Aura Medina De Wit
Psicoterapeuta, instructora de meditación y autora de los libros: ¿Amor o codependencia? y Lo que ellos dicen de ellas.
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•Los condicionamientos nos enseñan que nuestro valor se basa en lo que lo logremos, no en lo que somos. Nos han convencido de que los roles definen nuestra esencia.
Algunos roles que jugamos en las relaciones son:
a. El rescatador
b. La victima enojada
c. El tirano
• Los roles se complementan: unos necesitan de otros, los unos hacen que los otros se fortalezcan.
Entendiendo cómo tomamos los roles que tomamos
Los roles son formas que tomamos de pequeños en un intento de esconder nuestros miedos, todo tiene que ver con el control. Son conductas que usamos para protegernos de cualquier amenaza, del dolor básicamente. De hecho fue esencial para nuestra sobrevivencia que encontráramos formas de lidiar con los abusos y traumas que sufrimos de pequeños.
Aprendimos a complacer, a alejarnos, a mentir, a pelear, etc., en un intento de controlar esa energía ofensiva de la forma que pudiésemos. Aprendimos estas formas de actuar de lo que vimos que otros hacían.
Cómo nuestra identificación con los roles se vuelve una prisión
• Todos aprendemos desde pequeños a complacer y actuar de la forma en que se espera de nosotros. Y cuando pasan los años algo empieza a estar mal, nos damos cuenta de que esto que hacemos no es real y sin embargo no tenemos ni idea de cómo cambiarlo o como encontrar realmente eso que sí somos. Nuestros condicionamientos nos enseñan que nuestro valor se basa en lo que lo logremos, no en lo que somos. Y por lo mismo ponemos nuestra energía en complacer o pelearnos con todos, y escondemos esa parte más profunda de nosotros.
• El problema es que no sólo nos han condicionado para desempeñar ciertos roles y llenar expectativas de los demás, sino que además nos han convencido que esos roles definen quién somos.
• Lo que necesitamos entender para liberar esta parte es que los roles que escogimos nos dan algo: aprobación, respeto, reconocimiento, amor, apreciación e incluso quizá riqueza. El problema es que si nos identificamos con estos roles, se vuelve una prisión tan grande como cuando pensamos que todo lo que somos es las heridas de la infancia.
Roles que jugamos en las relaciones
Obviamente estos roles nos atrapan no sólo en las cuestiones cotidianas, como el trabajo y la familia, sino más profundamente en las relaciones de pareja. Nos dan cierta seguridad, identidad, pero a la vez matan el amor.
Muchas de las parejas se meten en roles, por ejemplo, de la madre y el hijo, y esto mata la pasión, el amor entre ellos. Por supuesto, ocurre en todas las relaciones pero es siempre más prevalente en las parejas. Veamos algunos de estos roles:
a. El rescatador. Es la persona que se siente obligada a ayudar, enseñar, dar consejos, resolver problemas de los demás, etc. (frecuentemente cuando no siquiera se lo piden). Ayudar es bueno, pero puede ser un gran problema si es lo que nos da sentido y autoestima. Cuando la forma de hacerlo es una conducta compulsiva que incluso invade a las demás personas, y sobre todo cuando lo hacemos por encima de nosotros mismos. Como si quisiéramos olvidar nuestros propios dramas, nuestras frustraciones ayudando a los demás.
b. El irresponsable. Adolescente eterno que vive su vida en total rebeldía y no tiene interés en tomar ninguna responsabilidad.
c. La víctima enojada. Nos hemos identificado tanto con nuestro sufrimiento y nuestra impotencia que aprendemos a llamar la atención a través de culpara otros por este sufrimiento, de quejarnos todo el tiempo de algo o alguien, incluso de soportar situaciones humillantes, pero que al final adoptamos conductas pasivo agresivas para cobrarnos la factura.
d. El tirano. Es una postura de poder, y por lo mismo muy adictiva, controlamos, imponemos y nos sentimos muy importantes porque logramos que los de alrededor nos teman.
Estos roles se complementan: un rescatador necesita un irresponsable o una víctima para sentirse importante y viceversa. La víctima saca el tirano en otra persona y un buen tirano disfruta rodeándose de víctimas.
Una cosa importante de entender es que nos apegamos a estos roles porque nos dan un cierto lugar en la sociedad, en la familia. Se vuelve algo seguro, algo familiar. Y toma mucho valor y deseo de crecer el intentar salirnos de estos roles. Es casi como si en nuestras relaciones estableciéramos contratos del rol que cada quién tomará.
Rompiendo la prisión
Para poder romper esta prisión donde estamos, tenemos que querer algo más en nuestras vidas que el sólo presentar una cierta imagen. Si no tenemos este deseo, si el rol sigue dando más cosas positivas que negativas, será muy difícil hacer este trabajo. A veces la vida nos ayuda enviando crisis a nuestras vidas, crisis que nos hacen cuestionar quién realmente somos, cuál es nuestro sentido de vida y si es esta la vida que deseamos.
Pasos para salirnos de los roles
1. Encontrar el valor de vivir lo que realmente es nuestra verdad.- no lo que se espera de nosotros.
2. Descubrir que no somos los roles que jugamos
3. Reconocer cómo nos hemos identificado con el rol
4. Reconocer cómo nos sentimos cuando estamos actuando el rol
5. Notar cómo otros se relacionan con nosotros cuando estamos en los roles, y cómo nosotros nos relacionamos desde el rol.
Ejercicios para romper nuestros apegos a los roles
1. Hacer una lista de tres de los roles predominantes que juegas en tu vida. Ejemplo: el maestro, el terapeuta, el cuidador, sanador, jefe, madre, esposa, esposo, hijo, victima, etc.
2. ¿Qué se siente bien y que se siente mal de cada rol? ¿Te queda estar en este rol o es algo que haces para complacer a otros?
3. ¿Cuál es la gratificación que obtienes de cada uno de estos roles?
4. ¿Qué sentirías si perdieras este rol?
5. ¿Cómo cambiaría lo que otros piensan de ti si perdieras este rol?
6. ¿Cuáles serían los beneficios de no tener este rol?
Extractos del libro “Stepping out of fear” y “Face to face with fear” de Krishnananda y Amana Trobe. Learning Love Institute.