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El alcohol y el cerebro de los adolescentes

art1En México las bebidas alcohólicas son de consumo habitual para 6.7% de estudiantes en primaria y 24% en secundaria. De este universo, al menos 6.9% se encuentran en un nivel de consumo excesivo.

septiembre 9, 2013

art1En México las bebidas alcohólicas son de consumo habitual para 6.7% de estudiantes en primaria y 24% en secundaria. De este universo, al menos 6.9% se encuentran en un nivel de consumo excesivo.

Silvia Cruz Martín del Campo
Especialista en el estudio de los mecanismos de acción de las sustancias que producen abuso y adicción
slcruz@cinvestav.mx

 

– En EU cerca del 10% de los chavos en 2do de secundaria, 18% de los que van en 1º de prepa y 24% de los universitarios consumen 4 o 5 tragos, al menos, 1 vez cada 15 días.
 
¿Qué es la adolescencia?
La adolescencia no es sinónimo de pubertad, sino un proceso que se acompaña de cambios hormonales que llevan a la maduración sexual y de cambios a nivel cerebral muy importantes que no empezaron a estudiarse sino hasta finales de la década de los 90. 
Los nuevos conocimientos han cambiado nuestra perspectiva de los retos y oportunidades de esta etapa, así como de la vulnerabilidad a los efectos a largo plazo de las drogas de abuso cuando su consumo se inicia en la adolescencia.
 
¿Qué cambios ocurren a nivel del cerebro durante la adolescencia?
Hay cambios estructurales y funcionales. 
Los estructurales son el resultado de cuando menos tres procesos: proliferación de conexiones entre neuronas, poda neuronal y mielinización (los explicaré). 
Estos cambios son parte de la maduración normal del cerebro y ayudan a establecer redes de comunicación dirigidas y eficientes para los procesos mentales propios de los adultos.
Entre ellos,  la toma de decisiones con base en el análisis de las consecuencias de las propias acciones, la planeación de estrategias de vida y el establecimiento de metas a largo plazo.
 
¿Por qué la adolescencia es un periodo de mayor vulnerabilidad para consumir drogas en general y alcohol en particular?
La curiosidad y la toma de riesgos propios de la adolescencia favorecen que los jóvenes quieran experimentar situaciones nuevas, pero al hacerlo, es más probable que desarrollen patrones de consumo de riesgo que interfieran con los procesos de maduración del cerebro. 
De hecho, se sabe que la proporción de personas que desarrolla dependencia a una droga es mayor cuando el consumo se inicia antes de los 18 años. 
El caso del alcohol es particular porque es una sustancia fácilmente disponible, hay un mercado muy interesado en captar a la población adolescente y los jóvenes se encuentran con frecuencia en situaciones que propician su consumo de acuerdo a patrones especialmente dañinos (altas cantidades por ocasión).
 
¿Qué patrón de consumo es el más peligroso?
El que abunda en nuestro país y en otros de América Latina. Muchas copas por ocasión; las parrandas o atracones (lo que en inglés se llama "binge") 
El hígado sano no es capaz de metabolizar más de una copa por hora.
 
¿Cómo interfiere el alcohol con el desarrollo del cerebro?
Interfiere con los procesos de maduración de varias zonas pero destacan las relacionadas con la toma de decisiones, impulsividad y memoria. 
Los cambios son tanto estructurales como funcionales. 
Conviene mencionar que las mujeres adolescentes son más susceptibles a los efectos agudos y crónicos del alcohol.
 
De acuerdo con un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en San Diego, el consumo de alcohol en adolescentes reduce significativamente la salud del tejido cerebral, efecto negativo que sorpresivamente no se presente en quienes consumen marihuana.
La investigación involucró a 92 jóvenes de entre 16 y 20 años en un periodo de 18 meses, divididos en dos grupos dependiendo de la sustancia que acostumbraban consumir ya desde antes del estudio: alcohol o marihuana, la cual continuaron utilizando el tiempo que duró la investigación.
De acuerdo con Susan Tapert, neurocientífico de la Universidad de San Diego, el escaneo del cerebro de los jóvenes reveló que aquellos que bebían 5 o más tragos al menos 2 veces por semana mostraron una salud disminuida de su tejido cerebral, sobre todo en lo que respecta a la memoria, la atención y la toma de decisiones.
Curiosamente, este fenómeno no se repitió en los consumidores habituales de marihuana (consumo de 9 o más veces por semana), en quienes el tejido cerebral no presentaba daño de ningún tipo, si bien los investigadores no examinaron el rendimientos de los adolescentes.
Joanna Jacobus, otra de las autoras del estudio, el daño se debe sobre todo a que la llamada “materia blanca” del tejido cerebral, que toma parte en la capacidad de decisión, se desarrolla en la adolescencia, cuando una persona se encuentra en sus 20.
“Esto se convierte en un ciclo. Si los adolescentes disminuyen su tejido cerebral y la habilidad cognitiva de inhibirse a sí mismo, es más probable que se involucren en comportamientos de riesgo como el uso excesivo de sustancias”, agregó Jacobus.
El alcohol puede alterar las conexiones cerebrales de la hormona de producción de estrés y afectar la capacidad para controlarse bajo presión.
 
Un estudio realizado por Staci Ann Gruber, de la Facultad de Medicina de Harvard, descubrió que la gente que comenzó a consumir marihuana antes de los 16 años de edad, y quienes la consumían con mayor frecuencia, tuvieron el peor desempeño en una prueba de flexibilidad cognitiva. 
La flexibilidad cognitiva implica ser capaz de cambiar tu respuesta a algo con base en el contexto de la situación.
Las resonancias magnéticas funcionales de los cerebros de fumadores de cannabis muestran que las zonas inhibidoras frontales y pre-frontales están afectadas, dijo Jensen.
Otras investigaciones en torno a las adicciones se han concentrado en la idea de que la adicción es una forma de aprendizaje. 
Desde esa perspectiva, tiene sentido que los adolescentes también sean más susceptibles a las adicciones, como muestra una nueva investigación realizada con animales.
 
Un estudio presentado por Michela Marinelli, en la Universidad Rosalind Franklin de Medicina y Ciencia, descubrió que las ratas adolescentes se esfuerzan más por conseguir cocaína y consumen mayor cantidad que las ratas adultas.
“El cerebro adolescente aprende con mucha facilidad; infortunadamente puede volverse adicto mucho más rápido, con mayor severidad y durante mayor tiempo”, dijo Jensen.
El alcohol también puede dañar al cerebro adolescente con mayor severidad que al cerebro adulto, dijo Jensen. 
Al igual que con las drogas, en el cerebro adolescente existen más receptores a los que se puede unir el alcohol, ocasionando más problemas para el cerebro en desarrollo.
 
Investigadores dirigidos por Toni Pak, en la Universidad Loyola, descubrieron que el alcohol puede alterar las conexiones cerebrales relacionadas a la hormona de producción de estrés, afectando la capacidad de la gente para controlarse bajo presión. 
Esto puede ocasionar ansiedad y depresión en otros mementos de la vida.
Hay que tomar en cuenta que estos hallazgos fueron basados en ratas que bebían de forma poco mesurada, por lo que su relación con los humanos no es completamente certera.
De cualquier forma “los padres tienen que dejar de pensar que sus hijos van a estar bien”, dice Jensen.
“Es importante que esta información llegue a los adolescentes, y que conozcan el vulnerable e influenciable estado de su cerebro”.
 
¿Qué cambios pueden producirse a largo plazo por el consumo excesivo de alcohol en la adolescencia?
Mayor susceptibilidad a consumir alcohol de forma excesiva en la etapa adulta y mayor índice de dependencia. 
Se ha determinado que aproximadamente 1 de cada 10 personas que abusan del alcohol desarrollarán dependencia pero si el consumo inició en la adolescencia esta cifra se eleva a 4 de cada diez. 
Un efecto indeseable de particular relevancia es el deterioro en la memoria y en los procesos de aprendizaje. 
Las consecuencias pueden ser variadas, desde problemas de rendimiento hasta fracaso escolar.
 

 

 

septiembre 9, 2013