Es que cómo soltar lo que quieres tanto, lo que crees que necesitas, lo que alucinas que te matará si no lo tienes, lo que crees que necesitas tener, o lo que sientes que es absolutamente tuyo. Así es con la pareja, la chamba, los hijos, el amor, la familia y hasta con el pasado. Sin duda, tiene que ver con autoestima, con con-fian-za en la vida y en uno mismo, tiene que ver con soltar las culpas y con dejar de necear, jaja.
Me carcajeo con la frase «Déjalo ir; si es tuyo regresará, y si no, es que nunca lo fue», porque en realidad es una forma muy amigable de decirte «¡Suéltalo!». Esa parte de si regresa o no, siento que es para darnos una miniesperanza que francamente no deberíamos necesitar porque lo importante está en el «déjalo ir».
¿El pasado? Hay que tomar sus lecciones, experiencia, sabiduría y madurez que nos aportó y tan tán, usarlo como trampolín y no como sofá. El pasado sólo sirve para construir lo que eres hoy, para bien o para mal.
¿La pareja? Dejarla ir o no sería muy fácil si todos tuviéramos inteligencia emocional y la practicidad de las matemáticas. ¿Te suma o te resta? ¿Te da paz o te la quita? ¿Te aporta alegría o te la roba? Si el resultado es un cinco, debería de ser una decisión muy fácil, un no brainer, dirían los gringos. Pero el miedo a la soledad, la falta de confianza en uno mismo, negarte a escuchar tu voz interna y el pavor al futuro lo nubla todo. Aunque en 99.9% de los casos todo termine bien.
¿La familia? Uf, eso va en contra de todos los preceptos básicos de la vida. La familia es lo más cercano, quien más te quiere; los papás son quienes mejor te conocen y quieren lo mejor para ti por sobre todas las cosas. Y claro que hay muchas familias así, pero también hay muchas otras que no, y soltar a la mamá que te lastima y que te deja descompuesta cada que la ves, o al hermano con quien has cargado toda tu vida porque «pooobre». Es lo más complicado, porque el «tienes que quererlos» nunca especifica que tengas que estar suficientemente cerca como para que te arrastren. Esto aplica hasta para la amiga o el amigo que siempre te hace sentir mal, pero que conoces desde el kinder, y ahí lo traes toda la vida como mono en la espalda.
¿Chamba? Es igual de complicado porque es tu sustento, y a lo mejor el de otros también… Y ahí entra otra vez la duda sobre tus capacidades y tus habilidades para encontrar otra mejor y que te haga más feliz.
En muchos casos traemos un mono en la nuca que no nos deja movernos ni pensar con claridad, y mucho menos levantar bien la cabeza y avanzar en la vida en todos los sentidos.
Espero que todas las palabras e ideas que vas a leer en la moi de este mes, te den una perspectiva diferente sobre cómo se suelta y por qué es urgente aprender este arte. Siempre que dudes, acuérdate de que la mejor decisión no siempre es ni la más ortodoxa ni la más popular.