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¡Ya no te quiero! Neurobiología del truene

Qué pasa en nuestras cabezas cuando rompemos… ¿Por qué nuestras relaciones de chavos “dolieron más”? ¿Por qué sentimos, literal, que “nos rompieron el corazón”?

septiembre 9, 2018

Eduardo Calixto
Neurofisiólogo
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Factores que se conjugan cuando tronamos:

• Biológicos (neuroanatomía y neuroquímica)
• Psicológicos (aprendizajes previos y antecedentes autobiográficos)
• Sociales (cultura en la que nos desarrollamos)

Las rupturas a edades previas a los 25 años son generalmente más dolorosas, en consecuencia, las que más marcan en la vida los patrones conductuales futuros.

• Nuestro cerebro a esa edad libera la mayor cantidad de dopamina que lograremos en la vida
• La corteza prefrontal no se encuentra conectada totalmente
• Somos afines a la función hormonal en nuestro sistema límbico

El resultado: una constante negación de la lógica, búsquedas inmediatas de placer, un egoísmo social acompañado de decisiones poco pensadas.

A esa edad hacemos vínculos amorosos intensos, pensando que son para siempre.

• 70% de nuestras relaciones amorosas son transitorias.
• El enamoramiento tiene fecha de caducidad, en promedio dura 3 a 4 años

Errores comunes en la separación

Conductas que prolongan el dolor del desamor:

1. No aceptar la magnitud de la pérdida.
2. Idealizar el pasado
3. Desear, sin razonamiento, a volver a vivir la experiencia amorosa.
4. Se busca mantener los vínculos aunque de manera amistosa
5. Aparece el sentimiento de venganza.

Emociones y neuroquímica

Cuando nos dicen ¡ya no te quiero!: emerge una mezcla de emociones que provienen del los más recónditos lugares de nuestro sistema límbico, parte de nuestro cerebro irreflexivo, emotivo y poco congruente:

• Se siente desamparo, enojo, desolación, angustia, necesidad de justicia asociado a tristeza y una gran vulnerabilidad.
• En segundos, el cerebro organiza respuestas para procurar protegernos, muchas de ellas son inconscientes, son reflejos que procuran terminar el proceso de dolor.
• Se activan sistemas neuro-hormonales que activan al cuerpo para huir o luchar: se incrementa la liberación de cortisol, noradrenalina, vasopresina, adrenalina y linfocinas
• Disminuye las concentraciones de serotonina, opioides y oxitocina.

El resultado: un cambio neuroquímico que conlleva a pensamientos repetitivos, tristes y estresantes.

Tuene en hombres y mujeres: Por cada año de enamoramiento, las mujeres necesitan en promedio tres meses para recuperarse; los hombres, aproximadamente 28 días.

Oxitocina: la hormona del amor disminuye, y nos hace recordar las cosas buenas de la persona, aunque ya no este con nosotros.

Serotonina: Su disminución causa melancolía y cambios en los patrones de sueño, atención y memorias cortas.

• Los hombres tienen una mayor fuente de testosterona y vasopresina, por eso no lloran y salen más rápido del duelo.
• El cerebro del hombre puede hacer ciclos de dopamina inmediatos y salidas de escape social con mayor éxito.

¿Por qué sentimos, literal, que “nos rompieron el corazón”?

Este dolor en el pecho se inicia y se fortalece en el cerebro, en el Giro del Cíngulo, que procesa dolor corporal, emociones y proyección social.

• Esta área cerebral es la mayor liberadora de serotonina
• Este es el principal reforzador negativo de la experiencia y el que más memoria va a dejar.
• El aprendizaje viaja al hipocampo y se fortalece con la retroalimentación de los eventos que analiza la corteza prefrontal.

¿Por qué la pasamos tan mal?

• En 300 milisegundos el cerebro entiende el ¡no te quiero!
• 600 milisegundos después ambos hemisferios están trabajando: Iniciamos un evento consciente, la parte más inteligente de nuestro cerebro inicia negando la situación, eventualmente, genera frases de enojo y autoprotección.
• La corteza prefrontal trata de coordinar respuestas, actitudes o terminar una discusión.
• El problema se genera inmediatamente, en promedio entre 8 a 10 minutos, quien domina ahora la modulación de las conductas es el sistema límbico: los ganglios basales y la amígdala cerebral están organizando actitudes violentas, repetitivas y de actitud.

El enojo domina a partir de ese momento: se va perdiendo el control prefrontal.

• La presiona arterial y la frecuencia cardiaca aumentan
• la respiración se hace profunda
• se busca más oxigenación cerebral y muscular.
• Los niveles sanguíneos de glucosa aumentan, provocando estados de activación neuronal (por eso no podemos dormir y nos cambia el apetito)

Paradoja del cerebro: Busca auto-limitar la sanación caótica. Nos hace estar tristes y llorar para calmar y desensibilizar a largo plazo éste estado.

• Nuestro llanto genera cansancio: poco a poco lloramos menos por el evento y mejoramos anímicamente.

septiembre 9, 2018