fbpx
2024-11-17 16:33:04

¡Otra oportunidad!

Nunca es tarde para corregir nuestros errores, que las segundas vueltas son más fáciles, no sé si fácil es la palabra, pero sí más fluido.

noviembre 1, 2015

Eduardo Videgaray, amigo de años y pareja en cuanto a eventos especial había que traducir de inglés a español, algún día me dijo una frase: «Hay que casarse las veces que sea necesario». Jajajajaja, obvio él esta casado por segunda vez, porque su primera, igual que la mía, no funcionó.

No estoy segura que de veras, de veras haya que casarse, rejuntarse o ennoviarse indiscriminadamente, cual Elizabeth Taylor, pero lo que sí creo es que hay que darse chance de corregir nuestros errores y malos castings.

Si no, ¿de qué sirven los trancazos, las rupturas, los pleitos, los desamores y todos los exes que han pasado por nuestra vida? Para aprender lecciones y tomar cada vez mejores decisiones, sirven para hacer las cosas diferentes, para madurar y definir prioridades, para entendernos mejor y para no envejecer solos como perros y tener quien nos pase el pañal o el oxígeno. ¡De verdad, entonces para qué sirvió tanto corazón partío!

Los solteros y divorciados que están leyéndome dirán: «No me vuelvo a enamorar». A todos esos les diría, más bien hay que decir: «No vuelvo a repetir los mismos errores», el amor no es el problema es a quién se lo pides y a quién se lo entregas.

Cuando alguien me cuenta que se está separando o divorciando sonrío, uno, porque no cualquiera tiene el valor para hacerlo y hay que tener muchos hue&%$ para aventarse, y dos, porque es una gran oportunidad para, ahora sí, encontrar ¡otra oportunidad!

Y no digo todo esto porque yo esté del lado donde el pasto está más verde, créanme que yo ya estuve del lado del terreno baldío, con pura tierra y hasta clavos oxidados. Pasé once años divorciada, ennoviada, on and off, pero soltera, casteando, trabajándome, entendiéndome y jurando que nunca, nunca, nunca, jamás iba a volver a casarme porque estaría dificilisísisisimo encontrar al candidato ideal.

Y un día, once largos años después y un sin fin de periplos, apareció Juan, con quien me casé pro segunda y espero que última vez.

Como dice mi amiga Blanca, mi lado sano se casó con Juan, porque él no apareció hasta que yo aprendí muchas de las lecciones que tenía que aprender para crecer y entender de qué voy yo y de qué patos cojeo, y qué realmente se necesita para escoger bien y hacer que una relación funcione. Cosa que me tomó los primeros 22 años de mi vida.

Que las segundas vueltas son más fáciles, no sé si fácil es la palabra, pero sí más fluido.

Como todo en la vida, tiene su alto grado de complejidad pero esta vez ya entiendo que las lágrimas, las colgadas de teléfono, las cortadas y vueltas, las bajadas del coche, los pleitos y reconciliaciones infernales, no suceden cuando una relación verdaderamente funciona.

Así que no tengan miedo, no le saquen, sí puede funcionar, siempre y cuando, hayan hecho su buena chambita.

firma_martha

noviembre 1, 2015