Adriana Esteva
Especialista en Nutrición Emocional
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1. Berrinche
- ¿Te has cachado que te comes algo y hasta pones cara de niño berrinchudo?
- ¿Cuántas veces no has comido algo como una “venganza” porque no obtuviste algo que querías de alguien más, de la vida o de ti mismo? O porque quieres molestar a alguien.
2. Premio
- Premiarnos con comida es un acto condicionado que sigue buscando encontrar afuera la validación que no sabemos darnos.
3. Reconfortar
- Cuando no hemos aprendido a cubrir adulta y responsablemente nuestras necesidades, buscamos reconfortarnos con la comida de la misma forma de en algún momento alguien nos reconfortó a través de ella.
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4. Intimidad
- La comida se vuelve un sustito simbólico de lo que en realidad queremos obtener pero que no nos atrevemos a pedir o a buscar en algo más real y por supuesto riesgoso como una verdadera relación.
5. Calmar incomodidad
- Desde pequeños aprendimos que hay que acabar rápidamente con la incomodidad sin esperar a que esa misma incomodidad nos diga para qué está ahí.
- El famoso ¡Shhhh Shhh Shhh¡ cada vez que comienza a llorar o incluso a hacer puchero un bebé, es una gráfica muestra de esto.
- Nos volvemos intolerantes a la incomodidad por más pequeña que esta sea y no damos oportunidad de explorarla. Y la comida es un medio muy usado para intentar anularla. Es una gratificación inmediata.
6. Todo o nada
- De pequeños nos es casi imposible dimensionar clara y asertivamente las cosas. O todo es bueno o todo es malo.
- O hacemos la dieta perfectamente o la rompemos espantosamente. Rara vez el adulto que hoy somos se detiene a preguntar si le gusta comer como come y a buscar su propia identidad más allá de la que aprendió que tenía.
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7. Comer a escondidas
- Un niño pequeño es normal que de pronto sienta la necesidad de esconderse cuando siente que algo es amenazante, pero……Un adulto?
- Si este es tu caso, se curioso contigo y pregúntate si de verdad hoy esconderte es la mejor alternativa y si estás encontrando en comer la forma de regresar a esos escondites a los que de niño podías acudir cuando sentías mucho miedo o la necesidad de estar solo.
¿Cómo si podemos dejar que nuestro niño interno participe a la hora de comer?
- No dar por hecho y dejarte sorprender
- No juzgar ni calificar solo disfrutar
- Diviertete
- Descubrir sabores
- Ser curioso
- Dejar las creencias a un lado y comer cada vez con «ojos de principiantes»
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¿Y como adulto?
- Aprende a dejar de lado las gratificaciones inmediatas
- Arriésgate a ir por lo que quieres
- Atrévete a elegir
- Practica la atención plena
- Pon limites
- Toma tus responsabilidades y suelta las que no son tuyas
- Comienza a ser autentico en tu manera de comer y asi generarás relaciones igualmente autenticas