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#LoMejorDe… Formas de relacionarnos que se convierten en formas de evitación

Si no aprendemos a equilibrar y regular esta expresión, nuestras relaciones con el mundo y con nosotros mismos se dañan.

noviembre 27, 2015

Formas de relacionarnos que se convierten en formas de evitaciónAura Medina De Wit
Psicoterapeuta, instructora de meditación
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Todos tenemos formas de relacionarnos y estas tienen mucho que ver con nuestra energía, con nuestra parte esencial. Sin embargo estas formas de interactuar se vuelven disfuncionales por los miedos causados por traumas o heridas de la infancia.

1. Adaptables-compatibles: Miedo al abandono

  • Este mecanismo, viene de la necesidad natural de fundirnos, de ser con el otro.
  • De confiar, dar y recibir.
  • Es la manera en que aprendemos del entorno y las personas que nos rodean.
  • Así iniciamos la vida, en toda confluencia e indiferenciación.
  • Cuando hay unión para pertenecer, cuando se crea el nosotros. La pertenencia.
  • Necesidad de ser con el otro. Confiar, dar y recibir. Por supuesto que es en la unión y en la separación donde nos realizamos como personas. El fundirnos y separarnos.

Dentro de esta “adaptabilidad (confluencia)” tenemos dos formas de actuar:
a. Pasiva: busca adaptarse a los otros. Se somete a la relación.
b. Activa: busca que los otros se adapten a él/ella. Obtiene el poder de la relación.

  • Aquí el asunto que cuando hemos experimentado rechazo y abuso profundos en la infancia, siempre llevamos la sensación de ser rechazados y la firme creencia que lo merecemos.

Disfuncionalidad: cuando este impulso natural de adaptabilidad se sale de proporción, la necesidad de complacer es tan grande que me olvido de mí, no sé quién soy, que quiero, que necesito. Hago lo que el otro quiera sin cuestionar. Sin el otro muero.

  • En esta persona hay miedo al abandono y a la soledad.
  • Perdida de la identidad y autonomía.
  • No hay tolerancia a la diferencia ni disidencias del grupo.
  • Miedo al conflicto.
  • Control.
  • Perdida de límites.

Para ayudarse necesitan:

  • Encontrar la fuerza de atreverse a tomar riegos en las relaciones
  • Decir lo que piensan y quieren
  • Empezar a darse cuenta que son seres diferentes a esa persona con la que confluyen
  • Aprender a poner límites internos y respetarlos
  • Trabajar con la autoconfianza en lo que siente, con el miedo a la soledad, buscar la individuación

Confluente en extremo: masoquista y depresivo, pérdida de autoestima

2. Aislado: Miedo a ser controlados.

Desconfianza: El impulso natural es cuando necesario retirarse del entorno para poder estar más en contacto consigo mismo. Esto apoya la individualidad y el distanciamiento de las cosas.

  • Es la capacidad de aislarse en ambientes tóxicos. Nos proporciona momentos de reflexión y paz, auto apoyo, limites, autoexploración.
  • Pero cuando el miedo contamina el impulso, llevamos al extremo esta preferencia a estar en soledad, a la autosuficiencia. Nos hacemos de fronteras rígidas, flexibles.
  • La desconfianza es algo muy común, en nosotros y viene de abusos, falta de respeto a los límites y progenitores muy controladores o sobre protectores. Forma la creencia que el mundo es un lugar peligroso y por lo mismo nos aislamos huyendo de las personas por el profundo miedo a ser controlados.

Disfuncionalidad: temor a ser tragado, por no saber poner límites a los demás. Sus fronteras son tan rígidas que se cierra a lo nutricio del entorno.

Para ayudarse necesitan:
• Ayuda para reconocer sus grandes necesidades de afecto y de contacto y el dolor de no haberlo tenido.
• Aprender a ponerle límites a las demás personas, pare que esto les de confianza de abrirse a nuevas relaciones nutricias.
• Trabajar con el trauma de haber sido controlados y manipulados por sus progenitores.
• Esto les permite relajar sus fronteras y poder interactuar sin tanto miedo, aprendiendo el arte de disfrutar la solitud sin perder contacto.

Aislado extremo: esquizofrénico, demasiados límites.

3. Introvertidos: Miedo a ser rechazados.

  • Vergüenza: Detener la expresión ante algo. Contener. Autocontrol de mi sistema motor, energético.
  • Activos: me hago a mí misma lo que quiero hacerle al otro.
  • Pasivos: me hago a mí misma lo que quiero que el otro me haga.
  • Etapa Primaria: la energía ni siquiera se expresa.
  • Etapa Secundaria: empezar a expresar y detenerse.

Se vive con la sensación y la creencia de ser deficientes, sin valor, indignos de amor. Uno se vive como algo horrible, como si algo estuviera muy mal dentro de nosotros.

Disfuncionalidad: autoflagelación, se pierde la habilidad de actuar en el mundo. Sentir que no necesito de nadie. Somatizo. Sustituir al ambiente.

  • Para ayudarse necesitan:
  • Lograr la expresión: escribir, bailar, actuar, descarga.
  • Concientizar como me detengo, con quién, cuándo.
  • Atreverse a pedir.
  • Escribir para reconocer la emoción, sensación, tensión. Ver que aparece. A quien va dirigido. Expresarlo.

4. Escandalosos, ruidosos, centro de atención: Miedo a no recibir atención.

  • Lo hacemos para soltar la expresión en cualquiera de sus formas. Soltar la energía.
  • Expresar, tomar acción, motriz. Conseguir lo que se desea. Comunicación.
  • Esta expresión nace de la sensación de no haber sido vistos. Hay una gran necesidad de ser reconocidos, miedo a no ser nadie, a que no nos vean si no actuamos de una manera ruidosa.

Disfuncionalidad: dificultad en quedarse quietos, invasivos, incapacidad de autocontención y posponer satisfacción. Poca autorreflexión y posibilidad de abuso hacia otros.

Para ayudarse necesitan:

  • Todo lo que logre el autocontrol.
  • Responsabilidad de sus excesos.
  • Empatía hacia los otros.
  • Trabajar con la ansiedad que surge al estar quietos.

5. Disperso: Miedo a contactar tus sentimientos.

  • Esta forma nos ayuda a poner la atención en otra cosa para evitar atender algo que no se desea y se siente amenazante.
  • Ayuda a cuidarnos en ambientes tóxicos, poder ser superficiales cuando se necesita, nos ayuda a enfrentar situaciones muy difíciles
  • Evitar el conflicto te estanca, evitar lo agradable te detiene en tu proceso natural.
  • Como niños, cualquier forma de presión, invasión a nuestros límites, expectativas, mensajes ambiguos, críticas, amenazas, violencia nos puede causar esta necesidad de huir hacia la mente para evitar sentir.

Disfuncionalidad: Atención dispersa, se cambia de figura, incapacidad de concentrarse. No se puede terminar proyectos. Demasiada superficialidad, evitación de conflictos, falta de compromiso.

Para ayudarse necesitan:

  • Aprender a lidiar con el dolor.
  • En vez de evadirse, enfrentar los temas que le son difíciles.
  • Enfrentar el miedo al contacto, herida primaria. Necesita fortalecer confianza.
  • Ejercicios de concentración y de darse cuenta de cómo evita el conflicto.

6. Obsesivo, fijado: Desconfianza hacia uno y hacia los demás.

  • En su natural expresión esta característica nos da la capacidad de atender algo de manera estable sin distraernos. Crear rutinas que ahorren energía.
  • Permite cumplir con metas. Estructura, perseverancia.
  • La obsesión es una forma mental de procesar las emociones que no nos permitimos sentir. Cuando no sentimos, esa energía se va a la cabeza y posteriormente crea conductas compulsivas.

Disfuncionalidad: Obsesión en una sola cosa. No se permiten riesgos ni novedad. Hábitos sin satisfacción. Disminución de la conciencia.

Para ayudarse necesitan:

  • Promover toma de riesgos.
  • Aprender a abrir su rango de atención.
  • Aplicar buen humor.
  • Cambio de rutinas.
  • Apreciación de la libertad de hacer esto.
  • Contacto con el presente.

Ejercicio: hacer una lista de ideas obsesivas y rituales compulsivos.
Preguntarse: ¿Qué pasaría si no hiciera esto?
Preguntarse la utilidad de cada una de las cosas de la lista.

noviembre 27, 2015