Lucy Romero
Terapeuta de pareja y familiar
Consulta a nuestro especialista
Para muchos hombres, seducir a una mujer significa solo una cosa: tenerla a su merced. Conquistar es una carrera, la chica es el trofeo, y ganada la competencia se disfruta del festejo pero, pasado un tiempo, todo seductor busca el siguiente trofeo.
Algunos tipos de seductor
- El dominante. Es un organizador nato y tu ligue/romance de fiesta ideal si quieres vivir múltiples experiencias y sensaciones. Te llevará a todas partes, especialmente si es del tipo «hombre de negocios», pero si es un individuo demasiado prepotente que continuamente te juzga, no te compensará.
- El profesional. Ha leído un manual (o dos o tres) de seducción científica y ves como achina los ojos intentando calcular su próximo paso o recordar qué dice el libro en tal supuesto.Te halaga con piropos envenenados, intenta aproximarse a ti con diversas técnicas aprendidas y se le ve el plumero a le legua. ¡Una pesadez a la que no se puede sacar de su guión!
- El internauta. Lo has conocido por Internet y parece un tipo sensible, cabal, divertido, buen conversador… Es su alter ego virtual; en persona es un aburrimiento o un hombre que no sabe relacionarse. En el mejor de los casos, su cita perfecta consiste en sentarse frente al PC a navegar.
- El amigo del mundo. Tiene conocidos por todas partes y casi le ponen alfombra roja para que entre en los locales de moda. Con él disfrutarás copas gratis, atenciones y diversión. Eres un ave de paso en su camino, pero mientras dure te divertirás locamente y conocerás a mucha gente.
- El casado desatado. Ha salido de fiesta después de días, meses o puede que años de «prisión» y quiere pasarlo bien. Si te gusta, disfrutarás un rollo sin futuro pero seguramente muy divertido.
- El amante. Apasionado, romántico, buen conversador, detallista… Es el hombre ideal pero para una noche. Es el galán al que antes se conocía como «latin lover».
Escucha el podcast Casanovas: Los hombres seductores
Antiseductores
Los anti seductores pueden adoptar muchas formas y clases, pero casi todos comparten un atributo, el origen de su fuerza repelente: la inseguridad.
- El poquita cosa. Su técnica es dar pena. Con simpatía y buen humor, se queja de que no tiene éxito entre las mujeres o de que siempre la abandonan. Se subestima a sí mismo en cada comentario… La redentora que llevamos dentro se muere por abrazarle y cuidarle. ¿Por qué no?
- El creído. Te hace un favor con mirarte. Él lo siente así, no hay posibilidad de discusión y aunque quiere seducirte piensa que es algo que toda mujer le debe. Cualquier minuto a su lado será una tortura.
- El fiestero desatado. Es una variedad que abunda en las fiestas señaladas en las que sale todo el mundo (Fin de Año, verbena de San Juan…). Quiere pasárselo bien a toda costa, no sale mucho y querrá devorar la noche. Ten cuidado, puede acabar vomitándote encima por su exceso de alcohol.
- El muscle man. Está tan obsesionado con su cuerpo y su propia perfección que tus curvas naturales le parecerán subyugantes. Si quieres arroparte en un cuerpo perfecto, ésta es tu opción.