Helios Herrera
Director general de HH Consultores
Consulta a nuestro especialista
Temor a perder afecto:
- Por miedo a que dejen de aceptarnos o querernos no tomamos la decisión de correr el riesgo ya que esto implica ser diferente a los demás y sobretodo ser diferente a lo que yo era, es decir, cambiar.
- El hecho de cambiar puede representar en sí correr el riesgo de que a los demás no les agrade nuestro cambio y dejen de estimamos por esa razón.
- Este pensamiento definitivamente es negativo ya que todas esas personas de ninguna manera pueden ser responsables de nuestra vida ni de nuestra forma de vivirla.
- Su opinión nunca puede ser más importante que la nuestra ya que nosotros somos los responsables de vivir nuestra vida, de arriesgarnos a crecer aunque ellos no lo hagan a nuestro mismo paso. Recuerda que tu eres el arquitecto de tú propio destino, no ellos.
Esto te interesa ¿Por qué tenemos miedo?
Temor a perder el control:
- Nos impide crecer como personas y como negociantes.
Temor a perder la Ilusión:
- Lo negativo de esta conducta es que nunca realizamos ninguno de nuestros sueños o planes y vivimos en un mundo de fantasías fabricadas por nosotros mismos, mundo que está demasiado alejado de la realidad y que en todo momento representará una vida realmente vacía.
- Temor a no ser tan bueno como los demás:
Checa aquí ¿cómo vencer tus temores?
Nunca tomar la decisión de demostrar lo bueno que es por temor a no ser tan bueno como el otro y evitar el ridículo y la comparación.
Temor de llegar al Punto de no Regreso:
- La anécdota de Hernán Cortés cuando quemó las naves para que no existiera la posibilidad de regresarse.
- Eres el mejor o no regreses. Como dijo Cortés: “Afrontamos la responsabilidad de conquistar estas tierras o morimos”.
Conclusiones:
La conducta más normal y positiva que puede adoptar cualquier persona es la de aceptar los riesgos como tales y canalizar toda la energía que utiliza al demostrar temor.
Mira esto miedos absurdos que urge quitarnos
- En forma de productividad al correr el riesgo, es decir, vencer el temor y arriesgarnos a poder disfrutar de todas las bondades que la vida nos ofrece.
- Pagar el precio de nuestros sueños e ideales y si es necesario arriesgar todo lo que somos siempre y cuando lo que deseamos valga la pena; en pocas palabras:
“Todo hombre debe decir alguna vez en la vida,
si se lanza hacía el éxito arriesgándolo todo,
o si se contenta con observar
el paso de los triunfadores»