Aura Medina De Wit
Psicoterapeuta, instructora de meditación
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Los contratos negativos son las formas en que cedemos algo importante de nosotros para lograr o conservar una relación o un lugar específico dentro de un núcleo familiar o social.
¿Cómo funcionan?
• Nuestras relaciones con los demás se basan en estos contratos donde de forma inconsciente pedimos o que hagan algo, que actúen de cierta manera para ayudarnos a cumplir con la idea de cómo debe de ser la vida.
• De la misma forma, cedemos en nuestros proyectos, en nuestros sueños, aspiraciones y aceptamos interpretar ciertos papeles en la esperanza que eso nos traerá el amor y la aceptación (algo aprendido de nuestros roles en la familia).
• Nuestra elección de pareja, en realidad no es tan libre como pensamos.
• Buscamos desde nuestras carencias emocionales, desde la gran cantidad de necesidades a completar de las que no somos conscientes.
• Lo que de forma inconsciente estamos buscando en las relaciones es llenar esos vacíos creados durante la infancia. En pocas palabras, lo que ahora deseamos, es conseguir lo que no obtuvimos en la infancia de parte de nuestros cuidadores significativos (padre-madre).
Confundimos con “el verdadero amor” y actuamos de formas muy similares a las de los niños cuando buscan ser vistos, atendidos, sentirse amados, apreciados, etc. etc.
Los contratos negativos son una especie de “códigos” que están situados en lo más profundo de nuestras mentes en forma de creencias y de todo tipo de inhibiciones que nos paralizan.
Ejemplos:
• Una mujer que deja de ver a sus amigos porque a su pareja no le parece correcto, o renuncia a alguna actividad que le da satisfacción porque se siente culpable de tomar ese tiempo para ella, cuando otros la necesitan.
• En una familia donde por la razón que sea, el padre está ausente, un hijo se toman la responsabilidad de trabajar y literalmente “cuidar a su madre”., tomando el rol del hijo esposo. Más tarde continuará cumpliendo con este este rol en su relación de pareja, siendo siempre “el o la fuerte”.
Continuando un patrón familiar, también establecemos contratos negativos con amigas y amigos. Por ejemplo, cuando el decir la verdad significa un riesgo para la amistad.
• Emulando la dinámica en nuestro núcleo familiar, sentimos miedo de expresar lo que sentimos o de establecer un límite en la relación, ya que tememos que esto ocasione una reacción de rechazo o alejamiento por parte de la otra persona.
• En estos contratos negativos, tomamos roles y comportamientos que protejan a toda costa el vínculo con la otra persona, aunque esto signifique traicionar tu propia verdad, dejar de ser tú.
Son contratos que internalizamos en total desigualdad de condiciones porque se “sellan” en la más tierna infancia: el niño intuye que el incumplimiento implica no ser querido, lo que significa la muerte. Nuestro cerebro más primitivo nos dicta la orden de obedecer cuando la amenaza es ser expulsado del clan.(oración leída en algún lado del internet)
CONTRATOS NEGATIVOS EN LAS RELACIONES DE PAREJA
• En las relaciones de pareja usualmente asumimos un rol pensando que este nos ayudará a obtener el amor, de la misma manera que lo hicimos de niños en casa con nuestros padres.
• De acuerdo al modelo de Learning Love Institute, podemos decir que una de las formas más comunes de actuar nuestros contratos negativos son los vínculos padre-hijo que formamos con la pareja. Esto es, uno juega el rol de padre o madre mientras el otro u otra, toman el rol de hijo-hija. A veces los alternamos jugándolos de diversas maneras en diferentes etapas de la relación.
• En palabras de Krishananda Trobe: “Cuando esta dinámica no es reconocida, inevitablemente destruirá la relación porque no es compatible con el crecimiento, la libertad o el amor”.
• Al final todos pasamos la factura por esta actuación. Siempre culpando al otro, en vez de reconocer nuestra propia responsabilidad en este juego. Surgen los resentimientos, los enojos, reclamos, conflictos y el alejamiento de ambos, ya sea físico o emocional.
• Dentro de este modelo, veamos los cuatro tipos de roles dentro de estos contratos negativos: en dos fungimos como niños y en dos como padres.
ROL DE NIÑOS
Estos dos roles son “niño obediente” y “niño rebelde”.
La parte del niño obediente, busca un padre o madre en quien pueda confiar, alguien que lo apoye y le de ese amor y apoyo que quizá cuando niño, obtenía de sus padres en pequeñas dosis cuando se “portaba bien”.
Esa forma de actuar de los padres reales, causa tal carencia en el niño, niña que una vez de adulto, hará exactamente lo que hacía de niño: “portarse bien” para ser recompensado. Desde esta carencia, idealizamos a la pareja-padre, le ponemos cualidades que hubiéramos querido que nuestros padres tuvieran y actuamos de forma que nos asegure ese amor que tanto necesitamos-. Desgraciadamente, desde nuestras carencias, somos totalmente incapaces de ver las cosas como realmente son y nos enganchamos en situaciones similares, recibiendo solo pedacitos de ese pastel que tanto queremos.
El niño rebelde, extremo opuesto de nuestro niño obediente.
• Son reactivos, reaccionan como una protección ante la idea que el mundo es un lugar hostil y solo peleando y protegiéndose logran sobrevivir.
• Es la parte de cada uno en nosotros que está buscando proteger su libertad, su derecho de ser, pero lo hacen desde una parte muy infantil, no realizada sino aterrada.
• Son esos niños que continuamente están “probando” a sus padres, actuado de formas rebeldes, tratando de ganar territorio. Y es la misma forma en que actuamos con la pareja-padre. Una lucha de poder continua:“tú no vas a controlarme”, “yo haré lo que quiera”
El los roles de padres o madres alternamos entre los “padres buenos” y “padres malos”. Normalmente tomamos el rol que nuestros padres o madres actuaron con nosotros.
Esa parte del “buen padre” dentro de nosotros
• Intenta cuidar al otro u la otra, entenderl@, amarl@,protegerl@
• Son sumamente generosos en todo
• Dan consejos de cómo arreglar sus problemas, qué hacer con sus finanzas, como organizar, como vivir, en pocas palabras, controlar a la pareja
Muy posiblemente de la misma forma que nuestros padres hicieron con nosotros, esa parte controladora, da mucho, siempre y cuando sea obedecida y se sienta apreciada y escuchada. Este rol atrae a personas que mencionamos anteriormente y que son como niños buscando quien se haga cargo de ellos.
Pero cuando esta “pareja niño” pasa de obediente a reactivo y se rebela, la “pareja-padre” se enoja y se va al polo opuesto, tomando el rol del “padre malo”. El que rechaza, castiga y cambia sus formas amables y amorosas por otras que le demuestren a ese niño que no puede “salirse del redil” bajo pena de ser castigado con el rechazo y la ira de su pareja.
Una forma es empezar a darnos cuenta de los roles que jugamos y entender como esto nos quita energía y vitalidad. Traer al consciente esas situaciones que nos hacen sentir:
• Controlados
• Castigados
• No nutridos
• Hartos de ser los fuertes y tener que cuidar al otro
Aspectos a recordar en el trabajo de liberar estos contratos negativos:
Muchos de estos contratos se elaboran sobre condicionamientos o creencias de nuestro árbol genealógico. (Ideas transmitidas desde generaciones atrás que no somos capaces de cuestionar):
Ejemplos:
• Tienes que estudiar leyes como todos los hombres de la familia.
• En esta familia, solo hay una religión.
• Eres igual de torpe como tu madre.
• ¿Cómo te atreves a pretender ser mejor que tu padre o madre?
Albert Ellis, psicoterapeuta cognitivo estadounidense que a partir de 1955 desarrolló la terapia racional emotiva conductual o TREC, nos habla como la familia crea un esquema de creencias tóxicas que nosotros adoptamos en una idea errónea de lo que es la lealtad familiar. Y utiliza para explicarla, cuatro ejes fundamentales:
• Si no obtienes lo que necesitas, mueres: (Si no logro tener una pareja, mejor me muero) En esta creencia, lo tóxico es confundir la necesidad con el deseo:
• Si no tienes alimento, si mueres, pero por mucho que desees tener una pareja, si no la logras, NO MUERES.
• Esto es horrible, lo peor que pudo haberme pasado. (No conseguí entradas para ese concierto al que tanto quiero ir). Aprendemos a juzgar en exceso. Finalmente nada es tan categóricamente bueno o malo. NO sabemos cómo vivir con las frustraciones naturales de la vida y todo lo vivimos en exageración, fuera de su verdadera perspectiva.
• No soporto esto. (No soporto estar solo, sola). Una creencia que nos impide ver la realidad entre situaciones difíciles y estas que realmente son insoportables. Y por lo mismo sentimos agonizar cada vez que lo recordamos. En la familia, estar sola, sin pareja es equivalente a no valer, mejor entonces morir.
• Si sucede algo malo es que hay un culpable y tiene que ser condenado. (me tocan jefes terribles por eso nunca puedo conservar un trabajo, todos la toman en contra mía). La familia nos enseña a juzgar y buscar culpables para hacerlos responsables de lo que sucede o también a culparnos a nosotros mismo. El gran problema aquí es que mientras sigamos culpando, no asumimos responsabilidad.
Los contratos emocionales nos atan con fuerza al pasado y fomentan las relaciones basadas en la dependencia emocional. Disolver estos contratos es abrir al fin la puerta a la libertad y al derecho de elección de la vida que realmente anhelamos.
Para aprender realmente y terminar con estos contratos negativos que nos lastiman y merman nuestra energía vital, necesitamos entnder que cada relación es una oportunidad de aprender las lecciones de vida que nos tocan. Aprender a salirnos de estos estados infantiles y dar el paso hacia relaciones adultas y sanas.
¿Qué nos ayuda?
• Aprender a poner límites cuando nuestras fronteras son invadidas}
• Trabajar en ir dentro de nosotros, darnos cuenta cuando nuestras expectativas no son alcanzadas y reconocer la parte infantil detrás de estas expectativas.
Y darnos cuenta que tenemos dos opciones:
• Terminar ese contrato emocional que te lastima (Esto es ser 100% responsable)
• Continuar siendo parte del contrato y pasar tu vida quejándote de lo que no te dan, lo que no tienes, lo que la vida te quita. (Esto significa culpar a las demás partes del contrato)
“No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que en realidad somos”. Desde la infancia nos imponen destinos ajenos. Es conveniente recordar que no estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, sino los propios…
-Alejandro Jodorowsky