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Adán: El gran segundón

Adán: El gran segundón

Adán según lo que se dijo, lo que se pintó, lo que se escribió... Fue siempre un segundón: gris, pasivo, de poca personalidad.

noviembre 25, 2014

Adán: El gran segundón

Elisa Queijeiro
Humanista
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La ausencia de Adán, por sí mismo en el arte.

A. Siempre aparece con Eva y generalmente ella en el punto de fuga o foco. Es un acompañante.

B. La más importante de él, es la famosísima de Miguel Ángel (1475-1564) en la Capilla Sixtina: Dios dando vida a Adán (1511)1. De aquí resaltar:
No es relevante para MA como momento religioso, es pretexto para mostrar la perfección del cuerpo humano.

Si observan completa la imagen de Dios, es o parece una imagen del cerebro partido a la mitad. (Dr. Frank Mershberge en 1990 “Diario de la Asociación Médica Americana” y Doctores Ian Suk y Rafael Tamargo los más recientes en la revista científica Neurosurgery : “Neuroanatomía de Separación de la Luz y las Tinieblas de MA”3)

Adán: El gran segundón
Adán: El gran segundón
Adán: El gran segundón

Volviendo a Adán…

La actitud de Adán es pasiva, es la misma posición de Dios pero a la inversa, y Dios es el que hace todo, y tiene toda la fuerza y movimiento. De aquí conectamos con el texto. Así es Adán en la Biblia, pasivo. Visto como personaje literario

NO ESTAMOS ANALIZANDO A ADÁN COMO FIGURA INSPIRADORA RELIGIOSA, NI SU ACTUACIÓN, DESDE ESE PUNTO DE VISTA, SINO LO VAMOS A DISECCIONAR COMO PERSONAJE:

Desde el punto de vista literario, como personaje de una historia, como podemos analizar los rasgos de Otelo, de Shakespeare, o de Segismundo de Calderón de la Barca, o Agustus Waters de Bajo la Misma Estrella, de John Green.
¿Qué tan fiel es el personaje así mismo? ¿cambia? ¿es verosímil? Es decir ¿te la crees y se comporta a lo largo de la historia fiel a sus características?

Es fuerte comentarlo, pero cuando medimos a un personaje por sus acciones, el personaje como tal de Adán, es pasivo.

No toma iniciativa a lo largo de todo el génesis:

  • lo crean,
  • lo colocan donde va a vivir,
  • le dicen qué hacer (a qué se va a dedicar)
  • se dan cuenta por él que no está bien solo (es decir, él no pide una mujer. A Dios se le ocurre que necesita ayuda idónea),
  • después “se deja engañar” –supuestamente”
  • no obedece, desobedece,
  • se esconde
  • y le echa la culpa primero a Dios y luego a la mujer.
  • Y así le va: su castigo es muy fuerte.

noviembre 25, 2014