Bienvenido a la revista de las preguntas, porque son la forma de entender mejor el mundo.
Y eso lo traigo en los genes. Para que te des una idea, ahí va esta historia:
“¿Cuál es tu misión en la vida?” Eso fue lo primero que le preguntó mi papá a mi ahora marido
cuando lo conoció. Imagínense nada más la cara de Juan —alias Spiderman—, tratando de
atinarle a la respuesta. Lo hizo bien y se salvó… por lo menos esa vez, porque las pruebas apenas
comenzaban. Las preguntas corren por la sangre de la familia Debayle, y esa curiosidad es la
que les quiero transmitir.
Preguntar es crecer, aprender. ¡¡¿Cómo es posible que no pregunten?!! ¿Por pena, por miedo,
por desinterés? Uno siempre tiene que remover y descubrir, averiguar. Para eso les servirá la
revista moi.
Les digo que en mi familia todo se pregunta. Alguna vez, en un funeral recibí una llamada
de mi hermano Enrique.
Yo: No puedo hablar, estoy en un funeral.
Enrique: ¿Pooor?
—Se murió un amigo de un amigo, que trabaja en la empresa, luego hablamos.
—¿Pero de qué se murió?
—Que no puedo hablar, pero chocaron.
—¿Cómo?, ¿quién iba manejando?
Y así hubiera seguido el interrogatorio, pero ¡le colgué!
moi es un lugar para que preguntemos y tratemos de encontrar respuestas, pero también es un
espacio para que se te ocurran más preguntas, para que descubras herramientas que te ayuden a
aprender más, a entender y entenderte mejor y a tomar decisiones más informadas.
Y hablando de preguntonas, en este primer número me junté con otra: Carmen Aristegui, sin
duda una de las mujeres más escuchadas y valientes de este país. Hablamos de todo menos de política,
aunque no lo crean, fue posible. Reímos como locas y me contó cosas de las que nunca había hablado.
Fue una experiencia inspiradora.
Por este medio, por moi, yo seré sólo el canal, el vehículo para que aprendan y conozcan de muchas
personalidades, especialistas y escritores a quienes me parece que vale la pena preguntarles: ¿Por?
Definitivamente nunca se me quitó lo preguntón de los niños, así que trato de aplicarle el interrogatorio
a mi hija mayor. Le pregunto su opinión sobre el nuevo proyecto. Me dice: “me encanta, má”,
naturalmente le suelto un “¿poooooooor?” y tan tranquila me responde “I don’t do “por’, que en su
idioma es: “Yo no te manejo los ‘por’”. Jajajaja. No importa, yo siempre seguiré preguntando por mí,
por ustedes y por todos nuestros compañeros. ¿Por?