Veo tanto enojo y tanta crueldad que no doy crédito. No entiendo si es porque la era digital incita a los cobardes o porque simplemente ya no hay honor, bondad, consideración; ya no hay kindness.
Llevábamos mucho tiempo queriendo armar esta edición pero curiosamente una de las cosas que más nos detenía era que la palabra kindness no tiene traducción literal. Ser gentil, bondadoso, considerado, generoso, amable, buena onda, son parte de, pero no son exactamente eso… en fin, yo lo traduzco a ser un alma buena. Cosa que me lleva a hablar por quincuagésima vez de un concepto que me fascina: la educación del alma.
En Nicaragua pensamos que no hay nada peor que una persona “vulgar de alma”, egoísta, poco generosa, de malos sentimientos. ¿Por qué no le damos la misma importancia a la educación del alma que a la intelectual? De hecho varios psicólogos dicen que la amabilidad pesa más que la inteligencia para ser felices, ¿tons? ¿Qué estamos esperando? No hay nada mejor que una persona que le pone atención a ser correcta, generosa, entregada, cortés y paciente; alguien que le pone atención a refinar sus sentimientos. ¡eso es kindness!
Me pareció que Sebastián era perfecto para esta edición porque cuando lo conocí, me di cuenta de que es alguien de sentimientos bonitos, y eso, hoy, es bien difícil de encontrar. Además con esta edición queremos volvernos, como dicen en la cábala, los faros de luz de un movimiento más grande que nosotros: el reto de la buenez. Unir fuerzas para transformar nuestras vidas, las de los demás y cambiar el mundo desde donde podamos.
Jay Shetty dice que el ser bondadosos aumenta nuestro amor propio, lo cual nos genera más ganas de ser buenos con los demás. ¿Qué tal de padre? Empecemos con cosas pequeñas, y si no yo me conformo con volver a los días en los que, como decía mi abuelita Jenni, “si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada”. Eso también es un acto de kindness. Los invito a recuperarnos y tratarnos mejor. let’s bring kindness back.
