Mario Guerra
Terapeuta
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Sin embargo, poner demasiadas expectativas, o hacerlo de forma fantasiosa, conlleva un gran riesgo de desilusión y desencanto, además de otorgar mucho peso y responsabilidad por nuestro bienestar a algo, o alguien, que no esta listo o dispuesto a asumir esa carga.
Evaluamos de manera consciente e inconsciente
- El poner expectativas en la pareja o la relación no sólo involucra la evaluación de la satisfacción obtenida a través de ellos, sino que además, al menos de manera inconsciente, también implica la evaluación de su calidad, su valor para nosotros y si están a nuestra altura o la del compromiso.
Una investigación
- Este mismo año salió publicado, en el Journal of Family Psychology, un estudio realizado por el Dr. Sivan George-Levi y colaboradores, en donde buscó medir la relación existente entre las expectativas depositadas y la satisfacción obtenida por adultos de alrededor de 50 años (que tenían en promedio 30 años en una relación) hacia su pareja y la propia relación.
¿Qué encontró la ciencia?
- Personas con expectativas muy altas.
- Aquellos que esperaban demasiado acerca de lo que su pareja o relación debería darles, se mostraban constantemente insatisfechos con la vida de pareja y calificaban como “decepcionantes” tanto a la relación como a su pareja, sin cuestionarse si sus expectativas estaban distorsionadas.
Personas con expectativas muy bajas
- Estas personas encontraban a su relación, o a la propia pareja, igualmente decepcionantes, pues al no esperar mucho dejaban de prestar atención a las cosas que efectivamente aportan a la vida personal.
Personas sin expectativa alguna
- Estas personas no se sienten insatisfechas o decepcionadas por sí mismas, pues nada esperan. Ellas acaban por provocar infelicidad e insatisfacción en su parejas, pues al no haber expectativas llevan una relación “zombie” (que parece viva, pero que en realidad está muerta). La pareja de una persona “cero expectativas” siente que nada de lo que hace importa, pues es incapaz de medir la calidad de su relación en las reacciones de su pareja, ya que no las tiene.
Personas que se sienten sin el derecho a tener expectativas
- Estas personas tienen necesidades y expectativas, pero no se sienten con el derecho de expresarlas, pues no confían en que su pareja pueda validarlas o incluso que pueda despreciar sus necesidades.
- Son personas con baja autoestima que acaban por diluírse en la relación y ajustar sus necesidades a las de su pareja, convirtiéndose así en personas anuladas con las que nadie sano quiere estar.
¡Qué lío! ¿Entonces tener o no expectativas es igualmente malo?
- No es así; tenerlas es sano, siempre que estas se ajusten a una realidad en donde NO VEAS AL OTRO COMO:
- Una fuente inherente de felicidad.
- Alguien que va a sanar mis carencias emocionales y mis heridas de la infancia.
- El reemplazo de una madre o padre sobreprotectores.
- Alguien obligado a cuidarme y quererme contra viento y marea.
- Alguien que está obligado a corresponder a todas las cosas que hago por él y al inmenso amor que le profeso.
Con una expectativa sana y balanceada entiendes que:
- Tu pareja es una persona como tú y que también tiene sus propias expectativas y necesidades.
- Que una relación no está exenta de problemas, pero que se necesita la voluntad y deseo de los dos para solucionarlas.
- Que ambos son adultos independientes, autosuficientes y que lo que quieren es encontrar es la manera de estar bien con el otro, NO a través del otro.
- Los roles en la relación de pareja son dinámicos y que son capaces de cuidarse de manera recíproca cuando se hace necesario por el cariño que se tienen, no porque haya una obligación o derecho de dar o recibir esos cuidados.
Para saber más:
George-Levi, S., Vilchinsky, N., Tolmacz, R., & Liberman, G. (2014). Testing the concept of relational entitlement in the dyadic context: Further validation and associations with relationship satisfaction. Journal of Family Psychology, 28(2), 193-203.
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