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1. Sabes que el perfeccionismo está afectando tu vida, pero estás convencido que es el precio que tienes que pagar para ser feliz.
2. Pospones constantemente
- Por el temor a fallar o porque ya anticipas la desaprobación de los otros.
3. Eres altamente crítico con otros.
- Recuerda que rechazamos en los otros lo que no podemos aceptar en nosotros mismos. Es un mecanismo de defensa.
- Eres muy crítico porque eres perfeccionista contigo mismo y en el fondo sabes que tienes muchos defectos.
4. Todo te lo tomas personal.
- Te tiras al drama y al berrinche por el menor comentario negativo o por no recibir el reconocimiento por tus acciones.
- Eres incluso paranoico sobre los comentarios que hacen otros.
5. Eres altamente defensivo ante las críticas.
- No toleras ni una broma.
- Tiendes a justificarte al grado de no quedar en paz si no convences a los otros.
- Buscas tener control defendiéndote de cualquier amenaza, aunque no sea real.
6. Eres de todo o nada
- En un momento eres el mejor y al siguiente eres una porquería, siempre basándote en el último resultado.
- Si en algún proyecto sientes que no tendrás éxito, tenderás a no hacerlo del todo.
- Algunos perfeccionistas suelen tener aversión al riesgo.
7. Te sientes constantemente insatisfecho
- Te sientes frustrado porque no has alcanzado la “zona” donde fluyes al máximo.
- Te enfocas más en lo que has logrado y no sueles reconocerte a largo plazo tus logros pasados.
Si presentas dos o más de estos rasgos en tu día a día, probablemente el perfeccionismo está empezando a controlar tu vida.
¿Qué hacer si estoy con uno?
- Reconoce que nunca podrás darle gusto; el problema no está principalmente en lo que haces y menos en quien tú eres.
- Aunque pudieras darle gusto, eso no te iba a durar, recuerda que para ellos “siempre puedes hacerlo mejor”
- Observa si tienes una gran necesidad de aprobación; quizá por eso te relacionaste con alguien así, para “probarte”.
- Recuerda que tu pareja, por mucho que le ames, no es tu responsabilidad.
- Tu no le causaste eso y tú no puedes “curarle”.
- No gastes tiempo tratando de hacerles ver lo mal que actúan, ellos creen que lo que hacen no sólo es normal, sino lo que se debe hacer.
- “Mira, en esta vida sólo hay dos maneras de hacer las cosas; bien o mal. ¿Tienes algo en contra de hacer las cosas bien?”
- Si te está costando mucho convivir con alguien así, se tú la persona que busque ayuda profesional para identificar por qué sigues ahí.
¿Qué hacer si yo lo soy?
- Trata de practicar la autenticidad. Fingir que eres perfecto para ser amado nunca te dejará ver quien realmente te ama.
- Quizá no sea verdad que todo mundo te esté observando y esperando a que falles para echártelo en cara.
- Si eres de los que piden perfección en otros, date cuenta que tu intención es ayudarlos a ser mejores, pero que lo que realmente produce tu intolerancia ante sus errores es tu propia ansiedad y el sentirte amenazado por la imperfección.
- Si aún así, sientes que el perfeccionismo ya se está haciendo cargo de tu vida, es hora de buscar ayuda. Muchas veces el mismo tratamiento para los obsesivo-compulsivos funciona para los perfeccionistas.