Max Kaiser
Fundador del Centro para la Integridad y la Ética en los Negocios (CIEN). Es autor del libro “El combate a la corrupción, la gran tarea pendiente en México”
Twitter: @MaxKaiser75
100 días es un plazo simbólico. No hay ninguna obligación formal para rendir cuentas o entregar resultados en este plazo y, sin embargo, presidentes de muchos países deciden hacer un corte de caja simbólico a los 100 días de iniciado su mandato.
Como buenos políticos, siempre buscan que este primer informe esté lleno de “logros”. La tentación más obvia es la de pintar una clara raya con su antecesor. Un antes y un después. La clave en este momento es atribuirse dos características: que son eficaces, y que son diferentes.
Pero el contexto cuenta. El punto de partida y el antecesor son muy importantes para estos primeros 100 días.
Por ejemplo, el presidente norteamericano estaba bajo una gran presión al iniciar su mandato porque su antecesor no sólo gozaba de una enorme popularidad, sino que entregaba el país en un momento de enorme estabilidad económica, con un crecimiento robusto, después de la enorme crisis de 2008 que los recibió de golpe, y el nuevo presidente pudo manejar adecuadamente. La presión aumentaba además por la forma en que se dieron las elecciones: el presidente perdía el voto general, y sólo ganaba el cargo por el esquema de colegios electorales; esto, sumado a las acusaciones de intervención de Rusia en el proceso electoral.
Esta enorme presión llevó al presidente norteamericano por el peor camino imaginable. El 4 de marzo de este año el periódico norteamericano The Washington Post publicó una nota en la que asegura que el presidente norteamericano Donald Trump había hecho 9,014 afirmaciones falsas o engañosas en 773 días que van de su presidencia. 5.9 aseveraciones falsas o engañosas por día en su primer año, 16.5 en su segundo año y un promedio de 22 por día en lo que va de 2019. En un discurso público del 3 de marzo de este año hizo 104 aseveraciones falsas o engañosas. La tendencia es clara: las mentiras aumentan día con día. Al parecer, el presidente norteamericano cree tener la facultad de construir su propia versión de la historia reciente. Con la ayuda de algunos medios de comunicación afines que, sin cuestionar sus afirmaciones, sólo transmiten sus discursos, entrevistas y conferencias de prensa, y así, las mentiras se convierten en una “verdad alternativa” para quienes decidieron creerle a su presidente.
El periódico norteamericano creó una forma sencilla de calificar las mentiras. La escala va de un Pinocchio hasta cuatro, que es una mentira absoluta. Desde que se creó la clasificación, asegura el diario, los políticos vivían aterrados de obtener la peor valoración. El miedo acabó con el presidente, que puede repetir incluso cientos de veces la misma mentira, a pesar de haber sido desmentida. A esto le llaman “The Bottomless Pinocchio” (El Pinocchio sin fondo).
Esto es veneno para las democracias porque se elimina la rendición de cuentas. Cuando el gobierno en turno puede afirmar impunemente que tiene una versión alterna de la verdad, y tiene como cómplices a diversos medios de comunicación que simplemente difunden la afirmación falsa, se genera en el público la idea de que se trata de un debate político entre posiciones encontradas, y no una simple mentira.
Con esto, un gobierno hace imposible la rendición de cuentas y la asignación de responsabilidades. Si todo está a debate, incluso aquellas cosas que pueden ser fácilmente confirmadas como mentiras, entonces no hay manera de asignar responsabilidad política a nadie. Los ciudadanos perdemos así la capacidad de participar activamente en el debate público, y las alternativas ciudadanas a los proyectos, decisiones y acciones del gobierno quedan como simples denuncias de quienes carecen de poder.
Por eso es tan importante la plataforma de partida de un gobierno.
Cinco cambios de Rumbo positivos
Propongo que hay 5 cosas que son diferentes, y pueden ser positivas en el rumbo del nuevo gobierno:
1. Las políticas de austeridad que eliminan esa imagen de banalidad del gobierno anterior
2. Un presidente que da la cara a los medios y no se esconde
3. Que existe un solo mando en el gobierno, y no diferentes islas de poder al interior
4. Un gabinete compuesto por muchas más mujeres, en puestos de alta dirección, que el gobierno anterior
5. La instrucción de transparencia al gabinete de parte del presidente
Cinco cambios de Rumbo negativos
También hay 5 cosas que son diferentes, pero no por eso son positivas:
1. Parece haber un desprecio por la técnica y a los técnicos en puestos clave del gobierno
2. Existe un ataque frontal a los órganos autónomos, a los órganos reguladores y a los titulares de ambos
3. No hay planeación ni programación en temas tan sensibles como los programas sociales o los grandes proyectos de infraestructura
4. Parece haber desprecio por las acciones y decisiones que generan confianza en los actores económicos
5. Se están eliminando programas sociales importantes, a los que se les señala de estar manchados por la corrupción, sin pruebas, y se sustituyen por entregas de recursos de manera directa
Cinco lastres que cargará todo el sexenio
Por otro lado, hay 5 decisiones que serán una pesada carga durante todo el sexenio:
1. La cancelación del nuevo aeropuerto del Texcoco
2. La continuación del Tren México-Toluca
3. La construcción de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya
4. La ampliación de los requerimientos presupuestales para programas sociales
5. El desmantelamiento de la administración pública a través de feos procesos de separación obligada de servidores públicos de todos los niveles
Como dijimos, los primero 100 días son sólo un referente histórico. Es muy buen momento para corregir el rumbo en aquellas cosas que nos pueden llevar por un camino equivocado, y de revisar esas decisiones que se van a cargar todo el sexenio. Las expectativas de la población no pueden ser más grandes.
