Eduardo Calixto
Neurofisiólogo
Consulta a nuestro especialista
• Un bebé antes de nacer puede reconocer la música del ambiente, desde el 6º mes de embarazo.
• El cerebro de un bebé de un año muestra sensibilidad a escalas musicales. La música incluso se entiende antes del lenguaje.
• La música activa áreas cerebrales que incrementan la motivación, reduce el cansancio y la experiencia de que el tiempo pasa rápido.
• Escuchar música al hacer ejercicio incrementa el rendimiento físico en un 20%
• Escuchar música ayuda a algunos trastornos como el Parkinson. Mejoran equilibrio y capacidad para caminar.
• Tocar piano: induce placer y emotividad. Ayuda a una recuperación rápida a personas que tuvieron infartos cerebrales.
• Cantar favorece al cuerpo y al cerebro. El cambio neuroquímico hace que disminuya el dolor y la depresión.
• El hemisferio derecho cerebral se activa con una canción instrumental. El hemisferio izquierdo interacciona al escuchar la letra.
• Al escuchar música: el cerebro derecho registra altura de tonos y melodías. El hemisferio izquierdo, ritmos y lenguaje.
• Las canciones son excelentes reforzadores de mensajes, acentuadores de emociones y con capacidad de cambiar nuestro estado de ánimo.
• Cantar favorece un cambio neuroquímico que permite que disminuya el dolor y la depresión.
POR GÉNERO
• No importa si lo que escuchamos es Mozart, los Ángeles Azules, Emmanuel o Guns and Roses, con el simple hecho de gustarnos las canciones, las notas musicales esperadas generan cambios positivos en nuestra conducta.
• La música que nos gusta activa áreas cerebrales que favorecen la motivación, reduce el cansancio y la experiencia de que el tiempo pasa rápido.
• Escuchar nuestra lista de éxitos al hacer ejercicio incrementa el rendimiento físico hasta en un 20%.
• La música –rock o clásica- puede contribuir a un ambiente de excitación erótica en contraste un canto fúnebre inhibe totalmente el deseo sexual.
• La música disco, rock, salsa (beats rápidos) puede provocar emociones positivas como la alegría, las risas y el apego que inducen conductas de aproximación y bienestar.
• En contraste, una canción que nos recuerda a un expareja puede generar palpitaciones, sudoración, estremecimiento asociadas a emociones negativas como el enojo y la tristeza que generan aislamiento y la sensación de dolor.
• La música –rock o clásica- puede contribuir a un ambiente de excitación erótica. // Un canto fúnebre inhibe totalmente la actividad sexual.
• La música instrumental es capaz de disminuir la frecuencia cardiaca, generar que nuestra respiración sea más profunda e incrementa la saturación de oxígeno en la sangre.
• El heavy metal, hip hop y el pop rápido estimulan las regiones fronto-parietales y temporales del cerebro: facilitan la expresión corporal
• La música con un tiempo más rápido aumenta significativamente la frecuencia cardiaca, la ventilación, la presión arterial y la actividad motora ¡nos pone a bailar!
La música y su neuroanatomía
• El cerebro interpreta en forma dinámica y por separado de una canción:
• La frecuencia, el timbre, el ritmo y la intensidad.
• Seguir la letra la canción es la consecuencia de activación de módulos neuronales de lenguaje, actividad atentiva y redes neuronales que se activan con frecuencias produciendo emociones.
• La música se analiza por dos sistemas en paralelo: el ritmo y el compás que conllevan el análisis del tono y los intervalos.
CÓMO ENTRA LA MÚSICA A NUESTRO CEREBRO
• El viaje de la música en nuestro cerebro inicia en el tímpano, de ahí se transmite a través del tallo cerebral, al mesencéfalo hasta llegar al tálamo que a su vez proyecta la información a la corteza cerebral auditiva que se encuentra en el lóbulo temporal.
• La música activa a los lóbulos frontal y parietal. Ahí, la música se divide para su análisis, se envía al giro del cíngulo y una zona cerebral conocida como ínsula, con lo que nos sentimos cantantes, elevamos la emoción y en un karaoke nos comportamos como estrellas de rock.
• La información musical se proyecta al hipocampo, con lo cual evocamos recuerdos, asociamos emociones pasadas, podemos llegar suspirar y terminar en el llanto.
• Poder bailar se lo debemos al cerebelo
En los hombres: Ante una música agradable activan más en el hemisferio izquierdo y pero si los ritmos le son desagradables activan más el hemisferio derecho.
En las mujeres: Las emociones agradables musicales también se procesan por activación del hemisferio izquierdo pero las desagradables activan ambos hemisferios cerebrales, es decir, activan más el cerebro ante la música.
• Una sesión musical puede incrementar los procesos de atención: aunque no nos hace más inteligentes, si nos incrementa la memoria y la capacidad de aprender.
• Aquellas personas que hacen música tienen un ajuste fino en su coordinación sensorio motora, una mayor memoria, sostienen más atención por tiempos cortos y tienen un mayor rendimiento de lectura.