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2025-02-18 00:44:50
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Vegüenza en los hijos: ¿tóxica y empática?

¿Cómo hacerle para que la vergüenza en los hijos no los afecte en su desarrollo? Marcela Escalera, terapeuta infantil y adolescente, nos cuenta.

enero 29, 2025

Marcela Escalera, experta en crianza, explica todo lo que tienen que saber sobre la vergüenza y cómo darle la vuelta para crear más confianza en los hijos.

Existen dos tipos de vergüenza en los hijos, la tóxica y la empatiza, pero ¿cómo podemos identificarlas y qué podemos hacer para que no se convierta en un problema? Así que sigan leyendo para que sepan qué hacer en esos casos.

¿Qué es la vergüenza?

La vergüenza es un sentimiento profundamente humano que surge de la frustración: es decir cuando algo no es o no funciona como esperaría. La vergüenza implica sentir que algo está mal en mí. Lo que no funciona está en mí: mi físico, mis emociones, mis aptitudes, etc.

 ¿Surge en la relación con los padres?

Se da especialmente cuando un niño o joven siente que no logra cumplir con las expectativas de un adulto significativo o de su entorno. No se siente invitado a existir en la relación simplemente por “ser quien es”, sino que siente que “tiene que” cumplir expectativas para merecer amor.

Este sentimiento trata de proteger el vínculo: necesito que me acepten y voy a rechazarme o a tratar de ser lo que no soy para ser aceptado.

Surge dentro de ese niño un crítico interior que juzga y critica a sí mismo, y en lugar de arriesgarse a ser rechazado o excluido: los niños o jóvenes experimentan vergüenza como un mecanismo interno que los impulsa a ajustarse o adaptarse.

Por ejemplo: Un niño de 6 años intenta atarse los zapatos por primera vez, pero no lo logra. Se frustra y dice: «Soy tonto, nunca aprenderé.» En este caso, su frustración se convierte en vergüenza porque siente que su falta de habilidad significa que hay algo malo en él.

Un adolescente se apena cuando hace una pregunta en clase y los demás se ríen. En lugar de pensar «tal vez mi pregunta fue graciosa,» siente que él es el problema: Mejor no hablo más en público.

Adulto: Alguien llega a una fiesta con un atuendo que pensaba que era adecuado, pero se da cuenta de que todos visten diferente. En lugar de simplemente sentirse fuera de lugar, experimenta vergüenza y piensa: No sé vestirme bien, algo está mal en mí.

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¿Es normal sentir vergüenza? 

Todos sentimos vergüenza en algún momento, pero hay quienes son más sensibles a ella, dependiendo de su historia personal, su crianza y su entorno social. Por ejemplo, culturas o familias muy críticas pueden intensificar esta emoción.

Si se activa de forma excesiva o si no hay un entorno seguro para procesarla, puede volverse tóxica, generando desconexión o inhibición.

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¿Cómo nos afecta la vergüenza?

La vergüenza nos limita y hace que nos retraigamos y sintamos insuficientes, no invitados a existir y sobrecompensamos buscando de manera obsesiva ganar, ser exitosos, todo sin descanso.

Podemos pensar que los errores que cometemos o las fallas implican que disminuye nuestro valor personal y tratar de ocultarlo, creando secretos con los demás. Un hijo puede sentir que su desempeño escolar o su físico no es adecuado y tratar de ocultarlo, no tomar riesgos, evitarlo, etc.

Por ejemplo: un adolescente que olvida llevar su proyecto escolar el día de la entrega y el maestro lo reprende frente a la clase. En lugar de ayudar, esa vergüenza pública puede llevarlo a aislarse o a ser más desorganizado por miedo a intentarlo de nuevo.

¿Puede ser positivo sentir vergüenza?

Si, en el sentido de llevar a una autoreflexión y que me permita ver mis áreas que me enjuician a mi mismo. No se trata de “luchar” en contra de la vergüenza, ni de “quitarla”, si no de verla y aceptarla porque si la emoción me mueve, si le doy espacio, podré madurar al sentirla.

El problema es cuando se trata de “evitar” o surgen “secretos” que me van aislando y devaluando mi autoestima.

¿Qué se hace con la vergüenza en los hijos?

Primero reconocer que surge de una emoción (frustración) que busca ser expresada, por lo que sacarla, reconocerla, nombrarla y hablar de lo que sentimos es importante. Sacarla en un lugar seguro es liberador y no pelear con ella… Solo verla con curiosidad.

En el caso de los hijos puede ser que hagan este trabajo emocional con los papás o con un vínculo adulto seguro, incluso un terapeuta.

Si soy adulto, el secreto contra la vergüenza es la compasión, por ejemplo con los padres que me hicieron, muchas veces con la mejor intención, si soy adulto, uso la compasión hacia mí para ver mi dolor y sanarlo.

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¿Cómo podemos ayudar a los hijos con la vergüenza?

En primer lugar PREVENIR: evitando juicios y críticas que los avergüencen. Cuando los niños o jóvenes experimentan vergüenza, necesitan un adulto que les ofrezca un entorno seguro donde no se sientan rechazados ni juzgados.

El primer paso es validar sus emociones. En lugar de minimizar lo que sienten, podemos decir algo como: ‘Parece que esto te ha hecho sentir mal. Estoy aquí para ayudarte”.

¿Cómo se relaciona el vínculo con la vergüenza?

Lo que podemos hacer para romper el vínculo de la vergüenza es crear un espacio de aceptación incondicional. Los hijos deben sentir que su valor no depende de su desempeño o comportamiento, sino de quiénes son. Esto les permite procesar la vergüenza de manera saludable y aprender de sus experiencias sin temor a perder el amor o la conexión con el adulto.

El adulto funciona como un ancla emocional. Cuando un niño o joven enfrenta la vergüenza, nuestra respuesta puede marcar la diferencia. Si reaccionamos con crítica o rechazo, reforzamos la vergüenza tóxica. Pero si respondemos con empatía y calma, les ayudamos a construir resiliencia emocional.

También es fundamental que los adultos trabajemos nuestra propia vergüenza, porque muchas veces proyectamos nuestras inseguridades en ellos. Cuando nos damos permiso para equivocarnos, modelamos esa misma actitud para ellos.

Especialista: Marcela Escalera. Psicóloga Clínica, Directora del Instituto Neufeld Español y Coordinadora del Diplomado Crianza con Vínculo.

IG Y FB: @marcelaescaleraoficial / WEB: marcelaescalera.com / Whatsapp: 55 61 88 72 78

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