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5 Mitos acerca del duelo

Para todos aquellos que pasan por un duelo, les vamos a decir qué es normal y qué no.

abril 17, 2019

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra
encuentrohumano.com

Que se vive en etapas (y que son 5).
El Dr. Robert Neimeyer, prof. de psicología de la U. de Memphis y ex editor de la revista Death Studies, dice que las famosas cinco etapas de Elisabeth Kübler-Ross (negación, enojo, negociación, depresión y aceptación) es algo que no sólo ha formado ya parte de la cultura popular, sino que incluso algunos terapeutas las siguen usando para ayudar a personas en un proceso de duelo, cuando realmente los modelos de fases nunca han sido de ayuda.
¿Por qué no son de ayuda?
Porque la vivencia de la pérdida y el proceso de duelo son una experiencia subjetiva.
Porque sólo dicen lo que se supone que debe pasar, pero no dicen qué hacer.  Esto hace que las personas crean que pasando las 5 etapas estarán bien o que si no pasan por ninguna están muy mal (o que alguna les está faltando).
Porque estas etapas las obtuvo Kübler-Ross entrevistando a personas que estaban muriendo, no a personas en duelo (entre otras fallas metodológicas que tuvo allá en 1968).
Porque se aleja de la ciencia, ya que esta teoría nunca ha podido ser validada por ningún estudio serio.

Si no sufres mucho o expresas emociones intensas, estás reprimiendo o no querías a la persona que decías amar.
Este mito lleva a muchas personas que no experimentan emociones intensas a sentirse raras y a hacerse preguntas como “¿esta mal si no lloro?, ¿Si no sufro tanto es que no le quería?”, etc. .
El Dr. Hal Arkowitz, miembro de la junta de asesores de la revista Scientific American Mind, cita varios estudios en donde un promedio del 70% de las personas que han tenido pérdidas no experimentan emociones muy intensas o duraderas tras la pérdida. Esto concuerda con lo que el Dr. Robert Neimeyer señala, cuando dice que sólo el 26% de personas que han sufrido una pérdida necesitan apoyo profesional para recuperarse de ellas.
Tampoco es verdad que no tener una notoria expresión emocional ocasione lo que ha dado en llamarse un “duelo retardado” (que las personas que no expresan emociones en su momento vivirán terribles complicaciones en el futuro mediano o distante).
Recordemos que la pérdida es para siempre, pero el dolor agudo no lo es.

Si sufres mucho entonces tienes depresión.
El problema con esto es que es normal sentirse triste, abrumado y expresar emociones intensas tras la pérdida y que el duelo genera síntomas muy parecidos a los de la depresión como:
Tristeza intensa, Insomnio, Poco apetito y Pérdida de peso
Entonces una forma de diferenciarlos es recordando que:
En el duelo hay:
El malestar tiende a disminuir con el paso del tiempo, hay recaídas en fechas o lugares que recuerden la pérdida y viene como en “oleadas” o a manera de “montaña rusa emocional”.
En la depresión hay:
Es persistente y generalizada.
Culpa excesiva y desesperanza.
Sentimientos de poca valía personal.
Dificultad para ser funcionales en la vida cotidiana.
En general aquellas personas en las que se identifica un proceso depresivo tras la pérdida, son personas que ya lo tenían previamente (y evidentemente no diagnosticado), que eran susceptibles de que en ellos se desencadenara o que el estrés producido por la pérdida sobrepasa sus recursos internos para manejarla.
El duelo y la depresión pueden coexistir, por supuesto, pero no es en la mayoría de los casos.  Ante la duda siempre es necesario consultar a un especialista.

El duelo acaba cuando vuelves a sentirte como antes de la pérdida.
El duelo es un proceso que nos lleva a adaptarnos a una nueva realidad, pero después forma parte de ella.
El Dr. John Bowlby, pionero en la teoría del apego, decía que el duelo nunca acaba, sólo que cuando pasa el tiempo irrumpe con menos frecuencia e intensidad.
No hay un momento puntual donde el duelo “acabe” ni un tiempo definido para ello (aunque la mayoría concluyen su fase aguda entre 6 meses y 2 años).
La cuestión es que, en general, uno no vuelve a sentirse como antes y lo que hay que aceptar es que tenemos que aprender a sentirnos de “otra manera”, que no implica vivir sufriendo, pero es imposible que una ausencia significativa deje nuestro mundo tal como era.

Las mujeres sufren más las pérdidas que los hombres (o que los hombres no sufren tanto con las pérdidas porque son muy prácticos).
El Dr. Kenneth Doka, experto en duelo, editor de la revista Omega y consultor de la Hospice Foundation of America dice que el hecho de que las mujeres puedan ser emocionalmente más expresivas que los hombres, y el hecho de que, por ejemplo, en las familias que han perdido hijos, ellas se quejan de la frialdad de ellos, y ellos de la excesiva sensibilidad de ellas, ha hecho que creamos este mito.
La realidad es que hay dos formas reconocidas de expresión del duelo, todos usamos un poco de ambas, pero una se identifica más como un estilo femenino y otro masculino (no propio sólo de mujeres y hombres, respectivamente).
El duelo instrumental se centra principalmente en las tareas de resolución de problemas. Este estilo implica controlar o minimizar la expresión emocional.  Es un estilo masculino.
El duelo intuitivo se basa en una experiencia emocional elevada. Este estilo implica compartir sentimientos, explorar la relación perdida y considerar la propia mortalidad.  Es un estilo que se considera más femenino.

¿Entonces cómo sería conveniente vivir el duelo?
Habiendo dicho que no hay pasos, etapas o instrucciones universales, podemos decir que se ha identificado que hay dos momentos del duelo y que ha sido descrito, por la Dra. Margaret Stroebe, como lo que hoy se conoce como el “Modelo de proceso dual”
Orientación hacia la pérdida y el ausente.
Reconocer y expresar emociones.
Repasar las circunstancias de la pérdida.
Pensar en el ausente y recolocarlo en un mundo no físico, revinculandose con él de otra forma.
Orientación hacia la recuperación.
Adaptarse a un nuevo rol.
Crear nuevas rutinas.
Desarrollar nuevas formas de conectar con familiares y amigos.
Reaprender a vivir en un mundo donde el ausente ya no está físicamente presente.

abril 17, 2019