Mario Guerra
Tanatólog
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¿Qué buscamos en una pareja?
- En lo físico, cosas que nos atraigan.
- En el comportamiento, cosas que nos parezcan adecuadas; similares a lo que nos gusta.
- Que nuestras necesidades de empatía, comprensión, validación, apoyo y amor serán cumplidas por la otra persona.
- Alguien que se comprometa, no sólo con la relación, sino con nuestra manera de ver las cosas.
¿Qué encontramos en realidad?
- Muchas diferencias. A menos que nos hayamos clonado a nosotros mismos, la persona con la que establecemos una relación es, distinta a nosotros y a nuestras expectativas.
- Si bien puede tener mucho de lo que nos gusta, también tenderá a tener muchas otras cosas que no.
- Encontramos a una persona que aportará a la relación no sólo lo que es, sino su visión del mundo, hábitos, costumbres, creencias y valores, opiniones, filosofía de vida, gustos, etc.
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Si la persona ya era así, por qué nos quejamos después?
- Porque al inicio de la relación: Tendemos a mostrar sólo la “mejor parte” de nosotros.
- Solemos distorsionar virtudes y defectos de una pareja. Ocultamos, minimizamos o ignoramos diferencias.
- No hay convivencia continuada y esas diferencias son más manejables cuando llega el momento de que cada quien se va para su casa. No se tiene que lidiar tanto.
- Creemos que el otro se adaptará a nuestra forma de ser, por ser la “más sensata” y acabará por modificar.
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¿Cuál es el gran reto en la relación de pareja? -
- En una relación comprometida, el reto central es aprender cómo apreciar, respetar e inclusive adoptar como propia la realidad del otro como algo legítimo, válido y sincero, tal como lo hacemos con nuestra propia realidad o forma de ver el mundo. Es evitar los juicios o las descalificaciones cuando tu pareja exprese una opinión, punto de vista o preferencia que sea radicalmente opuesta de la tuya.
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¿Cuál es la peor manera de abordarlo? Pretender forzar a nuestra pareja no sólo a comprender, sino a adoptar nuestra manera de ver el mundo, abandonando la suya propia, aceptando que siempre estuvo equivocada y que nosotros tenemos la razón. Se vuelve un juego de ganar (para el que tenga la razón), perder (para aquel que no la tenga, que lo que menos quedará es resentido y buscará la revancha en cualquier momento). Esto se agrava si tu pareja adopta exactamente esta misma postura hacia tu manera de ver el mundo.
¿Qué consecuencias tiene no superar este reto?
Esto no sólo es garantía de frustración, sino de un gran distanciamiento dentro de la relación.Toda la unicidad que se estableció durante el cortejo se destruye por la lucha de posiciones, la cual es absolutamente incompatible con el romance y la intimidad en la relación.