El año pasado recuerdo haber visto, por primera vez, a una Martha Debayle nerviosa. O al menos ansiosa. La razón era el lanzamiento de su primera línea de ropa. Si bien no es diseñadora, sí le encanta la moda y lucir espectacular. Cualquiera que la siga en Instagram lo sabe. No sé si tenía miedo porque era la primera vez que se aventuraba en esta industria o porque la ropa era un reflejo de ella que temía que no fuera a gustar. O tal vez ambas. El caso es que no fue así, pues en tan solo los primeros dos días casi el 70% de la colección se vendió. La Debayle empoderada que todos conocemos quiso entonces hacer una segunda colección porque, como me dice en entrevista, “no me sé estar quieta. Tengo déficit de atención por lo que me aburro fácilmente y por eso todo el día estoy inventando cosas”.
Eso sí, Martha tiene una predilección especial por hacer cosas que ayuden a los demás a sentirse bien consigo mismos, a sentirse más inspirados, a encontrar una mejor versión de ellos mismos. Así lo ha hecho con su programa de radio, con su revista Moi y también con la línea para el cuidado del pelo que lanzó en plena pandemia y de la que en todos lados escucho que está volando. Me encanta entrevistarla porque es como una especie de mini tornado con el ánimo y la alegría con la que todos la vemos bailando y cantando en sus redes sociales. En esta ocasión no la vi pues la entrevista fue vía Zoom, pero eso no le impidió transformar su oficina, un edificio en Polanco, en un impresionante set donde montó todas las piezas de esta segunda colección como si fueran el escaparate de Saks en Nueva York.
Con información de chicmagazine.com