Tony Karam
Presidente y fundador de Casa Tibet México.
Organizador de las visitas de Su Santidad el Dalai Lama a México.
Tiene Estudios de postgrado en Budismo y civilización Tibetana, por la Universidad Tribhuvan, Kathmandu Nepal.
TW: @Casatibetmexico
tonykaram@casatibet.org.mx
Tel: 55147763
VALGA LA ABUNDANCIA
La abundancia va más allá de la que tienes, y si la alcanzas te va a cambiar la vida.
ABUNDANCIA /a.bun.dan.cia/: Se conoce como abundancia a la gran cantidad de alguna cosa, así como a la prosperidad.
VASUDHARA
Vasudhara es sánscrito y significa “abundancia”.
En la tradición budista, la abundancia puede adoptar diferentes ópticas.
La primera y más importante se refiere a la mentalidad que le permita acceder a una dimensión genuina de bienestar y felicidad.
Después vienen formas, digamos secundarias, de abundancia, como la económica, porque no necesariamente entona el bienestar genuino; al contrario, puede hasta revertirlo.
De hecho, si no es bien llevada, la abundancia económica llega a reforzar las causas que promueven el conflicto, el dolor y el sufrimiento en la vida del individuo.
Cuando hablamos de la abundancia material, la tradición budista contempla que la misma viene del karma de la persona. Y esto no es solo que si tú le pegas a alguien, te lo van a regresar. El karma habla de las acciones de la mente, la palabra y el cuerpo que tu alma ha desempeñado en vidas previas y en la actual.
Es difícil de decir. Un ejemplo, si tomamos como referente a la familia real de Inglaterra. ¿Es buen o mal karma que lleve una condición económica y social como la que tiene? Si lo examinas desde la perspectiva de la historia y condición de vida de alguien como el príncipe Carlos o la princesa Diana, dirías que no fue una situación favorable para que ellos lograran bienestar y felicidad en lo personal. Todo lo contrario. Y en otras circunstancias podría ser una herramienta maravillosa por medio de la cual el individuo puede traer beneficios y ayudar a un sinfín de personas.
Austeridad y abundancia en convivencia
Estos dos términos, aunque parezcan opuestos, no solamente pueden convivir, sino que son una gran pareja. Una persona puede tener pocos deseos y necesidades y, al mismo tiempo, ser objeto del florecimiento de un karma particular que en su vida detone la abundancia, normalmente material.
Vivir con una mentalidad de abundancia te permite…
Tener una vida plena y satisfactoria
Ser feliz a pesar de enfrentarte a circunstancias adversas
Dar y recibir (en todos los aspectos de tu vida) fácilmente
Sentirte pleno e inspirado
Aprovechar y disfrutar todas las oportunidades que se te presenten
Crear recuerdos y experiencias significativas
Un reset espiritual
Es un reto muy grande. Lograrlo depende de muchas circunstancias que no todo mundo tiene. Todos tenemos el potencial de transformar la mente, pero no necesariamente contamos con las condiciones para que ese potencial pueda visualizarse.
Para lograrlo, o acercarse, hay que tener en cuenta tres variables, y si la persona puede integrarlas en su vida, encontrará cierto alivio:
1 Ten presente de que nada es para siempre. Darte cuenta de que tanto las situaciones malas como las buenas de la vida son transitorias. Por eso no hay que aferrarse a ninguna tragedia, porque también pasa
2 Acuérdate de que toda condición o circunstancia es consecuencia de acciones previas y, por lo tanto, tu futuro será resultado de lo que hagas en el presente. Puede ser que sean experiencias de otra vida, el chiste es no pelearte con ese pasado, sino aceptarlo y responsabilizarte hacia el futuro.
3 Piensa que no hay ninguna situación que tenga vida propia, por lo tanto, siempre es una oportunidad de moldear la situación y volver a empezar.
Quien no tiene dominada la mentalidad, quien no vive en abundancia, pierde tranquilidad por el miedo que le causa perder la aparente abundancia. Cuando tu felicidad no depende de esa condición material, no te importa perderla, por lo tanto, vives totalmente tranquilo.
Vivir en abundancia no es tener muchas cosas
Siguiendo lo anterior, llegamos al punto central que toca una de las preguntas que se plantea la tradición budista, ¿quién es más rico, el que más tiene o el que menos necesita? La respuesta, desde la perspectiva budista, es que la abundancia genuina no viene, necesariamente, de bienes materiales u objetos físicos, es una abundancia mental y emocional, en la que el individuo se siente rico donde quiera que se encuentre, y es rico porque tiene pocas o ninguna carencia.
Esa persona es rica dondequiera que la pongas, porque cualquier entorno lo satisface. Cualquier contexto es de valor, dondequiera que esté lo encuentra significativo y con quien interactúe lo encuentra valioso. Es una persona que siempre es rica. Y en otra posición está la persona que quizá en efecto es rica, pero se siente insatisfecha y dondequiera que se encuentra nunca es suficiente.
O sea que puedes ser el hombre más rico del mundo, pero al mismo tiempo eres el más insatisfecho.
Un simple ajuste mental
No se trata de algo que ya traemos, se necesita un trabajo importante para poder lograr formar y proyectar esa mentalidad.
Existen tradiciones de entrenamiento mental, como la budista, que ofrecen una serie de herramientas que tienen como objetivo hacer ajustes y cambios conductivos de tus expectativas, de la forma en que interactúas con el mundo.
Yo creo que simplificar nuestras vidas, en muchas diferentes direcciones, puede ser una tarea de calma para el desarrollo humano.
No es tenerlo y ya
Hay un dicho tibetano que dice, “un caballo es un caballo en problemas”. La metáfora significa que cuando compras un caballo —en las sociedades preindustriales los animales eran símbolo de abundancia y riqueza— adquieres todo el paquete de problemas que vienen con él: cuidarlo, educarlo, curarlo cuando se enferma o si se te pela.
Siempre que quieras “un caballo”, ten en cuenta que no viene exento de problemas. Evalúa si esos conflictos superan el bienestar que derivas de ese estímulo.
VENGA LA ABUNDANCIA
Define tu intención
Limpia tu bolsa y tu cartera.
Actos de buena onda.
Junta todas tus monedas.
Cámbiate el chip (y las palabras).
Entra a concursos.
El billete grande.
Vístete para la ocasión.
Compórtate como si ya lo tuvieras.
Cancélalo.
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