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El esfuerzo lo vale

Criar hijos con un critero propio es mucho más difícil y agotador, pero sin duda es lo mejor que puedes hacer por ellos.

noviembre 1, 2015

Todas las mamás y los papás queremos y buscamos lo mejor para nuestros hijos. Pero –seamos sinceros– ¿Cuántas veces no se nos antoja sólo hacerlo más fácil? Dejar de pelear, batallar y hacer corajes. Tener hijos que sólo te hagan caso y listo. Una delicia ¿No?

En muchas ediciones de la revista y en radio, con decenas de especialistas, hemos hablado de la forma en que nuestros críos aprenden de nosotros, de cómo les enseñamos con nuestros actos. ¿Se acuerdan de “las palabras marcan pero el ejemplo arrasa”? Cuando hablamos de disciplina inteligente, hablamos de lo importante que es formar niños que sepan expresar sus emociones y se sientan libres de decir lo que piensan.

Como mamás, nuestra chamba no termina ahí; también nos toca formar su criterio y ayudarlos a tomar decisiones por sí mismos. Quienes tengan hijos mayores de 10 años estarán de acuerdo conmigo, éste es uno de los retos más cañones que enfrentamos.

Piensa en todos los momentos en que tu hijo te ha contestado mal o te ha hecho un berrinche de los mil demonios. Estoy segura de que el teatro es directamente proporcional a la edad que tiene: entre más cercano está a la pubertad el infierno es más grande. También estoy segura de que piensas que “en nuestra época, las cosas no eran así”.Cuántos de ustedes conocieron lo que se llamaba “mano dura” y no me refiero a las bofetadas históricas que a más de uno le pusieron los abuelos o los padres por hacer una mala cara o desobedecer. Muchos piensan que eso era respeto.

Afortunadamente las cosas ya no son así, poco a poco los críos, cada vez desde más chicos, son conscientes del derecho que tienen a ser educados sin violencia y se avientan a preguntar más, a cuestionar más y a retar más a los padres. Sí, es cansado y en momentos desesperante, pero la intención de escribir esto es ayudarles a reconciliarse con esa misión que construyen todos los días: formar y nutrir personas más sanas, libres y felices.

Pensemos algo, un niño tímido, que no habla, que no dice lo que piensa, que no hace un berrinche, muy probablemente será un niño que permita abusos: desde sus amigos o compañeros del colegio hasta personas adultas y con abusos más graves ¿Asusta no? Un crío que de chico no aprendió a decir que no está de acuerdo con algo o que una situación le parece incómoda o agresiva tampoco lo hará cuando crezca. ¿Se imaginan la angustia?

Por el contrario, un niño que siente el derecho a decir lo que piensa, lo que le gusta y lo que no, sabe que su voz es un recurso para aceptar o para rechazar algo y será capáz de alertar cuando sienta que algo no está bien en cualquiera aspecto de su vida. Ya sé que nadie quiere pensar en los posibles riesgos que corren nuestros hijos, pero es nuestra responsabilidad estar preparados y, al mismo tiempo, prepararlos para las cosas más desafiantes de la vida.

La línea entre criar hijos con criterio e hijos mal educados es muy delgada. Y no tengo duda: siempre será mil veces mejor, tener hijos capaces de tomar decisiones por sí mismos y alzar la voz cuando sea necesario, aunque lograrlo no sea lo más sencillo. 

firma_martha

noviembre 1, 2015