aleja eventualmente; justo cuando llegues a tocar fondo, que es cuando más ayuda necesitas

¿Hay algún final feliz en todo esto?
Conciencia
Se necesita de tu intervención y no sólo de tu intención; no basta sólo con el querer o la fuerza de voluntad, sino el reconocimiento de que tienes un problema y de que quieres encontrar la salida.

Fortaleza
No enfrentas a un gran gigante de grandes dientes.  Enfrentas al dragón de las mil cabezas al que cuando le cortas una, de su cuello renacen dos.  No es la fortaleza de un guerrero mercenario lo que necesitas, sino la sabiduría de un héroe verdadero que sabe cuándo esperar y cuándo, dónde y en qué medida actuar.
Humildad
Para reconocer que a veces es necesario buscar ayuda para salir del lugar en donde nos hemos estado metiendo.
Paciencia y perseverancia
Es un proceso de avances y recaídas.  Si ya de por sí dejar un sólo hábito es complicado para muchos, más lo es dejar el hábito de los hábitos destructivos.

Tu problema no es que no te quieras, sino que tu forma de demostrarte amor,
resulta muy destructiva

noviembre 26, 2018