Aura Medina De Wit
Psicoterapeuta
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Observando el juego en los niños, Mahler describió las etapas más importantes en su desarrollo normal:
– Primera: Etapa autista (0-2 meses) el niño vive su mundo propio, no se percata del exterior.
– Segunda: ¨Período simbiótico (2 a 6 meses) el niño está estrechamente ligado a su madre y desarrolla un poderoso apego no verbal con la madre
– Tercera: (6 s 24 meses). Etapa de separación e individuación. El niño empieza a convertirse en un ser ´único e individual.
Usando este modelo en las relaciones
– Casi nadie de nosotros tuvimos un desarrollo tan fluido y sano. Casi todos crecimos con profundas heridas infringidas en estas etapas, consecuencias de necesidades esenciales no cubiertas. Y en el presente nuestras relaciones reflejarán esas mismas heridas.
– La falta de un vínculo adecuado con nuestra madre durante la etapa simbiótica nos deja con una profunda hambre emocional de ese tipo de vínculo amoroso e incondicional que no tuvimos.
– La falta de uno adecuado apoyo, guía y estímulo durante la etapa de separación e individuación nos lleva a la creencia que el amor es dependencia y manipulación.
Heridas crean dos personalidades:
1. La persona dependiente está hambrienta de ese vínculo simbiótico y su miedo a la soledad y su falta de autonomía se debe a que no completó esa fase y por lo mismo se quedó estancada/o en ella. (herida de abandono)
2. El antidependiente está hambriento de separación e individuación. Su miedo a la intimidad , a la cercanía nace de la manipulación y control de uno de los progenitores. (Herida de engullimiento)
– Si actúas desde la herida de abandono, (sin darte cuenta), te conviertes en gran dependiente. Ruegas: “dame, dame”, tomas el rol del dependiente.
– La otra herida te lleva al rol del antidependiente, y encuentras cualquier excusa para empujar al otro: adicciones, trabajo, amigos.
Personalidad dependiente
– Están hambrientos de contacto; buscan llenar el vacío creado en la etapa de la simbiosis.
– La única manera como saben llenar este gran hueco emocional es a través de sentirse amados y apoyados por la otra persona.
– Esta hambre insaciable y su gran terror de no ver cubiertas sus necesidades con frecuencia aleja ese amor tan anhelado.
– Viven con la creencia que su único camino a ser felices es encontrar la cercanía de otros y en particular de una pareja.
Las estrategias más comunes son:
1. Suplicar
2. Quejarse
3. Culpar
4. Demandar
5. Resignarse y deprimirse
– Viven convencidos que el problema es la incapacidad del otro para abrirse y entregarse.
Personalidad antidependiente
– Temen a la cercanía porque representa el ser controlados, manipulados y exigidos: para estas personas la intimidad representa la pérdida de la libertad
– Al estar en una relación, existe la obsesión de “necesitar más espacio” hay una constante sensación de estar siendo sofocados por el otro.
Sus estrategias más comunes son:
1. Acercarse y retirarse
2. Controlar a través de no estar disponible
3. Colocándose en un lugar de superioridad convenciéndose que son personas que no necesitan a nadie.
4. Avasallando
Viven convencidos que el problema es que la otra persona no sabe estar bien en soledad.
1. Atrapados en la simbiosis.
– La mayoría de los seres humanos vivimos con una profunda necesidad de vincularnos, de conectarnos con otros seres humanos. Esto hace que sea frecuente que al iniciar una relación ,nos quedemos atrapados en la simbiosis. Casi siempre las relaciones inician con una manera de vincularnos muy simbiótica.
– Esto lo vemos en las primeras etapas de la relación: La luna de miel. Durante este período ambas personas experimentamos el tipo de amor incondicional que no recibimos durante la época de la infancia y por el cual todos estamos muy hambrientos. Desafortunadamente, esta es sólo una ilusión que termina más temprano que tarde.
2. Parejas en diferentes etapas.
– Una de las dos personas sale de este vínculo y pasa a la siguiente, la de la separación e individuación mientras que la otra permanece en la simbiosis.
– Es en este momento cuando los conflictos inician, ya que el compañero “simbiótico” quiere mantener al otro “pegado” mientras este desea separase, tomar su espacio.
Trabajando con el modelo en tus relaciones:
1. Darte cuenta de la necesidad infantil detrás de la personalidad
Persona simbiótica o dependiente: desea un vínculo y presencia incondicional
Persona que se separa o antidependiente: desea apoyo y comprensión incondicional para buscarse a sí mismo.
No es posible satisfacer estas necesidades entre si. Deben buscarlas en otro lugar: terapia, amigos o en si mismos, comprendiendo y validando su propio proceso
2. Separación de la familia de origen. En el proceso de terapia, necesitamos separarnos, “matar” (en sentido figurado) a los padres internos.
3. Aprendiendo el uno del otro
Cuando ambos aprenden acerca de las heridas de desarrollo, entendiendo cual están viviendo en el presente, son más capaces de ser sensibles a las necesidades del otro.
4. Separarnos y vincularnos.
Una relación sana es aquella en la que dos personas se apoyan en su separación e individuación pero al mismo tiempo son capaces de compartir un profundo vinculo simbiótico, y este no debe interferir con la expansión y libertad del otro .