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2024-11-19 21:48:34

Por mi culpa, por mi culpa por mi gran culpa

Les vamos a decir los tipos de culpas y las formas de salvarse de ellas.

octubre 1, 2019

Natalie Roterman
Jefe editorial revista Moi
TW:@natroterman

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra

POR MI CULPA, POR MI CULPA POR MI GRAN CULPA
Es inevitable sentir culpa y en pequeñas dosis hasta nos ayuda a ser mejores personas, pero de eso a irla arrastrando como costal de piedras hay una gran diferencia. Te decimos los tipos de culpas y las formas de salvarte de ellas.

Repartidor de culpas por Mario Guerra
La culpa no solo es una gran piedra que cargamos nosotros mismos, a veces también se la echamos encima a alguien más. Así como hay personas que no quitan el dedo del renglón de lo que hicieron, hay otros especímenes que se la pasan aventándole la bolita a los demás, son los famosos repartidores profesionales de culpa.

Es normal culpar a otras personas para protegernos, la bronca viene cuando lo hacemos para solucionar un problema inmediato pero nos acaba causando más conflictos. Si esto es un hábito y casi nunca asumimos la responsabilidad de algunas cosas que suceden, es muy probable que se trate de un mecanismo de defensa que seguramente empezó en la infancia para evitar algún castigo.

LOS EFECTOS NEGATIVOS
Para ti: culpar a otros es una forma de desplazar tus verdaderos sentimientos (culpa, vergüenza, tristeza, frustración). Como no sabes cómo lidiar con ellos, buscas a quién echárselos en forma de culpa. Eso te impide crecer y madurar, y afecta tus relaciones con otros. Para tus relaciones: culpar crónicamente a alguien…

ES UNA FORMA DE ABUSO EMOCIONAL.
Aun cuando la persona haya tenido una responsabilidad objetiva sobre lo que pasó, el que continuamente la culpes crea una relación asimétrica (te haces el juez) y le genera resentimiento y hartazgo. Para evitar que eso suceda, si existió responsabilidad, busquen juntos que no se repita. Comuníquense en primera persona a la hora de decir que uno de los dos cometió una metida de pata.

GENERA AUTOCULPA.
Quien recibe las acusaciones empieza a creer que hay algo que no puede ver de sí mismo que escapa de su control, empieza a sentirse indefenso y que no puede cambiar. Aunque inicialmente se resista y se defienda de las culpas injustas, eventualmente el vínculo emocional hace que el culpado se sienta responsable por la infelicidad y el sufrimiento del otro y trate de hacer hasta lo imposible para evitarlo.

DAÑA LA AUTOESTIMA.
Siempre que culpabilizamos se echa a andar un juego mental cíclico que va más o menos así: “me ama, por eso no puede lastimarme; si me dice que tengo la culpa, no puedo dudarlo, entonces soy malo y ni cuenta me doy”. Esto hace que el culpado acepte más abusos y malos tratos como una forma de castigo a su “maldad”.

REEDITA HERIDAS DE LA INFANCIA.
Muchos crecimos bajo el modelo “si haces esto te va a pasar aquello”, “pobre de ti si…”, “me pasó esto porque tú…”. Si a eso le sumamos el pensamiento mágico de los niños, que hace que se adjudiquen culpas imposibles como “me porté mal y por eso mis papás se divorciaron”, lo único que generaremos es una herida profunda que cuando se la vuelvan a encontrar en una relación de pareja o amistad, les confirme y reafirme la idea de que son malos.

 

octubre 1, 2019